Ensayo

La medicina es una ciencia que goza tanto de buena cuanto de mala prensa. Resulta innegable la encomiable labor de quienes trabajan por nuestra salud y bienestar, y parece indiscutible que el fin último de toda investigación médica debiera ser el bien del paciente; sin embargo, la experiencia desmiente, en numerosos casos, este principio ético. Como sabemos, el beneficio económico es el auténtico motor de la industria farmacéutica, y abundan falsificaciones, manipulaciones, plagios, abusos de autoridad y engaños en numerosos estudios. Los programas de investigación clínica tampoco están exentos de letra pequeña.

José Luis Palma, experto en Cardiología e hipertensión arterial, ha querido mostrarnos en Conejillos de Indias los claroscuros de los ensayos clínicos. Se trata de un libro ameno, escrito desde la sencillez -a pesar de algunos términos poco familiares-, dirigido a especialistas y al público en general (las ilustraciones de Victoria Paredes han pretendido, innecesariamente, conseguir un texto más "amigable"). A lo largo de sus capítulos, aprenderán cuáles son las fases de un ensayo clínico, qué es un grupo de tratamiento activo y un grupo de control o placebo, qué es un ensayo "no enmascarado", un "simple ciego", un "doble ciego", así como los aspectos más controvertidos de dichos experimentos: cómo se seleccionan los pacientes, cuáles son los criterios de inclusión y de exclusión, qué metodología se utiliza, si la fiabilidad del ensayo viene garantizada por su publicación en determinadas revistas de prestigioÉ

Estamos ante una monografía escrita por un médico con un amplio bagaje profesional cuya pretensión es infundir el espíritu crítico -aunque, difiero en su esperanza de que esta actitud marque "el futuro sendero por donde deba discurrir la búsqueda de la verdad científica"-. El autor fue uno de los doctores que atendió a Franco en sus últimos días, y decidió rescatar en El paciente de El Pardo (2004) lo que sucedió en aquellos momentos de confusión. En Conejillos de Indias insiste en que "no es lo mismo un cobaya en su jaula que un paciente en su cama", y nos muestra que los ensayos clínicos, aunque necesarios, deben mejorar y someterse a cambios; uno de los más importantes es que sus costes financieros sean sufragados por las "Agencias Estatales del Medicamento", no por "quien espera, anhelante, unos resultados de cuya viabilidad dependerá inexorablemente su cuenta de resultados y el valor de sus acciones bursátiles".