Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Pediatras piden que los colegios impartan todas las clases posibles al aire libre o acortar su duración

Los médicos calculan que con los protocolos actuales habrá que hacer entre 8 y 10 pruebas de coronavirus a cada niño entre octubre y marzo

Pediatras piden que los colegios impartan todas las clases posibles al aire libre o acortar su duración

Realizar todas las clases que se pueda al aire libre y acortar su duración para ampliar la ventilación en las que se imparten dentro de las aulas. Son las recomendaciones de los pediatras consultados por este periódico ante la inminente vuelta al colegio, unidas al uso de mascarilla para los niños mayores de seis años -como ya ha decidido la Conselleria de Educación-, mantener la distancia de seguridad, higiene de manos y distintos pasillos de entrada y salida en los centros.

Los pediatras están preocupados y prevén un inicio de curso «caliente» en plena curva de subida de la pandemia, situación que se agravará entre octubre y marzo, que es cuando proliferan las bronquiolitis, gripe y demás infecciones respiratorias cuyos síntomas son muy similares a los del covid-19.

«Debemos aprovechar nuestro clima. Está claro que en diciembre no vas a salir fuera a dar la clase, pero cuando se pueda debería hacerse. Y por supuesto, nada de aire acondicionado, que se abran las ventanas todo el tiempo que se pueda. Y cuando no, sería recomendable acortar diez minutos la clase para aumentar el tiempo de ventilación», considera Raúl González, pediatra del Hospital de Sant Joan. Coinciden el jefe de Pediatría del Hospital General de Alicante, Javier González de Dios, y el pediatra del Hospital Vithas Medimar Antonio Redondo. «En estos momentos hay que flexibilizar las estructuras de los centros. Cuanto más tiempo al aire libre mejor porque rebajamos considerablemente los riesgos», apunta este último.

En estos momentos pese a los protocolos y la organización de los centros educativos reina la incertidumbre. González de Dios admite que «nadie tiene la solución». «Durante la primera oleada la infancia fue espectadora de la pandemia, pero en esta segunda ola se convierte en protagonista», resume el médico. Afortunadamente los estudios indican que los niños se contagian en menor medida que los adultos y aunque son transmisores del virus, no lo son más que los mayores. La irrupción del coronavirus en marzo no afectó de manera grave a los pequeños en la provincia, aunque González de Dios recuerda que «estaban en casa, primero confinados y mostrando un comportamiento ejemplar, y después de vacaciones, pero ahora vuelven al colegio y nadie sabe qué va a pasar». De hecho, este pediatra augura que pasarán sólo semanas antes de que los miembros de una clase o algún colegio entero, los vuelva a mandar a casa ante la aparición de algún caso positivo entre alumnos o profesores.

En este sentido, tanto González del Dios como Redondo y González se muestran muy preocupados por el problema social que traerá consigo esta situación.

«Tendrán que aislarse los niños y sus familias. Con entre 15 y 20 alumnos por clase sólo hay que multiplicar para darse cuenta de la magnitud del problema. Son dos semanas en que los padres no podrán acudir a su centro de trabajo», recuerda. «Y si el caso positivo es el profesor, todos los niños se irán a casa», puntualiza Redondo.

Además, recuerdan que el protocolo indica que ante cualquier caso sospechoso se realizará una prueba PCR para detectar el coronavirus. Esto supone que entre octubre y marzo se tengan que realizar entre 8 y 10 pruebas a cada menor porque es cuando llegan a las consultas con tos, fiebre, fatiga o dificultad respiratoria. González de Dios cree que el volumen de pruebas no será un problema, pero su compañero en el Hospital de Sant Joan se pregunta si habrá para todos y si es eficaz. «¿Es realista hacer una PCR en cada episodio catarral, servirá para algo hacerla?», cuestiona.

«Cualquier padre sabe que los menores de seis años se pasan el primer año de escolarización malos. Además es muy difícil que con esa edad mantengan la distancia y no compartan objetos. Nos vamos a pasar el otoño-invierno haciendo pruebas de coronavirus», sostiene Redondo.

Ante la pregunta de si es posible que un niño padezca bronquiolitis o gripe y al mismo tiempo coronavirus, González asegura que «no es frecuente que convivan dos infecciones, pero no es imposible. Y de ser así el estado de salud se agravaría, aunque más que eso el problema es que con las demás infecciones se nos complica el diagnóstico», advierte.

Ante este panorama los pediatras reclaman una mayor conexión este año entre los centros de salud y los colegios. «Creo que la figura de la enfermera escolar es clave en estos momentos», defiende González de Dios. Pero ante las reticencias del conseller Vicent Marzà, que el viernes afirmó que se necesitarían 200 enfermeros para ello y que ahora esos enfermeros son necesarios en los centros de salud, podría haber una solución intermedia. Raúl González «quiere pensar» que «tendremos una comunicación fluida entre los hospitales y centros de salud con los centros educativos. Cada colegio está geográficamente situado en un departamento de salud, sería una buena noticia que se vincularan», reflexiona el médico.

Compartir el artículo

stats