La hemeroteca de un diario como INFORMACIÓN, ligado a un territorio delimitado, es una fuente historiográfica ineludible, aunque contenga lagunas tan llamativas como la ausencia en sus páginas de la muerte en 1942 en la prisión de Alicante de un poeta de tanta proyección posterior como el oriolano Miguel Hernández. Tendrían que pasar más de diez años de su muerte para que se hiciera mención a la misma en escritos de colaboradores externos a la Redacción del periódico.

La intención de este trabajo periodístico es acercar a los lectores, y ojalá a las nuevas generaciones de alicantinos, los cambios y transformaciones de nuestra sociedad. La publicación «50 años. Medio siglo de historia de la provincia de Alicante a través de las páginas de INFORMACIÓN», de la que fue autor el profesor Francisco Moreno Sáez, editada en 1991 por el propio diario, y los contenidos de la exposición «60 años en las páginas de INFORMACIÓN», de la que fuimos comisarios el citado profesor Moreno Sáez y el autor de estas líneas, muestra con la que se inauguraron en octubre de 2001 las instalaciones del Club INFORMACIÓN, son las fuentes documentales utilizadas.

La provincia de Alicante cuenta con una superficie de 5.817 kilómetros cuadrados, el 1,05 por ciento de la superficie de España. Pero la población se ha multiplicado en los últimos 75 años por más de tres. En 1941 el censo provincial ascendía a 610.000 habitantes. A finales de 2015, 1.868.438 residentes empadronados, el 3,9% del censo de habitantes de España. La densidad media actual triplica la española: 321,2 habitantes por kilómetro cuadrado de territorio frente a los 92,4 de la media española.

La evolución de la población provincial por décadas es muy significativa para comprender la evolución de las comarcas comprendidas entre los cauces del Serpis y el Segura, entre las tierras de La Mancha y el Mar Mediterráneo: 634.632 habitantes en 1950; 718.213 mujeres y hombres en 1960; 922.027 al inicio de la década de los setenta, manteniendo un incremento de población, iniciado a mediados de la década de los 60, superior al de la media española; 1.051.852 habitantes en 1975, año en que, con la muerte de Francisco Franco, se inicia el proceso de transición democrática; 1.149.185 en el año 1981 y 1.217.289 en 1986. Habrá que esperar a los primeros años del siglo XXI para dar un nuevo salto importante en el número de habitantes, hasta superar incluso los dos millones de residentes al inicio de la gran crisis económica iniciada en 2008. El retorno a sus tierras de origen de muchos de los inmigrantes extraeuropeos y la salida de jóvenes de estas tierras a otros países de la Unión Europea explican la bajada del censo de población en los últimos cinco años.

Finalmente, para complementar esta visión general de la evolución de la provincia sería necesario detallar los cambios en los niveles de renta, algo más difícil por la ausencia de datos fiables de los primeros años. Baste decir que la provincia de Alicante era la décima de España en PIB en 1955, colocándose a finales de los años ochenta como la cuarta provincia de España por Producto Interior Bruto (PIB), que es una forma de medir la riqueza de un territorio, con 35.352,621 millones de euros en el año 2015. Sólo las provincias de Madrid, Barcelona y Valencia aventajaban a la de Alicante, a quien siguen muy de cerca las de Sevilla, Vizcaya y Málaga.

Sin embargo, la realidad más lacerante es que en ese mismo año 2015 la renta per cápita de la provincia de Alicante, con 18.148 euros por habitante, estaba por debajo de la media española (22.766 euros), ocupando el puesto treinta y ocho (¡38!) en el ránking provincial. Esta media de renta por habitante tan baja en una de las provincias más ricas de España se explica tanto por la densidad de población como por el fuerte impacto de la crisis iniciada en 2008 en sectores como el inmobiliario, con repercusiones en cadena en tantas otras actividades económicas.

