En 1992 llegué a la provincia de Alicante, a INFORMACIÓN, dejando atrás el País Vasco, mi tierra de nacimiento, las Canarias, la región de Murcia y el archipiélago balear, lugares estos tres últimos donde el grupo EPI edita periódicos. Pensaba que llegaba a un territorio poco tensionado socialmente, y mi sorpresa fue descubrir que estaba muy equivocado. En el País Vasco se vivía una situación muy complicada por todos conocida, en Canarias existía una rivalidad fortísima entre las dos islas principales, en la Región de Murcia dos grandes ciudades se disputaban la hegemonía y pugnaban por diferenciarse y en Baleares el fenómeno localismo/catalanismo e islas grandes vs pequeñas estaba muy presente.

Pues bien, como decía, me encontré con una provincia donde la complejidad social e institucional no tenía nada que envidiar a ningún destino anterior. La Marina Alta y su mirada al norte, la Vega Baja y su relación con el sur, la personalidad y autonomía del interior, la falta de reconocimiento de la capitalidad, el peso poblacional y económico de Elx, la centralidad de Valencia. Ni siquiera en el fútbol había unanimidad. Ahora no recuerdo si entendí cómo era la provincia a través INFORMACIÓN, o al revés, comprendí cómo era INFORMACIÓN al ir conociendo la provincia. Pero lo cierto es que aprendí el porqué de las múltiples ediciones del diario, lo complicado que era diseñar determinadas promociones locales sin ofender a nadie, la dificultad de valorar y decidir el espacio y tamaño de las noticias, si se ubicaban delante o detrás, arriba o abajo. Y sobre todo supe cuánta razón tienen quienes consideran que INFORMACIÓN es una de las pocas referencias que vertebran la provincia de Alicante.

Con una formación cartesiana y jesuítica, y tras diferentes experiencias profesionales en sectores industriales y manufactureros me incorporé, no sin cierto recelo, a este mundo bastante diferente de lo que yo conocía en la gestión empresarial. Aterricé en un grupo de comunicación con fuerte personalidad y con señas de identidad propias donde lo que se fabricaba y vendía no eran componentes electrónicos ni conservas sino que se producía algo tan intangible y tan difícil de medir como la información, las noticias, los contenidos. Hoy aún me sigue fascinando observar los procesos de elaboración de las noticias hasta que llegan al lector.

Una de las primeras cosas que tuve que aprender y que más me llamó la atención era que trabajábamos con productos altamente perecederos, más que la leche y el pan, y que había que elaborarlos en un tiempo record. Otra, que los procesos de fabricación, la organización de los recursos y los tiempos eran muy complejos y no dependían únicamente de nosotros sino de algo que se llama actualidad. Descubrí las importantes barreras de entrada que entonces existían y que dificultaban la consolidación de competidores: la fidelidad del lector, un vínculo que no había conocido en otros sectores, y las fuertes inversiones que se necesitaban para poder imprimir y distribuir los periódicos diariamente.

Fuimos introduciendo nuevas tecnologías, modernos equipos informáticos, se rediseñaban los periódicos, se automatizaban y digitalizaban los procesos de fabricación, desaparecían los cuartos de revelado, de fotomecánica, se buscaban economías de escala, se compartían estructuras de impresión y distribución con otros editores€ Eran constantes los cambios para seguir haciendo lo mismo, periodismo. Y ratifiqué una de las singularidades propias de esta casa: la delimitación entre gestión y contenidos. Una seña de identidad que nos ha permitido mantener la independencia informativa.

Un alto directivo de una multinacional europea me contó hace tiempo que el fundador de su compañía solía recordarles con alguna frecuencia que las empresas nacen, viven y mueren; pero que no deben morir mientras estén ellos. A esta sentencia yo añadiría, al más puro estilo darwiniano, que para conseguir alargar la vida de las empresas es imprescindible estar perfectamente adaptado a tu ecosistema y evolucionar según los cambios de tu entorno. Sea o no por esta razón, en INFORMACIÓN nunca hemos dejado de evolucionar e innovar tantas veces como hemos considerado que fuera necesario para mejorar nuestro producto e incrementar nuestra eficiencia.

Internet y las nuevas tecnologías han influido de manera decisiva en el crecimiento exponencial de las redes sociales y de los teléfonos cada vez más inteligentes y nos ha trasladado a un nuevo escenario donde la conectividad y la movilidad están modificando muchos de los hábitos de las personas: su manera de relacionarse, de comprar, de informarse€ Hasta hace poco tiempo nos movíamos en entornos donde los cambios eran evolutivos y de la noche a la mañana nos estamos enfrentando a transformaciones que ya muchos expertos consideran disruptivos. La tecnología también nos ha traído una saturación de información.

Ahora más que nunca se necesitan profesionales capacitados para gestionarla, con criterio para seleccionar aquella que se adapte a nuestros perfiles, con conocimientos para clasificarla y jerarquizarla. Pues bien, ese ha sido, es y seguirá siendo el reto de nuestra sociedad editora, ser útiles para el ciudadano, continuar haciendo periodismo y hacerlo con la misma solvencia, rentabilidad e independencia. Para conseguirlo, trabajamos todos los días introduciendo en la compañía las modificaciones necesarias que nos permitan seguir celebrando cumpleaños.

INFORMACIÓN está viviendo una edad de oro en cuanto a audiencia, influencia, relevancia y capacidad de prescripción. Nunca habíamos tenido tantos lectores como ahora sumando las audiencias del periódico en papel, la plataforma online y la televisión. Nuestro reto es cambiar el modelo de negocio para ajustarlo a estas nuevas circunstancias. Volvemos a tener que adaptarnos al entorno, pero partimos de unas fortalezas enormes registradas en el ADN de la empresa: nuestra independencia, profesionalidad, credibilidad, rigor y cercanía, que actúan de combustible para seguir impulsando esta gran máquina donde periodistas, administrativos, informáticos, diseñadores, técnicos, impresores, distribuidores, quiosqueros€ consiguen que de una manera coordinada y sincronizada sigamos ofreciendo, a través de varias plataformas y diferentes formatos, noticias, opiniones, reflexiones, servicios y entretenimiento, en resumen, sigamos haciendo periodismo durante 24 horas al día todos los días. Es sin duda fascinante celebrar el 75 aniversario de una empresa donde todos los que están vinculados a ella participan con su trabajo y sus decisiones en la transformación de una actividad con el deseo y la voluntad de seguir cumpliendo muchos años.