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El repunte de los contagios ya se deja sentir en los hospitales de la Comunidad

Las cifras de ingresados en planta y en intensivos evidencian una tendencia al alza en las últimas dos semanas por primera vez desde abril. En los últimos siete días se han registrado el 50% de todos los casos detectados durante el mes de julio

Realización de pruebas PCR en Santa Pola a personas que habían acudido a una discoteca de Elche tras detectarse allí un positivo. ANTONIO AMORÓS

La coyuntura de la pandemia hoy es muy distinta a la de hace cuatro meses, pero el fuerte crecimiento que viene experimentando el ritmo de nuevos contagios desde el fin del estado de alarma empieza a dejarse sentir en los hospitales de la Comunidad Valenciana. Los datos distan todavía de suponer una amenaza para la capacidad asistencial de estos centros, la cual además ha sido reforzada de cara a una posible segunda ola. De hecho, éste era el principal objetivo que se perseguía con el confinamiento: ganar tiempo para descongestionar los hospitales y para dotarlos de los medios humanos y sanitarios que el primer impacto de la pandemia evidenció que necesitaban.

Actualmente, según prevé la Generalitat en su plan de contingencia, los centros hospitalarios de la Comunidad Valenciana están preparados para asumir hasta el doble de ingresos diarios que los registrados durante la fase dura de la crisis sanitaria. La marca de agua quedó fijada entonces en 750 hospitalizaciones, el 29 de marzo. Esta semana ha habido 34, según los datos del Ministerio de Sanidad. Una diferencia abismal. Pero si ampliamos el foco, desde el 21 de julio hasta el pasado viernes -fecha de la última actualización de la Conselleria-, las personas hospitalizadas en la Comunidad han crecido en un 63,7%, pasando de 58 a 95. Del mismo modo, los pacientes en UCI han pasado de siete a 12 en ese plazo. Estas unidades llegaron a atender de forma simultánea a 386 personas en los primeros días de abril.

Nuevos casos

Las características de esta enfermedad obligan a interpretar sus tendencias con tiempo. Es decir, los síntomas -de haberlos- tardan en torno a una semana en manifestarse y las hipotéticas hospitalizaciones llegan aproximadamente una semana después. Por eso, los casos reportados esta última semana pueden convertirse en ingresos en los próximos siete días. Sin embargo, también hay diferencias notables entre la capacidad de detección actual y la de hace unos meses.

Ahora los diagnósticos llegan antes y por consiguiente se evita el empeoramiento de muchos de ellos. En los meses de marzo, abril y mayo, uno de cada dos positivos acababa hospitalizado y de estos, uno de cada diez necesitaba de cuidados intensivos. Ahora la realidad es otra: hay rastreo que acota la transmisión y el virus se detecta mucho antes. Esto tiene dos consecuencias inmediatas: hay un mayor número de casos reportados y, al ser diagnosticados antes, los pacientes son tratados antes, evitando así un empeoramiento de su salud.

Estas nuevas particularidades se reflejan en las cifras. El aumento de las hospitalizaciones, pese a ser evidente y una señal de alerta, está muy lejos de ir aparejado al ritmo al que crecen los nuevos positivos. Desde ese 21 de julio, tiempo en el que los ingresos han crecido casi un 64%, los casos activos se han disparado un 169%, pasando de 497 a los 1.338 detallados el viernes por Sanidad.

La nueva normalidad se está mostrando incompatible con el control epidemiológico y, aunque la Comunidad Valenciana está lejos de la incidencia que acumulan otras regiones del país, hay varios datos que refrendan la dificultad de convivir con la covid-19 sin provocar un aumento en la transmisión. A lo largo de todo el mes de junio -el estado de alarma decayó el 21 de ese mes- Sanidad registró 351 casos nuevos.

Ritmo casi seis veces mayor

Con la recuperación de la movilidad y el periodo estival, en julio han sido 1.743 los diagnósticos realizados. Todos ellos siempre a través de PCR, el tipo de prueba más fiable y el único que contabiliza la Conselleria. Esto supone un 396% más. Los encuentros sociales y el ocio nocturno son los dos ámbitos que más están incidiendo en este repunte. El primero por ser el entorno más habitual en el que se generan los brotes. Y el segundo, por su poder de actuar como un catalizador de la transmisión del virus debido a la dificultad que presenta para los rastreadores: la trazabilidad se pierde al no conocer el infectado a todos los asistentes a un local determinado, motivo por el cual hay que recurrir a pruebas masivas en las que se depende de la voluntad de asistir de cada individuo. Además, estas situaciones suelen implicar a personas jóvenes, en su gran mayoría asintomáticas.

Ésta es una de las preocupaciones que admite tener Sanidad en esta fase de la pandemia. La impermeabilidad que parece estar mostrando el colectivo ante la covid-19. Los jóvenes, pese a que también registran algún caso de hospitalización, no suelen presentar complicaciones. Pero el problema está en que puedan contagiarse en estos ambientes nocturnos y trasladar el virus a sus domicilios, donde sí conviven con personas más mayores.

A nivel nacional la situación se está replicando. En los últimos siete días, 472 personas han requerido ser hospitalizadas en España, un 44% más que en la semana anterior. Buena parte de estos ingresos se aglutinan en Aragón. Asimismo, la carga sobre las UCI también se ha incrementado en este plazo de tiempo, pasando de registrar 14 ingresos a 27 en los últimos siete días.

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