Posguerra: penuria económica y social

Entre 1941 y 1950 la provincia vive muy marcada por lo sucedido en la guerra civil que asoló España entre la sublevación militar del 18 de julio de 1936 y el parte final de la contienda, el 1 de abril de 1939, tras la entrada de las tropas italianas en la ciudad de Alicante. Son años en la que prolifera la información propagandística de las actividades de Falange, la Sección Femenina o la Central Nacional Sindicalista (CNS), con relatos de funerales, desfiles civiles y militares, o infinidad de actos religiosos: bendición de templos en numerosos municipios, retorno de la Santa Faz a su Monasterio (1942) y de La Peregrina (romería en 1943), Santa Misión (Alicante, 1946), Congresos Eucarísticos (Callosa del Segura y Monóvar en 1947, Elche en 1948), o los recorridos de la Virgen de Fátima por la provincia en 1948 y 1950.

Apenas hay referencias en la prensa de entonces a la represión polítíca y sindical, ni a la situación carcelaria o de campos de concentración como el de Albatera, ni a los alicantinos en el exilio (en el Oranesado o en los campos de exterminio nazi) salvo cuando se producen en la provincia detenciones colectivas de miembros de organizaciones clandestinas, pero sí noticias de las campañas de «orientación» al profesorado (1941), tras la depuración de los maestros de la República.

El hambre, la cartilla de racionamiento, y los cortes de suministro eléctrico son constante en esta década: Auxilio Social, la beneficiencia del nuevo régimen, dio cuatro millones de raciones de comida en la provincia el año 1942. La cerveza sólo se vendía los fines de semana (1942). Se daba cuenta de detenciones de estraperlistas, sanciones a carniceros por desabastecer a la población (1947), prohibición de circular a los vehículos particulares (1942) por falta de combustible, o restricciones eléctricas (1947). En 1942 salían a trabajar en Alemania los primeros emigrantes laborales.

Elche ya contaba en 1946 con 127 empresas zapateras que daban empleo a 6.000 obreros y en Elda abría en 1943 la primera escuela de calzado de la Obra Sindical de Formación Profesional. En las elecciones sindicales de 1944 se llegó a informar de un ¡120% de participación!, porcentaje que se rebajaría en las elecciones sindicales de 1947 al 90% de los 90.000 trabajadores censados.

La llamada enfermedad del cáñamo hacía estragos en la Vega Baja del Segura, la comarca que prácticamente todos los años de la década sufrió importantes inundaciones por lluvias y desbordamiento del río, como las de 1943, la del 44 (con 70.000 tahullas de huerta bajo el agua), la de 1946 que obligó a evacuar varios municipios y acoger miles de refugiados en Orihuela y Elche, o la de 1950. Esta recurrencia de inundaciones en el sur coincidía muchos años con severas sequías en lo que fue huerta de Alicante o La Marina Baixa.

Las alegrías para la Vega Baja las proporcionaron Bernardo Ruiz, el ciclista de Orihuela, que ganó el Campeonato de España (1946) y la Vuelta Ciclista (1948), y una vecina de la misma población, la jovencísima Sarita Montiel, con su salto de las varietés al cine. En 1945 ascendieron juntos a Primera División el Alcoyano y el Hércules.

En lo cultural, destacan las noticias de la reanudación de las representaciones del Misteri d'Elx (1941), la muerte del dramaturgo Carlos Arniches (1943) o el monumento al maestro Ruperto Chapí en Villena (1947).

La falta de vivienda era otra de las características de la época. La Obra Sindical del Hogar inicia en 1943 la construcción de las primeras 103 viviendas sociales en distintas localidades. El siguiente gran paso será, en 1950, la construcción de 500 viviendas, que supuso la aparición de nuevas barriadas en la periferia de ciudades como Alicante. En materia sanitaria, hay que esperar a 1950 para la apertura del primer gran consultorio del Seguro Obligatorio de Enfermedad (el de la calle Gerona de la ciudad de Alicante, sede también entonces del Instituto Nacional de Previsión). Varios médicos de la capital habían inaugurado en 1944 un sanatorio privado, el Perpetuo Socorro. El único gran hospital provincial era el de la Diputación (en el edificio que hoy ocupa el MARQ).

