La ciudad constituye el espacio habitado más democrático. Es así posiblemente desde la Grecia Clásica, cuando Pericles hizo de Atenas la Polis de la democracia y la cultura. Que, con posterioridad, se consolidó en el desarrollo de la ciudad durante el Renacimiento. Acaso alcanzó su valor máximo con la Ilustración y como consecuencia de la revolución burguesa, cuando se configuraron nuevos intercambios trascendentes en fondo y forma.

Lewis Munford historiador del urbanismo y de la arquitectura estableció un discurso de continuidad urbana que abarca cinco siglos. Además manifestó su interés por la máquina, así como por el transcurrir del tiempo y su medición. Su interés se centra en la máquina como instrumento de cultura, que podemos extender al entendimiento de la ciudad como lugar de seducción y encuentro de cultura.

Le Corbusier en L’Urbanisme escribe diversos eslogans sobre la ciudad. Una ciudad es una herramienta (Recordemos que la casa era una máquina para vivir), y añade ¡Una ciudad! Es el dominio del hombre sobre la naturaleza. Pronunciamientos tan exaltados que hay que entenderlos en la imperiosa necesidad de ruptura y, cómo no, de notoriedad por parte del arquitecto.

Durante los años sesenta iban a quedar teorizados los nuevos aspectos de revalorización de la ciudad como lugar de recuperación de la estructura urbana, también la crítica a los proyectos de la ciudad moderna.

La provincia de Alicante, tiene entidad administrativa coincidiendo con el ascenso de la burguesía comercial y el florecimiento material en dos núcleos importantes. Alicante como nueva capital provincial y Alcoy en cuanto que núcleo industrial de la mayor transcendencia. Las sociedades de ambas ciudades lideraron la creación de modernos espacios y lugares urbanos, y efectuaron la renovación edilicia, a partir de la aplicación legislativa, de sus tipologías y soluciones formales y figurativas.

Los nuevos planteamientos urbanos vinculados a las aglomeraciones y acumulaciones humanas, así como la importancia que adquiere el transporte, en especial de índole individual marcarán profundamente este desarrollo. Así de los núcleos urbanos delimitados por bordes materiales nítidos, concretos, hemos pasado durante estas décadas a estructuras muy difusas y amplias, en ocasiones son casi líquidas. Donde la ocupación intensiva y extensiva del litoral constituye la característica relevante más destacada, o bien es una de las más notables a considerar.

Si bien, y con todo cuanto ha sido analizado, la forma de las ciudades o de actuaciones parciales en la provincia quedaron vinculadas a las propuestas del movimiento moderno. Siendo el acontecimiento de las últimas décadas, que podemos vincular además a la vida activa de INFORMACIÓN en cuanto que constituye el órgano generador en el estado de opinión ciudadana. Varias realizaciones merecen reconocimiento.

El Instituto Nacional de Colonización llevó a cabo las actuaciones de San Isidro (1953-6) y El Realengo (1957-60), ambas fueron proyectadas por José Luis Fernández del Amo. Con carácter de entidad urbana autónoma, además de las viviendas para los colonos agrícolas y obreros especializados, se construyeron los edificios destinados a Casa Consistorial, conjunto parroquial, escuelas y dotaciones, entre ellas el cine entonces imprescindible, en una arquitectura de volúmenes elementales y desornamentados. Los espacios abiertos con carácter público fueron convenientemente tratados, tareas que el arquitecto encomendó a la participación de artistas plásticos locales y en San Isidro la colaboración de Pablo Serrano y Juana Francés.

En Alicante el Plan del primer polígono de la Playa de San Juan (Juan Guardiola Gaya, 1959) y el Complejo Residencial Vistahermosa (Juan Antonio García Solera 1962) fueron actuaciones paradigmáticas, en las cuales los arquitectos recurrieron a los principios urbanísticos modernos, tal como fueron divulgados en la Carta de Atenas del Urbanismo. Esto es, separación de categorías de circulación, el recurso a los bloques abiertos situados en parcelas extensas sin cercas, facilitando la circulación peatonal aleatoria (con posterioridad fueron modificados en Playa de San Juan). Disposición volumétrica de los edificios conformes a optimizar el soleamiento y las vistas predominantes respecto al terreno circundante.

Benidorm tuvo el inicio de su desarrollo urbano con el soporte de un sencillo proyecto de alienaciones y zonificaciones, redactado por técnicos desde la Comisión Provincial de Urbanismo. Después vino la peculiaridad del crecimiento en vertical siguiendo la tipología de rascacielos. Encontramos la paradoja de que quizás su mejor edificio, la Casa Consistorial (José Luis Camarasa y Juan Añón, 2001-03) fue resuelta como una pieza dispuesta en horizontal sobre su emplazamiento urbano.

En Calpe Ricardo Bofill y Taller de Arquitectura realizaron una de las actuaciones de su mejor momento como fue el de los inicios. Cuando teorizaban los principios de la ciudad en el espacio aplicándolo a los primeros edificios de La Manzaneta (1968 en adelante), Club Marítimo, Xanadú y Muralla Roja donde materializaron el desarrollo multidimensional de la ciudad, en base a los recorridos, trayectos, aspectos sensoriales, percepción del paisaje, etc.

Alcanzar el régimen democrático desveló muchos anhelos y otras tantas carencias. En nuestras poblaciones el déficit de equipamientos de toda índole demandados por la sociedad resultaba abrumador. Fueron restaurados y construidos un sinnúmero de edificios destinados a las dotaciones básicas. Fueron museos, casas de Cultura, centros docentes, auditorios, etc. Muchos son de gran calidad en las soluciones conceptuales y formales que, realizados por numerosos arquitectos, llegan a transcender a su momento de construcción afrontando el futuro.