E l conseller de Medio Ambiente y Agua, José Ramón García Antón, volvió a plantear ayer al Ministerio de Medio Ambiente la posibilidad de que la conselleria financie la construcción de una segunda toma de agua del trasvase Júcar-Vinalopó, aguas abajo del Azud de Antella, para poder bombear un caudal apto para riego y abastecimiento a la provincia de Alicante. Antón hizo estas reflexiones tras conocerse que la propia red de la Confederación Hidrográfica del Júcar ha detectado que las aguas que van a parar al Azud de la Marquesa -punto de arranque previsto para el trasvase- contienen sustancias peligrosas, entre los que se encuentran restos de lindano, un pesticida prohibido en España y cuya ingestión podría provocar a largo plazo graves problemas sanitarios.

Por su parte, el director del Instituto Universitario de Geografía, Antonio Gil Olcina, apuntó que una posibilidad sería el traslado de la toma del trasvase cien metros aguas abajo del Azud de Antella, donde capta el caudal de regadío los agricultores de la Acequia Real del Júcar. «La tensión social habría desaparecido y el agua sería de calidad, lo que no es de recibido es lo que está haciendo el Ministerio de Medio Ambiente, que es el gran culpable de lo que está sucediendo».

García Antón denunció que «la aparición de sustancias tóxicas en el río no hace otra cosa que confirmar el desastre y el bochorno que produce la política hídrica de Zapatero y Narbona. Empeñarse en construir un trasvase de agua que no tiene calidad y carece de usuarios». Para el titular de la política hídrica del Consell, «ni en la República más bananera del mundo se puede justificar un trasvase de agua diciendo que el usuario es el Estado».

En este sentido, el catedrático de Geografía Regional, Antonio Gil Olcina, explicó que «a nadie le puede extrañar que aparezan concentraciones de pesticidas y plaguicidas en el Bajo Júcar cuando hablamos de aguas de segundo y tercer ciclo que se han utilizado para lavar suelos. No parece aconsejable que un cultivador escrupuloso pueda utilizar esas aguas, sobre todo para el riego de hortalizas». Para Gil Olcina «el problema lo ha planteado el Ministerio de Medio Ambiente que se empeña en aplicar una solución que no es tal. Debe replantearse con urgencia el proyecto».

La Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ); ha detectado en la red de control de sustancias peligrosas de la cuenca del Júcar restos de compuestos de pesticidas -insecticidas y funguicidas- cuya ingestión pudiera provocar a medio y largo plazo problemas sanitarios e incluso cancerígenos, según la evaluación del riesgo de los productos realizada por la Agencia de Protección Ambiental de EE UU y la opinión de expertos consultados ayer por este periódico. No obstante, la CHJ asegura que pese a que se han detectado restos de estos componentes químicos su concentración es «mínima» y cumple con los parámetros de la legislación.