La primera gran obra pública en la provincia fue la urbanización de La Montanyeta, con la inauguración por Franco en 1949 del edificio sede del Gobierno Civil, símbolo del nuevo poder político-administrativo. En 1945 se reanudaron tímidamente las obras del ferrocarril Alicante-Alcoy, una obra eterna y nunca ejecutada, mientras en 1947 se inauguraba la Estación de Autobuses en Alicante y la línea de transporte con Madrid por carretera, que acabaría explotando una familia alicantina emparentada con los Franco.

En 1949 se establecen desde el aeródromo de Rabassa (actual campus de la Universidad de Alicante) vuelos regulares con Madrid, Barcelona, Palma de Mallorca y Bilbao; una iniciativa que buscaba atraer al turismo nacional. Un año después, Renfe establece el primer tren diurno con Madrid y el automotor con Granada, única comunicación por ferrocarrll con Andalucía hasta que se suprimió a principios de los años 70. Ejemplo de cómo al final de la década se inician los primeros pasos modernizadores es la ampliación en 1950 del teléfono en la ciudad de Alicante con 700 nuevas líneas.

De la estabilización a los «XXV Años de Paz»

Los cincuenta son los años de superación de las penurias de la postguerra: en 1952 se suprime la cartilla de racionamiento y se liberaliza la venta de pan y aceite, y un año después el tabaco. La provincia contaba en 1952 con 320 fábricas y 640 talleres de fabricación de calzado con un censo de 20.000 trabajadores, mientras eran 118 las cooperativas agrícolas en la provincia y en Onil trabajaba la mitad de la localidad en la fabricación de 20 millones de muñecas al año. Ese año se restableció el tráfico marítimo con Orán, suspendido tras la guerra civil, y un vuelo semanal con la ciudad argelina. En México, en el exilio, fallecía el ilustre jurista internacional Rafael Altamira.

En 1951 el 21,24 por ciento de la población alicantina era anafalbeta. Benidorm, que en 1950 había recibido 2.000 turistas pasó a cerca de 10.000 de los 70.000 que vinieron a la provincia en 1952, año en que el ilicitano José Hernández arrebataba a Fred Galiana el campeonato de España de los pesos pluma.

Las aguas de la Mancomunidad del Taibilla llegaron a la ciudad de Alicante (107.195 habitantes) en 1953, año en que la Diputación crea la Caja de Ahorros Provincial y el Instituto de Estudios Alicantinos. El año 1954 estuvo marcado por la inauguración en Alicante del Auditorium en La Explanada, el inicio de la barriada de Ciudad de Asís (alojamiento para muchos de los trabajadores de la fábrica de aluminio), la llegada del obispo Pablo Barrachina, que marcaría la vida religiosa de la diócesis casi tres décadas, y el histórico ascenso a Primera del Hércules tras derrotar a Osasuna en el viejo campo de Bardín.

Los planes de estabilización económica del régimen se consolidan en la segunda mitad de esta década: 1.200 viviendas en ejecución de las 15.000 que eran necesarias, pueblo de colonización en San Isidro de Albatera, construcción de las Mil Viviendas en Alicante, o el reparto de 9 toneladas de leche en polvo, procedentes de la ayuda estadounidense, en los colegios. En 1955 concluye el abastecimiento de agua a Benidorm, coincidiendo con las primeras promociones turísticas o la apertura en La Albufereta (Alicante) del primer Camping Internacional de España. Torrevieja acoge el I Certamen de Habaneras mientras el grupo amateur La Cazuela triunfa en Alcoy. El teléfono llega a 66 poblaciones en 1956 aunque 68 pueblos carecían todavía de comunicación telefónica.

El año 1956 fue el de los éxitos en los ruedos de El Tino y Pacorro. Un año después, en 1957, llegan las primeras emisiones de TV. Alicante y Dénia estaban comunicadas con automotores del trenet que hacían el recorrido en dos horas, como actualmente. La provincia era en 1958 la segunda de España en salas de cine: 350. Ese mismo año la Caja de Ahorros del Sureste alcanzaba los mil millones de pesetas en depósitos de ahorradores. La estabilización económica avanza: en 1959 se firma el primer convenio sindical en Monerris Planelles (Jijona), se abre en Alicante el primer supermercado de la provincia y en Elda, la I Feria del Calzado, una industria que alcanzaría pronto los 15 millones de pares de producción. En Benidorm triunfa «Un telegrama» en el I Festival de la Canción, al tiempo que los norteamericanos se instalan en la base aérea en Aitana. El Elche, con César y Re en sus filas, logra el ascenso a Primera División.

