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La mitad de los docentes carecía de formación digital y se estresó durante el confinamiento

El 53% de los profesores y maestros confiesan que han tenido que ser autodidactas para atender al alumnado y se lamentan por la falta de tiempo a pesar de que la mayoría superó su jornada laboral

Una alumna consulta su ordenador durante el confinamiento, para seguir con su aprendizaje desde casa. daniel tortajada

Más de la mitad de los docentes reconoce que carecía de formación digital cuando llegó el confinamiento y los dispositivos tecnológicos dejaron de ser una opción para convertirse en la única manera de seguir en contacto con el alumnado. Este es uno de los datos que recoge el informe técnico «La escuela en casa», realizado por el Grupo de Evaluación y Medición: Educación para la Cohesión Social (GemEduco) y el Grupo de Innovación Educativa (InnovaMide) de la Universitat de València (UV), durante el confinamiento.

Después de conocerse los datos relativos a las familias, INFORMACIÓN ahonda en los resultados en relación a aquellos que han estado al otro lado de la pantalla durante tres meses: los docentes. Según los datos que contiene el informe coordinado por los catedráticos Jesús Miguel Jornet y Jesús González, un 57 % de los 1.700 docentes que respondieron (el 20,5 % de Infantil, el 39,5 % de Primaria y el 40 % ESO, la mayoría de ellos con tutorías y de centros públicos), indica no tener «ninguna o poca formación específica en plataformas para la docencia por internet».

Sobre las plataformas online, uno de cada tres docentes las usaba antes del confinamiento (32,5 %), casi igual que los que tenían costumbre de escribir por mensajería instantánea con fines educativos (26,6 %); y un poco más del profesorado, el 42,6 % se comunicaba por e-mail con su alumnado.

Con esta radiografía, el 52,9 % del profesorado confiesa en el estudio -que se realizó a través de un cuestionario online-, que ha sido autodidacta, y el 46,4 % también valora el apoyo recibido por compañeros en su misma situación, mientras dos de cada diez (un 20,6%) señalan haber tenido apoyo de la administración.

Pérdida de aprendizajes

La mitad de los docentes (50,3 %) consiguieron adaptar su docencia desde que empezó el confinamiento a mediados de marzo hasta que finalizó el curso en junio, aunque un 35,2 % expresa que le resultó «difícil o muy difícil». Además, el cuerpo docente también destaca que la participación del alumnado cayó: lo contrastaron seis de cada diez encuestados, los mismos que reconocen que «el clima de aprendizaje durante el confinamiento era peor o mucho peor que en la docencia presencial», por lo que calculan que se ha dejado de aprender entre el 25 y el 75 % del temario habitual en el tercer trimestre del curso.

Pero la situación no ha sido complicada solo para las familias y los escolares y estudiantes. La mitad de los docentes confiesa que se estresó atendiendo a su alumnado de forma telemática por falta de tiempo (52,3 %), a pesar de que la inmensa mayoría, ocho de cada diez (82,7 %), empleó para la docencia en casa «más tiempo que en una jornada laboral habitual» y tuvo un horario flexible para atender a sus clases (75,6%), si bien existe un matiz en el caso de los centros concertados y privados, en los cuales señalan «tener con mayor frecuencia un horario específico». Responder correos electrónicos es una de las tareas a la que más tiempo han dedicado los docentes durante la cuarentena, ya que lo hizo el 76 %.

Otra de las complicaciones, junto a las evidentes de no estar en una clase presencial, es que, aunque el 85 % tenía ordenador o tableta y el 76 % móvil y datos wifi, uno de cada tres docentes afirma haber sufrido problemas tecnológicos y el 98 % alguna dificultad (el 60 % problemas «importantes» y más mujeres que hombres y más de los centros públicos).

Como apunta Jornet, uno de los dos coordinadores del trabajo de recopilación y análisis de datos (que también se ha hecho desde casa y a distancia), «la brecha digital no se trata de tener buenos o malos medios, sino del uso que se les da» o si «solo se utilizan por entretenimiento y no con un uso educativo». Aquí es donde cobran importancia los datos del inicio del texto, en los que la mitad de los docentes afirma no tener formación digital; como mucho, para enviar e-mails o usar alguna plataforma web (en uno de cada tres casos).

El informe «La escuela en casa» también tiene en cuenta detalles de la vida personal de los docentes, pues eso influye en el desarrollo de la labor profesional. Así, en el texto se puede leer cómo la mitad de los docentes (48 %) tuvo un «sentimiento de solidaridad» con las familias; y uno de cada tres pasó por momentos de tristeza o agobio, pero también sintió satisfacción en algunas ocasiones durante el confinamiento.

Del mismo modo, el estudio tampoco olvida que los profesionales de la educación tienen responsabilidades y roles familiares. Los resultados de la encuesta evidencian que el 66 % no dispuso de «tiempo suficiente» para trabajar, pues debían ocuparse de otras obligaciones y urgencias. Por ejemplo, el 71 % afirma que debía encargarse del hogar, el 35 % tiene hijos o hijas en edad escolar a los que, a su vez, también debía enseñar y orientar en sus estudios; mientras que en el 14 % de los casos había personas dependientes en casa.

Brecha de género

Cabe tener en cuenta que, igual que en la parte de las familias, en esta muestra también se han recogido más opiniones de mujeres y se ve una brecha de género, pues son las docentes y profesoras «las que indican un mayor nivel de problemas» y un solapamiento de tareas.

Por otro lado, pero fijándonos también en el contexto, la mayor parte de los docentes (80,8 %) considera que menos del 25% del alumnado que han atendido durante la suspensión de clases presenciales está en riesgo de exclusión. Este es, según Jornet, uno de los puntos pendientes en el estudio, por la dificultad de hacer llegar la encuesta a las familias en situación más vulnerable, por eso explica que este alumnado centrará uno de los próximos trabajos del equipo, que también pondrá el foco en las familias migrantes y en los conservatorios de música.

Además, seguirán desgranando los datos de «La escuela en casa», para ver si se dan oscilaciones en las respuestas según las fechas, momentos del confinamiento y fases. El trabajo coordinador por Jesús Miguel Jornet y Jesús González también ha sido posible gracias a la dedicación de Mª Jesús Perales, Purificación Sánchez Delgado, Margarita Bakieva, Carlos Sancho y Sonia Ortega (esta última de la Universidad de Valladolid).

Apuntalar la escuela como pilar social

El grupo de investigación GemEduco, formado por una quincena de personas, lleva una década analizando los sistemas de evaluación, las instituciones, los programas educativos o la labor de los docentes para averiguar «cómo ayudar a mejorar la escuela desde un concepto de cohesión social». Así lo explica su coordinador, Jesús Miguel Jornet, que incide en que la Educación debe concebirse «por y desde la cohesión social».

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