La primera vez que leí INFORMACIÓN estaba pasando unos días en Alicante en casa de Isabel y Carlos Belmonte -con los que formaba un estupendo grupo de amigos en Albacete-. Tenía 17 años y estaba terminando el Preuniversitario. Esos días, durante las comidas, se hablaba de la importancia que tendría para el futuro de Alicante conservar o desmantelar los tranvías de la ciudad; un tema que el periódico publicaba diariamente con bastante ardor. Como chica estudiosa y deseosa de participar en la conversación me leía todo lo publicado gracias a la paciente espera de Pepe Belmonte padre para poder leerlo él mismo. Cuando volví a Alicante, años más tarde, comprobé que la opción de desmantelar el tranvía había ganado y unos autobuses inmensos, que entonces olían horriblemente mal, ocupaban la ciudad. Ahora, mucho tiempo después, cuando los tranvías han sido recuperados, evoco satisfecha a aquellos que los defendieron -desaparecidos hace años- porque al final han conseguido ganar lo que perdieron al principio.

Cuento este recuerdo personal, porque el debate sobre los tranvías tuvo estupendas consecuencias para mí. En aquel entonces -el entonces de los 17 años- leía la prensa de Albacete a diario, pero como eso formaba parte de mi vida cotidiana no era consciente del beneficio que esa lectura me aportaba más allá de obtener información. Lo que aprendí claramente, y me gustó, fue que leyendo la prensa había conseguido construir en unos días una mirada nueva o distinta sobre algo: el futuro de una ciudad. Unas simples vías cruzando las calles, que al principio me habían pasado desapercibidas, se convirtieron gracias a un periódico en un apasionado debate sobre el progreso y la modernidad de una hermosa ciudad que me encantaba y en la que acabaría construyendo mi vida.

Han pasado, sin duda, muchos años. Un poco más de medio siglo. Alicante ha cambiado. Nuestros sistemas de vida ético y político han cambiado. Por fin fuimos capaces de construir la democracia para nuestro país. Y las libertades de acción y opinión enfocan ahora nuestros modos de vida. Por lo tanto, INFORMACIÓN también ha tenido transformaciones profundas, paralelas a las de su país y sus lectores. Es cierto que no ha cambiado de nombre desde 1941, pero sí de empresa. Pasar de la Cadena de Prensa del Movimiento, en la dictadura, a la actual Editorial Prensa Alicantina implica, al margen de otras variaciones, un indiscutible cambio en el modo de informarnos y representar la importancia de la libertad de prensa en la provincia.

Hay una cosa que, sin embargo, permanece y es el papel de testigo experto, pero nunca mudo, que INFORMACIÓN tiene desde hace 75 años en la historia de Alicante. Al principio de los 70, conocí a varios de sus jóvenes periodistas, como José María Perea, siempre preocupados por la honorabilidad de su oficio y por contar la verdad pasase lo que pasase. Cuando conocí a Juan Ramón Gil bastante tiempo después, yo iniciaba mi vida política y, como decía un viejo amigo, era una simple novillera, en una corrida de toros Miura, expuesta a cornadas inevitables. Recuerdo que nada más sentarse Juan Ramón dejó clara su posición. Estaba acostumbrado, con cierta resignación, a que los políticos le contasen a veces «cuentos» en vez de historias auténticas y contrastables, pero al menos me pedía que fuesen relevantes y ciertos; es malo que no haya información, decía, pero es mucho peor que sea falsa, porque se acaban tomando decisiones equivocadas.

Entonces me pregunté si aquel error de desmantelar los tranvías de Alicante se hubiese podido evitar con una prensa que contase la verdad. Pero era imposible esperar eso en plena dictadura. Una democracia sólo sobrevive si tiene un electorado bien informado. Esa es la grandeza de la política y de la prensa en democracia: contar la verdad a los electores e informar bien a los lectores. Lo creo firmemente. He contado a INFORMACIÓN -Pere, Mercedes, Benito, Fauró, Juan Ramón, Esquivel, y varios otros- historias verdaderas. No sé si siempre relevantes, pero siempre verdaderas. Y les doy las gracias porque también las han contado siempre como yo esperaba; incluso cuando disentíamos, como en los temas del agua.

Espero que el periódico más representativo de la provincia -mi periódico desde hace tanto tiempo- lo siga siendo durante muchos años, ahora bajo la dirección de Toni Cabot. Espero que sigan zarandeando de forma civilizada a una ciudad y una provincia, que a veces parecen ensimismadas, para que se fijen en lo que realmente importa. Espero que sus periodistas se sigan arriesgando por lo más honorable del periodismo: ser un testigo experto y fiable que cuenta y explica las diversas caras de la verdad y la noticia, porque como ellos y ellas saben cuando describimos el mundo también lo creamos. Hoy, sólo deseo expresar mi felicitación a INFORMACIÓN y mi agradecimiento a sus periodistas por los enormes servicios públicos que le han prestado a Alicante.