La década de los sesenta fue de clara expansión: fábricas en Alicante de alumnio y cervezas (El Neblí), autorización del Gran Sol (edificio de 28 plantas en plena Rambla de Alicante), y paseo marítimo en Altea, todo ello en 1961, cuando Benidorm alcanzaba los 70.000 turistas, iniciaba su actividad la Guardia Civil de Tráfico y el Pizarro, de Elda, ganaba el campeonato de España de balonmano. Elche, con el fútbol, y Elda, con el balonmano, reflejaban en sus éxitos deportivos la pujanza de ambas poblaciones zapateras.

En 1962 llegan, con la independencia de Argelia, unos 20.000 «pied-noirs», que tanto influirían en los cambios posteriores en el mundo de la restauración y el ocio. Es el momento en que se suprime la Fiscalía de Tasas (símbolo de la definitiva liberalización económica) y se inician las emisiones de TV desde la cumbre de Aitana (que abre la fiebre de compra de televisores). El textil alcoyano, con 340 empresas y 9.000 trabajadores, era noticia por su activismo sindical y conflictividad. En 1963 se descubre por José María Soler el Tesoro de Villena al tiempo que se abren Institutos de Enseñanza Media en Alicante, Elche y Elda. Se celebra la I Asamblea Provincial de Turismo, punto de partida para la nueva fuente de riqueza, y se abre el Cardiovascular en San Vicente.

El año 1964 celebra el régimen los llamados «XXV Años de Paz», año en que se presupuesta 490 millones de pesetas para el futuro aeropuerto en El Altet (Elche). Jijona exportaba 2 millones de kilos de turrón a Cuba. Siete mil alicantinos, sobre todo de la Vega Baja, viajaban a Francia para vendimiar. Se iniciaban construcciones turísticas en las playas de Orihuela, El Campello y todas las poblaciones costeras de las dos Marinas. Llegó el segundo canal de TVE, la UHF, y se alcanzaba la matrícula A-75.000 en vehículos. El coche, y los autobuses, desplazaron a transportes públicos como el tranvía (Alicante, 1969). El maestro Óscar Esplá estrenaba en Madrid su «Sinfonía Aitana».

Del desarrollismo a la transición

Desde la segunda mitad de los sesenta, y hasta la crisis del petróleo a finales de los años setenta, que coincide con la transición política tras la muerte de Franco en 1975, la provincia vive lo que se ha llamado el «desarrollismo». Son los tiempos en que el turismo y la construcción tienen momentos de gran expansión mientras continúa pujante la exportación de las industrias manufactureras. INFORMACION contaba en 1965 que cada día llegaba a Elche una nueva familia de trabajadores inmigrantes. Situaciones similares se daban en Elda o Alicante. Elche alcanzó en 1968 el mismo consumo eléctrico que toda la provincia de Albacete.

La provincia superaba a la de Barcelona en accidentes laborales en 1968, año en que en Ibi, en un taller clandestino, se produjo una explosión con el balance de 31 muertos y numerosos heridos. Ya se informaba de paros en el textil alcoyano y de las quejas de los jornaleros en la Vega Baja pero habrá que esperar a 1972 para leer sobre la huelga de Papeleras Reunidas en l'Alcoià-Comtat, o sobre los 7.000 obreros alcoyanos que pararon el textil en mayo del 74. Un año después, en los estertores del franquismo, hubo duros conflictos laborales en Callosa del Segura y Alcoy (Textil), Cocentaina y Muro (Metal), o la fábrica ilicitana Facasa (Calzado). Las reinvindicaciones ya eran también políticas: derechos de reunión y huelga, sindicación libre, etc.

Estos años de fuerte crecimiento económico siguieron siendo de estancamiento político, como se hizo patente en el referéndum de 1966 (Ley Orgánica de Sucesión en la Jefatura del Estado) donde apenas se toleraron algunas voces discrepantes con el franquismo. Ese mismo año se creó el Club Amigos de la UNESCO, que ampliaría su sede en Alicante a Alcoy, Elche, Callosa del Segura y Muchamiel.

