Han pasado diez años desde tu última exposición en Alicante. Afianzado, como estás, en el mercado belga, holandés y alemán, ¿sentías realmente la necesidad de exponer aquí, donde apenas existe el coleccionismo ni privado ni institucional?

El motivo de volver a exponer mi trabajo en Alicante fue la invitación por parte de Parking Gallery. Una galería nueva, con una filosofía nueva, muy fresca y pasional, con un espacio rehabilitado que me ofrece la posibilidad privilegiada de enseñar mis nuevos trabajos de la manera que yo quiero. Un proyecto que dinamizará la vida cultural de Alicante. Sus directores han puesto especial atención en las necesidades del artista. Es un lugar donde te encuentras muy cómodo para trabajar.

¿En 2002, en tu exposición en el MUA, ya te encontrabas en un proceso de cambios? Entonces ansiabas expandir la pintura y realizaste una instalación con una base pictórica importante. Aquello te llevó a realizar escultura. Ahora vídeo. ¿Te constreñía la pintura o es el fruto de tu curiosidad innata?

Considero siempre mi trabajo como un proceso. Aquella exposición fue un kilómetro cero hacia la escultura y otras técnicas que en este momento son una herramienta necesaria para organizar y expresar todas mis ideas. El metacrilato me ofrecía una excusa, más que para pintar, para envolver el espacio de diferentes colores, modulándolo con transparencias y un contraste de hierro, un laberinto por el cual el espectador pudiera transitar. Fue mi primer trabajo de interacción. La materia es sólo un punto de salida, no podemos convertir la técnica en un todo, sino en un elemento para transmitir emociones, un lugar donde proteger instantes de recuerdos. La pintura, la fotografía o el v´Ideo son elementos igual de válidos, sin rango, son lugares donde, en un momento dado, te puedes encontrar más cómodo o no. Sirven para estructurar con más o menos éxito aquello que quieres decir.

¿Cómo se ve el panorama artístico alicantino desde la emigración? ¿Sigue siendo necesario salir de esta nuestra provincia para poder vivir profesional y dignamente de la práctica artística contemporánea?

Como has dicho, mantengo una actividad centrada en países europeos, pero yo sigo viviendo en España. Las distancias son cada vez más cortas y al ámbito europeo no debemos considerarlo como una emigración, que siempre lleva intrínseco un elemento de drama, sino más bien un lugar cercano donde poder seguir desarrollando el trabajo. No es bueno circunscribirse a lo local. Es necesario, dentro de las posibilidades de cada uno, pensar en Europa, no como lugar lejano, sino como un lugar donde poder seguir mostrando tu trabajo. Esta actividad la desarrollo con Klaus Kramer, mi amigo y marchante desde hace más de 20 años, en proyectos como A-Factorij en Amsterdam.

¿Qué diferencias fundamentales encontraremos entre aquel Damià Díaz, pintor y escenógrafo, y el actual Estudio Damià, artista plástico multimedia?

Creo que estar vivo es un proceso creativo, que sirve para aprender, para equivocarnos y levantarnos. No creo en un proceso de focalización técnica, creo más en una continua evolución de diferentes obsesiones. Planteo mi proyecto artístico como una secuencia-tiempo donde el proceso me interesa mucho y aprendo cogiendo por el camino nuevas vías técnicas con las que seguir trabajando mis obsesiones. Estudio Damiá es una plataforma desde donde poder colaborar con otros profesionales para llevar a cabo ideas que me interesan, una manera de unir diferentes disciplinas y tecnologías para organizar y crear nuevos proyectos.

Veremos tus últimos trabajos, más conceptuales. ¿Qué nos cuentan?

El espacio entre las palabras es un proyecto que surge de mi obsesión por el silencio, la búsqueda de un lugar donde apartarse del permanente ruido que existe en la sociedad actual. Ruido de contenidos, de opiniones y desopiniones, abarrotado de una confusión a la que podemos vernos arrastrados todos con suma facilidad. Es la desorientación del individuo contemporáneo. A veces somos presos de ideas ajenas, de teatralizaciones y magnificaciones de lo superficial. Cuando observas cómo de aleatorios son los criterios que conceden notoriedad a determinados trabajos o situaciones aprendes a estar al margen de los acontecimientos inmediatos, aprendes que lo importante realmente reside en nuevas ejecuciones de tu trabajo. La exposición forma parte de un proyecto que se desarrolla entre Alicante y Bruselas, entre Parking Gallery y la Casa de Erasmo de Rotterdam. En Bruselas son tres instalaciones que hablan del desarraigo o el naufragio del individuo, de sus ideas cuando los sentidos son aislados de la conciencia.

En Alicante la obra Decadencia, que parece un grupo de piezas de ajedrez caídas o una construcción en ruinas, es el punto de unión entre las dos exposiciones. Con Transversal, una escultura que parece partida o cortada, sigo hablando de la necesidad de parar, de buscar entre el espacio entre las palabras lo que uno considera importante.

Quizás no es un buen momento a muchos niveles, el económico y cultural sobre todo, pero ¿tan mal ves al individuo, a la sociedad? ¿Te preocupa?

En el vídeo de la peonza que anuncia la exposición de Alicante, la idea que quería desarrollar era la del fotograma de un caos programado. Es el producto de un proceso, donde la codicia puede pervertir la vida y obsesionarnos con metas vacías. Una tempestad se experimenta o se observa, de ella hay que salir con nuevos acontecimientos mentales. Sin embargo, no soy un pesimista, simplemente reflejo con mi trabajo ciertas sensaciones o perspectivas que son un riesgo sino intentamos corregirlas o modificarlas. Somos la expresión de la vulnerabilidad en el tiempo, pero siempre podemos mejorar situaciones que aparentemente parecen rotundamente insalvables.

Tu proyecto ideal, el que te gustaría realizar y no has hecho aún. ¿Qué te ha impedido hacerlo?

La comprensión reside en nuevas ejecuciones. Constantemente me emociono con diferentes proyectos o pequeñas ideas que aparecen y que permiten la continuidad de un pensamiento. Visualizo construcciones imposibles, ciudades imaginarias o emplazamientos ideales en los que instalar locuras o insensatos proyectos que me apasionan. Todo es posible o imposible. Las circunstancias actuales hacen que sea complicado llevar a cabo nuevos proyectos, aunque siempre ha sido así. Es duro, tan duro como cualquier otra actividad profesional. No hay que esperar, sólo intentar hacerlos, cualquier escala es buena.