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Los residuos sanitarios se duplican en la Comunidad desde marzo por la covid-19

El incremento del uso de batas, guantes, mascarillas y equipos de protección genera un 100% más de desechos en la red de hospitales y centros de salud

Los residuos se almacenan en contenedores etiquetados antes de ser trasladados a una planta de tratamiento para su desinfección. rafa arjones

La frenética actividad registrada en el sistema hospitalario con la crisis del covid-19 ha duplicado el volumen de residuos sanitarios generado en la Comunidad Valenciana desde el pasado mes de marzo. El incremento sustancial de la basura producida en hospitales y centros de salud se explica por el considerable aumento de la presión asistencial y, también, por la necesidad de desechar continuamente materiales como guantes, mascarillas o equipos de protección individual (EPI) con tal de blindar la seguridad de los equipos médicos y atajar la cadena de contagios entre la población.

Fuentes de la Conselleria de Sanidad Universal y Salud Publica detallan que, en concreto, el incremento de los desechos sanitarios se cifra en una media del 103% en los últimos meses entre las provincias de Alicante, Valencia y Castellón en el contexto de la pandemia de coronavirus. Tal fue el aumento que, en los momentos de mayor generación de basura sanitaria, cuando se registró el pico más alto de contagiados e ingresos, hubo que habilitar lugares de almacenamiento provisional de dichos residuos como paso previo al tratamiento definitivo en la planta habilitada y autorizada para ello, ubicada en el polígono industrial Belcaire de La Vall d'Uixó (Castellón), según indican desde el departamento sanitario autonómico.

Eso es algo que no ocurrió solo en la Comunidad Valenciana, sino también en otras regiones del país donde las empresas facultadas para la destrucción de este material no daban abasto ante el repentino y continuado aumento de actividad, por lo que vieron desbordadas sus capacidades. Desde la citada Conselleria subrayan que la puesta en funcionamiento de esos emplazamientos en los que se fueron acumulando contenedores repletos de residuos se hizo siempre «previa comunicación a la autoridad correspondiente» y, por tanto, de forma controlada.

La dinámica que en estos momentos se está siguiendo para articular la retirada, transporte y eliminación de los desechos sanitarios es similar a la que se llevaba a cabo antes de la pandemia y sigue las directrices del Plan Integral de Residuos de la Comunidad Valenciana. Los desechos biosanitarios se clasifican en función de su peligrosidad y se dividen en cuatro grupos. En el grupo tres se integran los materiales que han estado en contacto con microorganismos con riesgo de propagación, como es el caso del coronavirus. Son aquellos desperdicios infecciosos en los que, por representar un riesgo para la salud laboral y pública, deben aplicarse especiales medidas de prevención. A ese respecto, según la normativa valenciana, estos desechos «podrán ser eliminados como residuos asimilables a domésticos una vez desinfectados y triturados hasta resultar visualmente irreconocibles», recoge el citado documento. Habitualmente, el proceso contempla la desinfección de esos materiales por vapor y vacío mediante autoclave y su posterior destrucción antes de ser enterrados los restos en vertederos.

15 millones de euros

La Generalitat Valenciana, a través de la Conselleria de Sanidad Universal y Salud Pública y la Dirección General de Recursos Humanos y Económicos, adjudicó en 2018 el servicio de gestión de residuos sanitarios y el suministro de contenedores para la acumulación de estos desperdicios y su traslado hasta las plantas de tratamiento. El valor del contrato por un periodo de dos años estaba estimado en algo más de 15 millones de euros y fue adjudicado en tres lotes a las empresas Cespa Gestión de Residuos, SAU y SRCL Consenur CEE, SA, siendo el tercero de esos lotes el que comprende el área sanitaria alicantina.

Las citadas mercantiles asumieron a través de esa misma licitación la gestión de los residuos del «grupo cuatro», que siguen un circuito distinto de tratamiento e incluyen desechos citostáticos, restos de sustancias químicas, medicamentos caducados, aceites minerales o sintéticos,o residuos de laboratorios radiológicos.

El objetivo de la Generalitat pasa por reducir progresivamente el volumen de residuos sanitarios que acaba sepultado en vertederos tras su obligatoria desinfección de forma que hasta final de este año no debería entrar más del 65% de ese desecho a las plantas de eliminación y reducir dicha cantidad hasta el 50% en el año 2022. Ese es un propósito que se marcó el Consell en 2019, cuando aprobó la revisión del Plan Integral de Residuos de la Comunidad Valenciana, antes de que se decretara la pandemia del coronavirus.

Bolsas rojas y contenedores sellados para identificar y aislar la basura infecciosa

La irrupción de la pandemia de coronavirus ha obligado a los centros sanitarios a amplificar los circuitos habilitados para trasladar y acumular los desechos sanitarios de riesgo, que incluyen los materiales que pueden haber estado en contacto con pacientes infectados por el SARS-CoV-2. Son residuos que deben seguir los protocolos de descontaminación, mantenimiento y eliminación conforme establece la normativa.

Fuentes sanitarias explican que residuos como los equipos de protección individual, guantes y mascarillas se depositan en una serie de bolsas rojas de plástico introducidas en contenedores. En otros recipientes similares se depositan los objetos punzantes y líquidos. Las bolsas y contenedores deben estar perfectamente cerradas por parte del personal sanitario antes de su retirada por los equipos de limpieza. Es una empresa contratada por la Generalitat la que se encarga después de transportarlos hasta la planta de Castellón donde se desinfectan. La misma mercantil es la encargada de reponer los contenedores vacíos.

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