El club fue dinamizador cultural y punto de encuentro de la oposición democrática, de ahí su destacado protagonismo en los años finales del franquismo y el inicio de la transición, como sucedería también, en un plano más cultural, con el Aula de la Caja de Ahorros, que en 1974 inauguró sus modernas instalaciones en el Edificio Alicante. El mayor activismo político se reflejaba también en el diario al publicar las notas policiales por las detenciones de «células socialistas y comunistas» en Alcoy (1972), de «un grupo subversivo» en Elche (1973) y de gran parte de la dirección del Partido Comunista de España en la provincia (1974).

Después del Concilio Vaticano II se dinamizó también la Iglesia, especialmente con la réplica local del Sínodo Diocesano. Más allá del uso del clerygman (1966) pronto surgieron tensiones entre las posiciones de la jerarquía (el obispo) y una parte del clero más abierto a los cambios sociales (1971 y siguientes). En 1972 abrían sus puertas los primeros lugares de culto protestante.

El hecho más destacado de todos estos años es la inauguración, en mayo de 1967, del aeropuerto de Alicante en El Altet (término de Elche). Un mes después ya acogía el primer vuelo nocturno. Y en 1972, una segunda terminal para los vuelos charter al haber alcanzado 1.600.000 de pasajeros. El turismo se convierte en la primera riqueza de la provincia. El Parador de Jávea (1965), las colonias de británicos y alemanes (La Fustera de Benissa, entre Calpe y Moraira), la urbanización de las primeras calles en Playa de San Juan, los edificios de Pradel en La Albufereta (Rocafel, Gafner), la cesión por el puerto a la ciudad de Alicante de la Explanada y el Parque de Canalejas (1966), el tren diario a Cerbère (Francia) en 1965, el primer campo de golf (1969), el hotel Gran Sol (1970), el Limón Exprés (1971) recorriendo las gargantas de Gata, el hotel en La Zenia (1971) o el complejo deportivo Villa Martín (1972), la inauguración en 1973 de los primeros tramos de la autopista del Mediterráneo (después de mil alegaciones por ayuntamientos y particulares por su excesiva proximidad a la costa), la apertura del Apartotel Meliá (1973), el hidro-ala con Ibiza y una línea regular con Génova (ambas iniciativas, en 1971, de efímera existencia), el desarrollo de Arenales del Sol (Elche, 1973), la apertura en Alicante de la carretera de la Cantera (1973) y hasta la estancia en el Montiboli de Villajoyosa del beatle Paul McCartney son hechos de ese «boom» turístico que en 1969 hizo de la provincia, con 826 hoteles de todo tipo de categoría y 20.000 apartamentos turísticos, una de las primeras de España en el producto «sol y playa». Benidorm, el epicentro de este fenómeno, contabilizó en 1970 la cifra de 220.000 turistas.

La construcción es otro de los sectores económicos más dinámicos en estos años del «desarrollismo». Las infraestructuras citadas, así como las turísticas, se vieron acompañadas de nuevos desarrollos urbanos en Alicante (el Plan del 67, con potentes barriadas nuevas como Virgen del Remedio o Ciudad Elegida Juan XXIII) y otras poblaciones. En 1970 el suelo en Alicante era el más caro de España. Y en 1972 se informó que había más de 5.000 empresas de la construcción en la provincia con un censo de 30.196 trabajadores.

Alicante contaba con 189.716 habitantes en 1971, y Elche con 124.000. Quedaban 600 escuelas en locales provisionales. 4.000 niños sin escolarizar en el Medio Vinalopó (Elda-Petrel), y 12.000 analfabetos en la provincia pese a las aperturas de nuevos institutos en Dénia y Alicante. En 1968 se inician las primeras clases en el antiguo aeródromo de Rabassa del CEU (Colegio de Estudios Universitarios). Los jesuitas, en 1965, iniciaron una incursión en los estudios superiores con el CESA (estudios empresariales e idiomas), resistiendo oposiciones como la del Ayuntamiento de Murcia, que se pronunció ese año contra la existencia de estudios universitarios en la provincia de Alicante.

