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«Es una injusticia»

Los turistas británicos de Benidorm rechazan la cuarentena impuesta por Johnson y afirman sentirse «seguros» en la ciudad. «Si lo hubiéramos sabido antes no habríamos venido, esto es duro»

Un grupo de británicos, ayer, en un local de Benidorm. DAVID REVENGA

Miedo, caras desencajadas y un enfado considerable. El nuevo confinamiento al que tendrán que someterse todas las personas en Reino Unido que regresen de España ha supuesto un auténtico varapalo para los turistas británicos en turistas británicosBenidorm. Numerosas familias acaban de iniciar sus vacaciones en la capital de la costa blanca y rechazan de una forma notable la decisión de Boris Johnson. Hablan de «injusticia» y no ocultan su enfado con el panorama al que tienen que enfrentarse a partir de hoy. Mientras, reconocen que en Benidorm se sienten «seguros». Incluso algunos no esconden que ahora dudan sobre si regresarían a casa, o por el contrario, volverían a pasar sus vacaciones en España como siempre.

Una pareja inglesa toma una cerveza junto a unos amigos belgas en un local en primera línea de playa, en la avenida de Madrid. Su rostro cambia radicalmente cuando oye la palabra confinamiento. «Me parece muy mal, me quedan unas cuantas semanas aquí pero cuando vuelva iré a trabajar, no acepto una nueva cuarentena», explica al hombre. Más allá de la repercusión económica y de la pandemia, los residentes temporales critican el poco margen de actuación que les ha dado el gobierno de Reino Unido ya que a muchos la noticia les pilló cenando ya en la ciudad alicantina. Seguidamente, David, el dueño de un local de baile y copas, no da crédito por la situación y señala que se trata de una «injusticia».

«Esto va a provocar que haya mucha gente que no venga en agosto aquí pero, además, aquellos que regresen no creo que vuelvan a Benidorm en mucho tiempo», señala el trabajador británico residente en la localidad. El discurso no varía conforme van respondiendo los turistas en una ciudad algo más desangelada de lo habitual en plena temporada alta. «Estamos tan enfadados que no queremos hablar del tema, será un desastre, no va a venir nadie más (...) es una ruina y muy injusto», expone un turista extranjero mientras come en un local de la avenida del Mediterráneo.

Muy cerca de ese tramo, una familia inglesa disfruta de su comida en un conocido bar deportivo. Alexander detalla que es el décimo año que acude a España de vacaciones con su familia y no está de acuerdo con la situación que se ha generado. «Llegamos el viernes y tenemos pensado regresar a casa en cinco semanas; aquí estamos bien pero si lo llegamos a saber antes quizá no hubiéramos venido a Benidorm», declara el padre de familia.

Es la opinión mayoritaria entre los ciudadanos británicos que residen estos días en la capital turística de la provincia. Una pareja se detiene en un escaparate. Han llegado esta semana y estarán un mes en la ciudad. «Nos ha sentado muy mal la decisión, esperemos que rectifiquen porque necesitamos seguir trabajando después de la vacaciones», dice él. También, un matrimonio que se hospeda en un hotel de la zona rechaza la nueva cuarentena y afirman no entender la decisión. «Estamos seguros aquí, ojalá pudiéramos quedarnos y no volver al Reino Unido», indican ambas personas. «Yo no volvería», dice el hombre, de unos setenta años. Mientras, la piscina del inmueble, abarrotada de extranjeros que no quieren ni oir hablar del confinamiento ni del coronavirus. Las reacciones de alegría despertadas por el espíritu de las vacaciones se tornan en desilusión al ser preguntados por la vuelta al hogar y sus consecuencias.

Por último, un grupo de amigos disfruta de unas bebidas al sol en un bar del centro de la conocida como «zona guiri». También muestra su desacuerdo con el panorama. «Lo peor es que no podamos volver», afirma una chica británica mientras habla con el resto de sus compañeros sobre el problema en cuestión. Reconocen que existe «cierto miedo» y que todo ha llegado en un momento en el que los turistas se estaban animando más a venir y a recuperar la normalidad.

En general, el giro que ha adoptado Johnson en Reino Unido respecto a la gestión del coronavirus no ha sentado bien a los turistas de Benidorm. Un duro golpe para muchos y para los que todavía estén por llegar. Tampoco ha caído de mejor forma en los comercios ni en los locales de ocio y restauración. En el sector, si cabe, el miedo y la incertidumbre es aún mayor y, literalmente, se echaron las manos a la cabeza al conocer la decisión. Muchos de los restaurantes y bares están gestionados por británicos que saben que su clientela son los turistas y ciudadanos con segundas residencias que acuden durante las vacaciones. El propietario de un pub inglés de la zona «guiri» teme a un posible cierre en un futuro próximo ya que la mayoría de sus usuarios son británicos. La sensación es de mucho miedo en el paraíso.

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