Con la reciente muerte del artista catalán, Grau Garriga, el pasado 29 de agosto, Alicante pierde a un protagonista de su propia historia cultural. Entre los años 1985-1987, algunos artistas e intelectuales de Alicante promovieron varias experiencias multidisciplinares en colaboraron con este artista. Proyectos artísticos que hoy podríamos ubicar dentro de lo que ambiciona todo gestor cultural, que es unir a diferentes sectores sociales en una intervención participativa, con la ciudad como protagonista, alrededor de una dinámica de proyección y construcción de la obra de arte, con repercusión fuera de los límites de la provincia. Para ello se dieron determinados factores. Aurelia Masanet, artista formada en la Escola Massana de Barcelona, donde el estudio de las artes visuales se une al del diseño, con un innovador concepto de la artesanía, introduce la técnica del tapiz en Alicante, a principios de los ochenta, donde se encuentra con una sociedad que piensa que el textil se emplea únicamente en sillones y cortinas. Para mostrar esta nueva concepción artística, crea una pequeña escuela en el centro cultural de la calle San Fernando. Allí coinciden otros artistas con simples aficionados, amas de casa, e intelectuales de la talla de Enrique Llobregat, gran conocedor de la historia del tapiz, que había aprendido a bordar y escribir con los hilos. La profesionalidad de la artista se une a la visión del arqueólogo y a la concepción contemporánea de que cualquier persona podía ser artista, y podía establecer un dialogo con su entorno. Otra pieza clave es Segundo García, director del Centro de Estudios Eusebio Sempere, hoy, departamento de artes plásticas del Gil Albert, Diputación Provincial. La historia comienza con una reunión de los artistas con Segundo para intentar dar a conocer el trabajo que estaba experimentando con el tapiz. Segundo García vio inmediatamente en esta propuesta muchos de los principios que él quería fomentar a través de su gestión cultural. La participación abierta, sin condicionantes académicos que impidieran el libre acceso a los conocimientos artísticos y a la materialización de la propia expresión. La divulgación del arte y de la cultura a todos los ámbitos sociales. Romper con cierta hegemonía del arte sólo hecho por hombres y dar entrada a una manera de hacer diferente. En esos momentos las mujeres artistas empiezan a tener una mayor presencia y lo hacen reivindicando técnicas como el bordado, el tapiz, la costura, reflexionando sobre el ámbito tradicional de la mujer y sus medios de expresión. Eran tiempos pioneros, en los que no se tenía mucha experiencia en la gestión de eventos de carácter tan innovador, pero se tenía claro lo que se quería. Se acordó contactar con una figura de reconocimiento internacional como Grau Garriga. Quien desde el primer momento se involucró con su trabajo y sus conocimientos.

Como director de l´Escola Catalana de Tapis, en los años sesenta, introdujo la experimentación que se estaba desarrollando en Francia. Influido por el surrealismo, entiende la ampliación del concepto de campo y objeto artístico. La obra de arte no se ciñe al lienzo, en ella podían intervenir el objeto cotidiano, la acción en un tiempo, se podía dialogar con todo ámbito que hombre o naturaleza crean, y con todo factor humano tanto en su construcción como en su significado, ya sea activamente o como simple espectador. Se pasa del espacio privado al público. Juega con conceptos como enviroment, happening, arte efímero, arte y ecología, multidisciplinar.

En 1985, en la sala de la Generalitat, lo que hoy es el Teatro Arniches, tiene lugar la primera Trobada de l´Expresió Textil de la Comunidad Valenciana, en la que participaron artistas de toda la Comunidad, y fue visitada por expertos del sector textil de Francia y Cataluña. Además, se organizó un ciclo de conferencias, a las que se invita a la directora del Museo de la Villa de París, al crítico Aguilera Cerni, y al arqueólogo Enrique Llobregat. Grau Garriga realiza una gran exposición en la sala de la CAM, e imparte una serie de talleres en el Centro de Estudios Eusebio Sempere, de donde surge la creación de los dos proyectos de intervención artística en los espacios más emblemáticos de la ciudad, el Castillo Santa Bárbara y la concatedral de San Nicolas, en los que trabajarán, además de los artistas, los estudiantes de la Escuela de Arte y Diseño de Alicante, técnicos de Diputación, arquitectos,É. Para intervenir en el perfil del moro se realizaron contactos con la industria textil de Alcoi, se compraron cientos de metros de tela, otros tantos fueron regalados por la propia industria. Eran momentos de ensayo y error, como es obligado en la experimentación artística, y la dimensión de esta primera intervención, con los efectos del viento de levante, no logró el impacto que se proponía. Pero la realización del proyecto se justificó sobradamente como experiencia enriquecedora que introdujo una nueva concepción artística y de trabajo en equipo. Y el segundo proyecto fue un éxito absoluto. La instalación de enormes lienzos en el interior de San Nicolás revistió este espacio histórico, y lo dotó de una nueva imagen más lúdica. Por una temporada las misas y celebraciones se actualizaron, acordes con las inquietudes de la sociedad contemporánea.

La cultura en Alicante se vio fortalecida, con la activa colaboración entre artistas y gestores culturales, la consolidación de diferentes grupos y concepciones artísticas, desde la instalación al trabajo en electografía, propuesto por el grupo Copy Art, que realizó los folletos informativos de estos eventos, como obras originales, únicas.

Pero ni la Trobada ni las intervenciones en la ciudad volvieron a repetirse en años sucesivos. Cambios políticos cesaron a Segundo. Alicante, una vez más, no llega a consolidar sus propias iniciativas. La tradición de una programación cultural dependiente del vaivén político es sólo asimilable por los políticos no por los artistas.