No existía más que la histórica Escuela de Peritos Industriales en Alcoy. El CEU nació en 1968 modestamente (selectividad de Ciencias y comunes de Filosofía y Letras) coincidiendo con la petición al Gobierno de 110 ayuntamientos de la provincia para que se creara la Universidad de Alicante. Un grupo de profesores del CEU serían protagonistas al final de este largo ciclo entre los «XXV Años de Paz» y la muerte de Franco (20 de noviembre 1975). Pidieron al nuevo Jefe de Estado, al Rey Juan Carlos I, nada más tomar posesión, la promulgación de una amnistía general para todos los presos y exiliados políticos, así como la rehabilitación de los catedráticos expedientados por motivos ideológicos.

Activismo por todos los rincones

Entre finales de 1975 y las primeras elecciones municipales (abril de 1979) la sociedad alicantina despertó, y de qué forma, a la política. La conferencia del profesor Tierno Galván en el Aula de la Caja (enero 1976) fue la presentación en la calle, con una manifestación espontánea por el centro de Alicante, de la Junta Democrática. Rodolfo Llopis, el histórico dirigente socialista nacido en Callosa d'En Sarrià, regresó del exilio. Unos días después, en febrero, la policía disparó en Elda contra un grupo de manifestantes: el joven Teófilo del Valle se convirtió en la primera víctima en el Reinado de Don Juan Carlos, que visitó ese mismo año Alicante, Elche, Elda, Petrer y Alcoy.

El hito político, en el mes de julio, fueron las 25.000 personas que desfilaron por las calles pidiendo «Llibertat, Amnistia i Estatut d'Autonomia», convocadas por la Taula de Forçes Politiques i Sindicals. En diciembre, en el referéndum para sancionar la reforma política propuesta por el presidente Suárez, participó el 85,5% del censo. Era la Ley para pasar del franquismo a un sistema de participación política multipartidista, con las elecciones del 15 de junio de 1977 como primera expresión.

Las primeras Cortes (Congreso y Senado) acabarían siendo Constituyentes, aprobando a finales de 1978 la actual Constitución Española. En la provincia, de 9 diputados elegidos,4 fueron del PSOE, otros 4 de la UCD y 1 del PCE. Para el Senado, 3 de la izquierda y 1 de UCD. En octubre de 1977 se celebraba por primera vez en Alicante el 9 d'Octubre, superados los minoritarios intentos de que la Vega Baja se separara del País Valenciano para integrarse en la región de Murcia. La celebración también se vistió de luto: otro joven, Miquel Grau, murió por el ataque sufrido cuando pegaba carteles en la plaza de Luceros. Otra celebración, el Homenaje de los Pueblos de España a Miguel Hernández, quedó mutilada por diversas prohibiciones gubernativas (mayo-junio 1976).

Son tiempos de intenso activismo vecinal, de movimientos femeninos (el MDM, la asociación de mujeres separadas, peticiones a favor del divorcio y el aborto), de los primeros grupos ecologistas, de la lucha de los profesores y enseñantes (PNN), pero, sobre todo, del movimiento obrero. En 1976 pararon 10.000 trabajadores de la construcción, 12.000 del metal, y miles también en la industria zapatera, que afrontaba sus primeros problemas de competitividad, especialización y acceso a nuevos mercados. A los sindicatos UGT y Comisiones Obreras, que emergían de la clandestinidad, les salió un duro competidor en el Movimiento Asambleario en las localidades zapateras de Elda (con USO de protagonista) y Elche (HOAC, CNT, alternativos).

En 1978 la Constitución fue votada mayoritariamente por los alicantinos e iniciaba sus pasos el Consell del País Valencià, el organismo preautonomómico en el que participaban todos los partidos (PSOE, UCD, PCE, PSP-US y AP) y las tres diputaciones. El ciclo político de la transición se completa en 1979 con las primeras elecciones municipales, que en la provincia suponen una clara victoria de las izquierdas (pacto PSOE-PCE en Alicante, Elche, Elda, Alcoy, Villena, entre otras) y de la UCD en la Diputación.

