Parece ser que fue allá por el año 1941 cuando INFORMACIÓN nació en Alicante; faltaban unos cuántos años para que naciera yo, y muchos más hasta que empecé a familiarizarme con el que en mi juventud ya se conocía como «El periódico de Alicante». Y como siempre me ha gustado meterme en todos los charcos, en la citada juventud frecuenté la que durante años sería una sección fundamental para el periódico, «Cartas al Director», casi siempre por los temas culturales que me preocupaban, especialmente cine y teatro; que si «El Pirata» de Minnelli solo estuvo dos días en cartel, que si en la Plaza de Toros se oía mal el teatro que a veces se programaba, que si… Y hete aquí que allá por 1968 aterrizó en Alicante la periodista Pirula Arderius, la primera mujer que pisaba la antigua redacción de la calle Quintana, profesionalmente hablando, y la enviaron a hacer una entrevista «a un chico que se llama Luis de Castro, que dirige teatro en la Congregación Mariana, en el conocido como Club47». Parece ser que fue la primera entrevista realizada en Alicante por quien con los años se convertiría en una buenísima amiga. Años más tarde llegó otro periodista, Carlos Gómez, hoy destacado redactor en la sección de Economía de El País, con quien congenié de inmediato y que, por azar del destino, me presentó al nuevo director del periódico, Jesús Prado, allá por el año 1971, con quién entable una amistad que he tenido la fortuna de mantener durante casi cincuenta años; Jesús y su mujer Consuelo fueron, son y espero serán dos personas fundamentales en mi vida. Por esa estrecha relación, prácticamente diaria, conozco los avatares del periódico, y he vivido (y sufrido) con ellos las diversas etapas del diario, muy especialmente durante la transición de pasar, de ser uno de los llamados «órganos de la Prensa del Movimiento», a pertenecer a Prensa Ibérica. Jesús Prado sufrió los caprichos del entonces ministro Juan José Rosón al considerarlo «demasiado liberal y avanzado» (por utilizar un eufemismo) y peligró su puesto de trabajo; las llamadas «fuerzas vivas de la cultura» asaeteamos al ministro con telegramas reivindicando el mantenimiento en la dirección del diario de alguien que siempre mantuvo una postura progresista pero respetuosa con el entorno político. Esa avalancha de telegramas y alguna otra intervención dentro del propio Gobierno, mantuvieron al director en su puesto, en el que fue confirmado al cambiar la propiedad de la empresa. Y ahí se mantuvo durante más de veinte años, para suerte de quienes desempeñábamos alguna función en el mundo de la cultura local, porque el periódico siempre le prestó una especial atención. Y para mi propia suerte, por la gran colaboración y atención prestada a la Asociación Independiente de Teatro, que yo dirigía, y más tarde a mis años como director del Teatro Principal. Esta atención que ahora personalizo en mí, era extensible a las entidades y grupos que tenían algo que decir, y muy especialmente a la nunca suficientemente alabada Aula de Cultura de la CAM y a su director Carlos Mateo, sin duda el motor cultural más importante de la llamada transición política española en el terreno local. Atención que mantuvieron los directores que le sucedieron; José Ramón Giner, Juan Francisco Sardaña, Vicente Martínez Carrillo, Francisco Esquivel, Juan Ramón Gil y el casi recién nombrado Toni Cabot. Estamos pues ante un periódico que ha sabido adaptarse a su época, que informa con objetividad…y que no se casa con nadie. De ahí que a la prensa se la conozca como «El cuarto poder», su influencia en la gente es innegable; el poder fáctico le teme porque INFORMACIÓN es el periódico local y provincial con mayor número de lectores y no le duelen prendas en denunciar todo lo denunciable. Pero tan importante es esta faceta del diario como su denominación de «El periódico de Alicante», es un periódico familiar al que se recurre sin dudarlo para ver las esquelas y para conocer lo que se cuece en los diversos ámbitos de nuestra vida, tan «provinciana» en el fondo, afortunadamente. Larga vida a INFORMACIÓN, y que se mantenga como un órgano independiente, sin concesiones y con la mayor objetividad posible. Todos saldremos ganando.