INFORMACIÓN cumple 75 años, casi la mitad de ellos bajo la gestión de Prensa Ibérica, grupo que usted preside. INFORMACIÓN, La Nueva España y Levante, tres de las cabeceras más importantes de la entonces cadena de Medios de Comunicación Social del Estado, fueron adquiridos por usted en pública subasta en 1984, pero seis años antes ya había tomado el control de los periódicos canarios La Provincia y Diario de las Palmas. Tenía poco más de 28 años. ¿Qué impulsa a alguien tan joven a convertirse en editor?

La pasión que desde el primer momento sentí por esta profesión que, junto a la ayuda y apoyo de mi familia y socios, me ayudaron a lanzarme a semejante reto. Puedo decir con satisfacción, que 38 años después sigo sintiendo la misma ilusión renovada desde el conocimiento y la experiencia.

Y las profundas transformaciones que ha experimentado el mundo de la comunicación desde entonces, ¿cómo han afectado al papel de los editores? ¿Ha cambiado mucho o la esencia sigue siendo la misma?

No ha parado de evolucionar desde entonces pero la esencia sigue siendo la misma. Tenemos que entender que el editor es el que facilita la intendencia para hacer posible el medio de comunicación, consensuando la línea editorial con el equipo de dirección periodística. No olvidemos que los verdaderos artífices del día a día del medio son los periodistas.

Con quince cabeceras, Prensa Ibérica es hoy uno de los grupos periodísticos más importantes de España. ¿Cuáles son las características que definen a los medios de comunicación de Prensa Ibérica? A pesar de su diversidad, con ediciones impresas y digitales en diferentes comunidades, además de canales de televisión y emisoras de radio, ¿puede decirse que hay un estilo de hacer periodismo propio de Prensa Ibérica?

Sí, definitivamente el estilo Prensa Ibérica se podría resumir en poner a los lectores y a sus intereses por encima de cualquier otra consideración. Esto, aunque suena fácil, resulta complejo de llevar a cabo.

Prensa Ibérica es un grupo de prensa regional. ¿Tiene sentido el periodismo local en la era de la globalización?

Yo diría que más que nunca. Es tal la catarata de información que le llega al ciudadano diariamente, que una información independiente, seria y ordenada de la temática informativa más próxima a la vida del lector y a sus intereses inmediatos, resultan de capital importancia.

La prensa ha sido uno de los sectores más castigados por la crisis. ¿En qué situación se encuentra el sector en estos momentos?

Desde el año 2008 estamos viviendo una crisis sin precedentes. La transición hacia lo digital es irreversible, aunque el papel sigue siendo muy importante, tiene una tendencia declinante, mientras lo digital crece sin parar. Falta monetizar suficientemente el reconocimiento que los lectores ya otorgan a nuestros portales digitales. Es curioso comprobar que en Inglaterra las webs más visitadas para información inmediata son las de las televisiones, mientras que en España son las de los periódicos.

No sólo la crisis económica ha golpeado a la Prensa. También se ha visto sacudida por cambios sociales y de costumbres que han llevado a muchos ciudadanos a considerar que bastantes cosas, entre ellas la información, pueden conseguirse gratis. ¿Cómo puede combatirse ese fenómeno? ¿Puede haber información de calidad sin empresas periodísticas que obtengan los suficientes recursos para mantener plantillas profesionales y dotarlas de medios para realizar su trabajo?

No, no creo que sea posible hacer buena información sin coste. El fenómeno del «todo gratis» nos obliga a crear nuevos canales de ingresos que sustituyan a los tradicionales.

En este contexto, en el que a la crisis económica general se une la necesaria reconversión de los medios de comunicación, ¿debe la Administración diseñar una política de apoyo a la Prensa como se ha hecho en el caso de otros sectores?

Nunca me han gustado como concepto las ayudas a la Prensa. Soy más partidario de un marco regulatorio que facilite a la prensa tradicional de papel su tránsito hacia la digitalización. Por ejemplo, no tiene sentido que los periódicos impresos soporten un 4% de IVA mientras que los digitales tienen un 21%.

En ocasiones ha podido dar la impresión de que, a diferencia de otras entidades empresariales, en el caso de la Asociación de Editores (AEDE) han pesado más los intereses de cada grupo que los del conjunto de la industria. ¿Ha sido realmente así? En cualquier caso, ¿cree usted que la Asociación de Editores debería jugar un papel más activo en la defensa del sector y en el apoyo a su modernización?

Rotundamente sí. La rivalidad y competencia entre los medios, que es en sí misma sana y positiva, ha entorpecido en ocasiones la solución de los problemas comunes que se podrían resolver mucho mejor sin necesidad de menoscabar la libre competencia. Esa unidad daría al sector una eficiencia mayor.

¿Cuáles son los retos más importantes que a su juicio afronta la Prensa en España?

La estabilización de un modelo de negocio en este tránsito digital en el que vivimos, que nos permita rentabilizar suficientemente los nuevos servicios y productos.

Todas las cabeceras de Prensa Ibérica cuentan desde hace años con ediciones digitales y el grupo fue pionero en el establecimiento de modelos de pago por la información en internet. ¿Cree que convivirán aún por mucho tiempo las ediciones impresas y las digitales? ¿Cómo prevé el futuro?

Creo que el papel seguirá siendo nuestra principal fuente de ingresos durante unos cuantos años. Es imposible precisar su número, pero sí que su evolución será decreciente, al contrario que la digital que previsiblemente evolucionará al alza.