Con los ayuntamientos democráticos se abre un nuevo ciclo: respuesta a las exigencias más perentorias, primeras transformaciones urbanísticas, revisión de contratas y servicios públicos, participación ciudadana, impulso a las fiestas populares, infraestructuras culturales y deportivas, etc. La autonomía, con el primer Consell de la Generalitat tras las elecciones a Corts Valencianes de 1983, no borró ese gran papel de lo municipal en la vida de los habitantes de estas tierras aunque sí ha debido compartirlo con el nuevo poder derivado del Título Octavo de la Constitución.

Toda esta intensa actividad se producía cuando se había inaugurado el Rico Pérez (agosto de 1974) o el Martínez Valero (1976), escenarios a partir de ahí tanto de partidos internacionales como del futuro Campeonato del Mundo de Fútbol España' 82. Galerías Preciados abrió en 1976 su primer establecimiento en Alicante. El Banco de Alicante, creado en 1965, contaba con una sede central frente al Mercado Central. En los toros habían aparecido José Mari Manzanares (1969, el mismo año en que el Elche llegó a la Final de Copa) y Luis Francisco Esplá (1974). La Sociedad de Conciertos de Alicante nacía en 1972 y en 1977 abría el Museo en la Asegurada con la colección de arte contemporáneo donada por Eusebi Sempere, que en 1971 había protagonizado una exposición junto a sus amigos Juana Francés y Arcadi Blasco. Calpisa, en balonmano, y Montemar (en hockey patines) cosechaban triunfos nacionales e internacionales.

La California que no era

Era tal el éxito y proyección de la provincia que mereció la atención de muchos estudiosos. Uno de ellos fue el sociólogo navarro Mario Gaviria, afincado en Benidorm, al frente de un equipo para estudiar el fenómeno de una ciudad nueva totalmente orientada al turismo. De su mano vinieron arquitectos catalanes, que luego tuvieron gran protagonismo en la Barcelona Olímpica, y el filósofo francés Henri Lefebvre, gran teórico de la ciudad. Gaviria resumía lo que sucedía en esta tierra calificando Alicante como «la California de Europa» por su equilibrio territorial, con un sistema de ciudades intermedias en las cabeceras de comarca, y su diversificación económica (agricultura exportadora, industria manufacturera también volcada al exterior, e industria turística potente y de éxito incuestionable).

La realidad es que Alicante no era California en otras facetas no menos importantes: la educación superior (y la investigación que lleva aparejada) y la sanidad. Quien escribe participó activamente de aquella euforia que tuvo que ser corregida a principios de los años noventa. La Universidad de Alicante no se aprobó hasta el otoño de 1979, aunque actualmente cuente la provincia con tres Universidades públicas: la UA, con su campus en San Vicente, la Miguel Hernández (con campus en Elche, Sant Joan, Altea y Orihuela) y la Politécnica de Valencia (Alcoy), además de centros de titularidad privada. Y en Sanidad, no fue hasta 1972 cuando abrió el segundo gran hospital, el Virgen de los Lirios en Alcoy, y la Maternidad y Hospital Infantil en Alicante.

A partir de 1977, con los gobiernos de UCD, se inaugura el Hospital General de Elche y se aprueba el de La Vila Joiosa, y será con los gobiernos socialdemócratas del PSOE (1982-1996) cuando se complete la red territorial con hospitales en Sant Joan d'Alacant, Orihuela, Elda y Dénia, además de centros de salud en decenas de municipios. A mediados de la década de los setenta la provincia contaba con menos camas hospitalarias que Soria, la más despoblada de las provincias españolas. Hoy ya no es así, y a la red pública sanitaria se han unido nuevas especializaciones de iniciativa privada hasta configurar un «cluster» de salud con grandes expectativas de futuro en una sociedad europea integrada y envejecida.

