Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Los prostíbulos que operan como bares y hoteles eluden el cierre del ocio nocturno

Solo los clubs con licencia de pub o sala de fiestas están obligados a cerrar durante 21 días

Local de Cox clausurado tras el contagio de trabajadores, según fuentes municipales. áxel álvarez

No es una actividad legal ni ilegal. No está regulada pero tampoco prohibida y se ejerce en un limbo que permite sortear incluso las restricciones impuestas para atajar la pandemia de coronavirus. Las nuevas medidas adoptadas por la Conselleria de Sanidad Universal y Salud Pública para prevenir y controlar la expansión de la enfermedad no impedirán que ciertos prostíbulos de la provincia sigan abriendo sus puertas, algunos incluso hasta altas horas de la madrugada. Los clubs de alterne que operan como cafeterías, restaurantes y hoteles podrán continuar ofreciendo servicios sexuales de pago aunque mantener la distancia social entre usuarios y meretrices sea absolutamente imposible y, con ello, se dispare la predisposición a posibles contagios, alertan los expertos.

Desde ayer y durante un periodo de 21 días, todos los locales dedicados al ocio nocturno como discotecas, salas de baile o bares de copas de la Comunidad Valenciana tienen prohibido recibir clientes y eso es algo que afectará a parte de los burdeles repartidos por los arcenes de la geografía alicantina. En cambio, otros podrán seguir encendiendo los neones de sus fachadas respaldados por la normativa en vigor, ya que sus licencias se lo permiten. Son licencias que, en realidad, camuflan su actividad real, la del sexo a cambio de dinero, aunque a ojos de la Administración eso es algo que siempre ha pasado desapercibido, también en tiempos de dificultades epidemiológicas. Con ello, el tipo de permiso determina ahora si un burdel puede o no seguir facturando durante las próximas tres semanas, estipula las estancias que pueden abrirse al público y también los horarios.

Los negocios que disponen de permiso de cafetería o restaurante están desde ahora obligados a echar la llave a la una de la madrugada, pero los que están registrados legalmente como servicio de alojamiento prácticamente tienen vía libre. Legalmente son hostales u hoteles y, como tales, pueden seguir llenando sus habitaciones para ofrecer cama a quien esté dispuesto a tirar de billetera. Un ejemplo: este es el mensaje que uno de esos negocios enviaba ayer a los clientes que preguntaban si las nuevas restricciones les afectaban: «Estamos abiertos desde las 13 horas con el servicio de cafetería-restaurante. Cerramos a la una de la noche, pero el hotel se mantiene abierto con todos sus servicios». Eso a pesar del evidente riesgo para la salud pública que supone olvidar las distancias de seguridad mientras los rebrotes por contagios se disparan, con 172 nuevos afectados en la provincia el último día, y 5.703 en total.

Mayor riesgo

«Está claro que hay riesgos si son sitios donde no se cumplen las normas de distancia y el uso de la mascarilla», subraya el catedrático de Salud Pública de la Universidad Miguel Hernández Idelfonso Hernández. «Desconozco como funcionan esos locales, pero obviamente los riesgos aumentan cuando no se cumplen las medidas preventivas», prosigue el experto.

Hasta el momento ha trascendido que al menos un prostíbulo de la provincia, ubicado en Cox, ha registrado un brote de coronavirus con cuatro afectados entre su plantilla de trabajadores, incluyendo personal del servicio de restauración y prostitutas. Según confirmaron ayer fuentes de la administración local, fue el 7 de agosto cuando Salud Pública notificó a la policía del municipio que el negocio en cuestión debía cerrar sus puertas puesto que varios de los empleados habían dado positivo en la PCR practicadas en el hospital de la comarca. Fue una de las trabajadoras la primera que presentó sintomatología leve compatible con el covid-19. Rápidamente se comunicó la situación al resto. Todos ellos fueron aislados. Tras la confirmación de varios casos de contagio, las autoridades sanitarias lo notificaron a las Fuerzas de Seguridad para coordinar la suspensión de actividad en el local. El brote obligó a hacer test al entorno social y familiar de todos los que pudieron entrar en contacto con el virus.

Las mismas fuentes precisaron ayer que la Policía Local de Cox no tuvo que tramitar el cierre en ese momento porque, en realidad, los propios dueños decidieron clausurar las instalaciones por precaución una semana antes. Y así siguen.

Difícil rastreo

Las cadenas de contagio con origen en este tipo de negocios, como la ocurrida también el pasado fin de semana en un club de alterne de Alcázar de San Juan (Ciudad Real), con ocho casos positivos, es algo que preocupa a las autoridades sanitarias por la presunta dificultad de identificar a los clientes que hayan podido pasar por instalaciones donde la discreción y confidencialidad suele ser una religión seguida por sus parroquianos. Por ese motivo, se teme que quieran evitar que su entorno más directo conozca esa parte de su intimidad y, por tanto, no se sometan a las pruebas PCR para identificar posibles contagios. Contagios que, en ocasiones, pueden pasar desapercibidos para el afectado al no presentar síntomas como fiebre o tos, entre otros, pero pueden avivar la llama de la sigilosa transmisión del virus que ha vuelto a cobrar fuerza.

Los controles se intensifican para hacer cumplir las nuevas normas

La entrada en vigor de las nuevas medidas para frenar la transmisión del coronavirus multiplicarán los controles e inspecciones de las Fuerzas de Seguridad. En el punto de mira están los locales de ocio nocturno que deben suspender su actividad por completo, entre ellos los clubs de alterne que operan con licencia de pub o sala de fiestas. «Se debe analizar prostíbulo a prostíbulo, ver qué tipo de licencia tienen y si pueden o no permanecer abiertos, en función de si son un bar de copas o un hotel, por ejemplo», señalan fuentes de la Comandancia Provincial de la Guardia Civil. Se enfrentan, aseguran, a un gran limbo en el que cada local opera con un tipo de permiso y, ante circunstancias como las actuales, deben hacer seguimientos concretos. En realidad, es algo que entra dentro de sus funciones habituales. «Hemos seguido haciendo vigilancias y tras el confinamiento detectamos que muchos clubes no han reabierto».

Desde la Comisaría Provincial del Cuerpo Nacional de Policía subrayan que gran parte de los prostíbulos de la provincia operan con licencias de locales de ocio nocturno y, por tanto, deberán cerrar, algo a lo que se prestará especial vigilancia. «Antes para poder tener horarios de madrugada buscaban obtener la licencia de pub y eso es algo que ahora se les ha vuelto en contra porque no pueden abrir. Esa es la paradoja, lo que antes les permitía desarrollar la actividad ahora se lo prohibe», destacan las mismas fuentes. Desde que llegó la pandemia a la provincia , la Policía Nacional ha sancionado a unos pocos clientes de este tipo de locales por incumplir medidas de distanciamiento o por la no utilización de la mascarilla, aunque donde realmente ponen el foco es en las operaciones que han permitido desarticular tres organizaciones criminales, detener a 10 personas y liberar a 10 víctimas de trata y explotación sexual.

Compartir el artículo

stats