Cuando este periódico nació, hace setenta y cinco años, yo no había nacido y, seguramente, usted tampoco. A mí, tantos años me merecen respeto, y si por añadidura soy lector inveterado, confieso que estoy feliz con el diario en las manos; que lo leo con interés y fruición, que le busco las cosquillas, las noticias, los sucesos, lo humorístico y lo serio, primero los titulares y cabecera, después entro en el detalle, y aunque algunos se hayan pasado a la edición virtual, a mí, el formato de papel siempre me ha gustado más.

Lo prefiero a la versión en móvil o en la tableta, con la que me siento extraño. Puedo pasar con mis dedos las páginas una a una, y de golpe cuando quiero, correr, retrasar y adelantar de estas guisas, muy lentamente o deprisa, desde el comienzo al final, como dando a la lectura volteretas y es fácil de conservar, sin perderse en la nube de ese mundo virtual.

En un primer paso, la cabecera repaso, después me voy enterando de lo serio y lo banal, del estado de las cosas, de todo aquello que ocurre en la provincia y la capital, además de hacerme eco de todo lo nacional y de lo internacional. Me informo de los actos relevantes, de las efemérides, de la cultura y del arte; del deporte más cercano, de política, economía, de lo urbano y lo rural, del tiempo que se avecina, de si van a caer cuatro gotas, cosa extraña en el lugar, porque ni siquiera llovizna y, cuando lo hace, es para diluviar por culpa de esa gota fría que llega como Pedro por su casa, cual si fuera un vendaval.

Pero vuelvo a lo que iba, que no me quiero enrollar, la razón de estas palabras es la de felicitar por los setenta y cinco años, y estando en primer lugar. Hay que hacerlo, sobre todo a los lectores, porque a ellos se les debe el éxito y popularidad, y contra viento y marea, porque aunque la crisis arrase, y la recesión todavía más, el diario es de tirada envidiable, y cada día se refuerza con la edición virtual.

También la enhorabuena para quienes lo han dirigido y para quienes desde la administración lo han sabido administrar. Que no es fácil, y si no que lo pregunten a los que se dedican a gobernar. Y sobre todo a quienes cada día se ocupan de encontrar las noticias, de escribir y redactar, de parir los titulares, de componer las columnas, de combinar reportajes, de situar las viñetas e ilustraciones y con buenas fotografías, conseguirlos maridar.

Quien pueda creer que es fácil, que se ponga en el lugar de todos los que lo hacen, de los que han de paginar, ajustar, redactar sin cortes, ni secuestros ni censuras, y hasta deben situar las esquelas, allá donde menos duelan, ya que siempre da tristeza observar el obituario, aunque sea inevitable, porque la parca no entiende de sutilezas y acostumbra visitarnos a diario.

Y vaya también para quienes desde el amanecer lo empiezan a distribuir y vender, y a los que a altas horas de la noche cierran las ediciones, y pueden, por fin, a sus casas regresar; eso sí, con tranquilidad, porque las calles, a esas horas de la noche, están vacías de personas y de coches.

Y no me voy a olvidar de todos los colaboradores, que traen lo mejor de cuanto saben al analizar las cosas que interesan del hoy, el mañana y el ayer, del modo más altruista y con un gran interés. Me doy la enhorabuena también, porque en ese grupo me encuentro, desde hace siete lustros, sin parar de disfrutar, porque escribir es vivir y leer€ ¡fenomenal! Y quiero pedir perdón porque en todo ese tiempo, de impuestos no he dejado de hablar, mas siempre buscando el bien€ porque se deben pagar, pero justo es criticar el fondo y la forma de exigir y administrar, sin dejar de poner en la picota, a quienes del gasto público solo saben disfrutar, pero de pagar impuestos, no quieren ni oír hablar.

Así que aquí queda mi felicitación general al diario matinal, un diario que triunfa con humildad, que como dice su nombre tiene por meta informar y no parece que lo esté haciendo mal. Ahí están sus muchos años de vida sabiendo lo que es triunfar y vivir con la modestia que ofrece en su titular, INFORMACIÓN. Un nombre que es fiel y responde a lo que hace: informar, y pese a estar siempre en vanguardia, no ha querido, con su nombre, identificarse con el mundo, ni con el país, ni las provincias, ni enseñar con el abc a deletrear, ni tener siempre razón, ni apropiarse de la verdad. Eso sí, es amigo de la buena opinión y ofrece al que cada día se levante, la mejor información€ En fin, que no creo que con este bagaje alguien pueda pedir más.