La educación, a todos sus niveles pero muy especialmente en la enseñanza universitaria, y la sanidad, con los datos antes citados, son las grandes transformaciones de Alicante antes de concluir el pasado siglo XX. Ambas conquistas eran demandas ciudadanas de muchos años. La provincia, que fue sede universitaria en la Orihuela eclesiástica, supo conquistar los estudios superiores en una acción en la que participaron muchos sectores de la población, incluidas las organizaciones empresariales y sindicales. Los estudios de Medicina, inicialmente en la UA y hoy en la UMH, y de Enfermería facilitaron superar las carencias en Sanidad.

«La California de Europa». Europa sería el otro factor clave en la transformación de la provincia en los años finales del siglo XX y en estos que llevamos del siglo XXI. La provincia, por su dependencia de los mercados exteriores desde los cítricos al juguete o el calzado, además de los flujos turísticos, siempre miró hacia la entonces CEE (Comunidad Económica Europea). La incorporación de España en 1986 a las instituciones europeas fue el espaldarazo definitivo.

La libre circulación de personas, bienes y servicios eran necesarios para nuestra agricultura (siempre sometida, también en los años finiseculares, a los albures climatológicos de la sequía o las inundaciones por lluvias torrenciales), para nuestra industria manufacturera (que, con el clandestinaje de la economía sumergida, supo resistir mejor las crisis industriales de esos años), y para el turismo (una actividad económica que ha hecho de la provincia una potencia en lo que caracteriza a las sociedades más desarrolladas del mundo, que son los Servicios).

La decisión por uno de los últimos gobiernos de Felipe González de ubicar en Alicante una de las nuevas euroagencias, la Oficina de Armonización del Mercado Interior (OAMI), fue el broche a esa vinculación definitiva con Europa y sus instituciones. Con la euroagencia llegó más tarde la Escuela Europea, necesaria en una provincia, plural y multilingüe al ser una de las primeras de España en residentes europeos.

Hubo unos años, recuerdan, que se quiso desde los poderes públicos (desde la Generalitat entre 1995 y la llegada de la gran recesión en 2008) transformar Alicante en Florida (parques temáticos, utilización intensiva del territorio y el medio natural al servicio de la edificación masiva y dispersa) frente al modelo más equilibrado y diversificado económicamente que representaba California. La crisis, de la que todavía no hemos salido, nos ha convertido en lo que Gaviria ha definido ahora como «El paraíso estancado»: una sociedad en la que hay de todo, pero donde aumentan las desigualdades sociales porque los crecimientos son y serán moderados, y se presentan nuevos retos como la reforma de buena parte de los logros del Estado del Bienestar y la transición energética en mundo con cambio climático ineludible.

En esos años en que se cambiaron valores y objetivos colectivos, con la fiebre de la especulación y el beneficio inmediato como símbolos supremos, hasta perdió la provincia su único capital financiero: el Banco de Alicante desapareció en el BBVA con la extinción del Banco Exterior, y la Caja de Ahorros del Mediterráneo (fruto de la absorción por la Caja de Alicante y Murcia de todas las cajas locales en la provincia, además de la fusión con la Provincial), que estaba entre las primeras de España por depósitos y dinamismo, fue vendida por un simbólico euro a una entidad catalana. Un duro golpe cuyas consecuencias están todavía por reflejarse en lo económico, social y cultural.

Otros cambios notables en estos últimos años, más presentes en la memoria del lector, son la ascensión de Torrevieja (que llegó a contar con 110.000 habitantes) y Orihuela (por su zona costera residencial) en el ránking de población, junto con San Vicente del Raspeig (más de 50.000 habitantes, superando a Elda y aproximándose a Alcoy). Las autopistas sin peaje con Murcia, Villena y con la Foia de Castalla y con Valencia por el interior, han potenciado localizaciones de actividades productivas (Parque Empresarial de Elche, Albatera, Ibi-Castalla, Cocentaina-Muro) y modificado los desplazamientos de la población por motivos comerciales o de ocio. Han creado una nueva realidad todavía insuficientemente vertebrada desde el punto de vista de objetivos compartidos entre las poblaciones.

En 2011 la transformación de las instalaciones aeroportuarias en el moderno Aeropuerto Alicante-Elche ha sido el primer gran hito en el siglo XXI, con el éxito de seguir creciendo hasta superar los diez millones de pasajeros por año. El segundo, en junio de 2013, fue la llegada de la alta v