La libertad y la profesionalidad han sido los valores que siempre han guiado a los corresponsales de INFORMACIÓN en Torrevieja y por eso es el periódico más leído en nuestra zona. Desde aquella primera corresponsalía cubierta por Francisco Atienza (Paco «El Sueque») cuyas crónicas, escritas muchas de ellas en el antiguo Puerto Rico, llegaban a la redacción de Alicante en el coche de línea que paraba en la calle Ramón Gallud -frente a la Farmacia Torregrosa-, hasta las últimas, pasando por el peculiar y extraordinario Manolo Pamies, han tomado el pulso de la ciudad.

Es digno de reseñar que aun habiendo nacido al amparo de la cadena de prensa del movimiento, lo que significaba estar limitados en cuanto a la libertad de expresión, los corresponsales de INFORMACIÓN siempre se han mostrado respetuosos en mostrar la realidad de la ciudad.

Evidentemente entre un político y un periodista siempre existen desencuentros. La libertad de crítica es algo esencial pero es lógico que uno quiera tener más espacio, literalidad en las frases, que su opinión prevalezca sobre las otras… Pero es cierto que en mi vida política, en la que llevo más de treinta años -la mayoría de ellos en la oposición y desde hace año y medio al frente de la alcaldía de Torrevieja-, me he sentido, en líneas generales bien tratado por este periódico. No es fácil no sucumbir a los contratos millonarios que desde el Ayuntamiento se han venido haciendo en los últimos años y en el engranaje perfectamente engrasado que había tejido el anterior equipo de Gobierno alrededor de los medios. Sin embargo, INFORMACIÓN ha sido sobrio y ha separado, por lo general, el interés informativo de quienes daban de comer. Esa independencia tiene un precio y me consta que algunos de los redactores la han sufrido en sus carnes. Sin embargo, la profesionalidad ha imperado en la mayoría de las ocasiones.

Sé de buena tinta que es difícil enfrentarse a Goliat. Yo lo he hecho porque nunca he tenido más interés que el de defender a mi pueblo y entiendo que si INFORMACIÓN ha permanecido estable ante algunas embestidas del poder, ha sido porque el interés que ha primado sobre los comerciales en esos casos, ha sido el de ser coherentes con la profesión y el lector.

Siempre he abogado por una prensa libre y veraz, es la base de toda sociedad democrática. Decía el periodista argentino Rodolfo Walsh que «el periodismo es libre o es una farsa». Desgraciadamente el dinero ha podido en muchísimos casos con ella en Torrevieja. Incluso, han llegado a fabricarse medios a medida y colocarse «periodistas» en otros de apariencia solvente para escribir al dictado. Es una lástima pero ha sucedido y sucede. Afortunadamente ni todos los políticos son corruptos ni todos los periodistas están vendidos. Pero ejemplares de ambas cosas existen. En ambos casos es vergonzosa y detestable la traición a la confianza que en ti han depositado los ciudadanos.

Porque los periodistas y los medios de comunicación son el vehículo que existe entre los políticos y el ciudadano. Si el coche falla, si está trucado, si le mueve algo más que informar sobre la realidad, estás manipulando la información y a quien la recibe. De ahí la importancia de la independencia y de la profesionalidad, de la necesidad del periodista de sentirse libre de escribir sobre lo que interesa al lector. Esa debe ser la única gasolina que mueva al vehículo.

Entiendo que el ejercicio de los medios debe ser atender las demandas de su público. ¿Qué quieren saber? ¿Qué tienen que saber? En mi condición como medio de comunicación, estoy obligado a dárselo. Sin dobleces. Sin intereses paralelos. Así lo entiendo yo. Por eso siempre he mantenido relaciones cordiales con los medios que se han dirigido a mí. Y también por eso di orden de que la publicidad de este Ayuntamiento conmigo como alcalde, saliera mediante un contrato global, abierto y transparente. Nada de condicionar su pago a cómo nos tratan, nada de dirigirse a dedo y poner piezas en los medios para hacer de la publicidad propaganda, nada de favorecer a los medios política e ideológicamente afines.

No es mi estilo y no voy a contribuir a que los medios sigan en el círculo en el que estaban: si hablas bien de mí te pago con publicidad por valor de cientos de miles de euros y si no, te condeno al ostracismo más silencioso. Evidentemente salir de esa dinámica cuesta y poner en marcha un contrato de estas características también pero seguimos fieles a estos principios y tarde o temprano ayudaremos a que quienes quieran ser libres, lo puedan ser.

Concluyo mi aportación a este 75 aniversario de vuestro periódico, recordando y deseando que las palabras de la periodista y escritora Julia Navarro en su libro «Dime quién soy» sirvan de guía para sus compañeros: «Tengo un defecto gravísimo para el ejercicio de mi profesión. Creo que el periodismo es un servicio público donde debe primar la verdad y no los intereses de los políticos, de los empresarios, de los banqueros, de los sindicatos o del que me paga».