La Agencia Estatal de Meteorología mantiene para toda la semana la previsión de calor intenso y seco en un comienzo de verano que ya empieza a dar claras señales de que estamos en el comienzo de una estación que será tórrida y soleada, aunque tampoco se pueden descartar tormentas ocasionales en julio y agosto debido a la entrada de bolsas de aire frío en altura y su choque con el calor que desprende el agua del mar, a 25/26 grados ya en muchos puntos de la costa. Hoy, jornada "normal", con 28 grados en la costa y 34 grados de máxima en el interior. A medida que avance la semana aumentará también el calor para llegar a un fin de semana por encima de los treinta grados en toda la provincia y máximas e 36 grados en muchos puntos.

La falta de compromiso de los países en la de reducción de gases de efecto invernadero de los países nos condenan, según Ecologistas en Acción, a un aumento de la temperatura en los próximos años superior a los 3º, que se traducirá en un continuo agravamiento de la escasez de agua, siendo esperable como mínimo una reducción del 30 % en las próximas décadas.

Ecologistas en Acción advierte de que la falta de medidas reales que frenen este deterioro hídrico. A pesar del evidente agravamiento de los periodos de sequía, los planes hidrológicos plantean un incremento neto del consumo del 10%, debido principalmente al aumento en las superficies dedicadas a cultivos de regadío.

Todo ello conduce, a juicio de Ecologistas en Acción, a un auténtico colapso hídrico, de graves consecuencias medioambientales, sociales y económicas, que nos aleja claramente de las medidas que deberíamos tomar para frenar la desertificación, poniendo en riesgo no solo la agricultura o la ganadería, sino también a un considerable número de poblaciones que ya sufren los efectos de las sequías cada vez más intensas.

"Es necesario, por tanto, abandonar cualquier medida que conlleve un incremento del gasto hídrico e incluso la reducción de superficies destinadas a los cultivos de regadío hasta un máximo de entre 3 a 3,2 millones de hectáreas. Así como la puesta en marcha de medidas como la revegetación o la reincorporación de materia orgánica a los suelos que permita paliar este déficit hídrico y mejore la capacidad de los ecosistemas para frenar el avance del desierto", según los ecologistas.

El mes de junio de 2020, fue un mes húmedo y térmicamente normal en la provincia. La temperatura media registrada quedó en 21.1 º, es 0.2 º superior que la de la climatología de referencia (20.9 º), y la precipitación acumulada fue de 30.3 l/m2, que es un 20% superior que la del promedio climático del periodo 1981-2010 (25.2 l/m2). El informe de la Agencia Estatal de Meteorología a nivel de España detalla, sin embargo, cómo la precipitación media anual ha experimentado un moderado descenso en los últimos 50 años, a lo que se añade un aumento cada vez mayor de la evaporación del agua como consecuencia del aumento de las temperaturas.

Según el Ministerio para la Transición Ecológica, esta coyuntura en España un escenario claramente más cálido y con menor disponibilidad de agua que en décadas pasadas. Por estaciones, el trimestre invernal (diciembre de 2018 y enero y febrero de 2019) y la primavera climatológica (marzo, abril y mayo) fueron en España cálidos y secos. El verano climatológico (junio, julio y agosto) fue muy cálido en la zona central y oriental de la península y en Baleares; por el contrario, fue frío en zonas del tercio occidental peninsular.

El trimestre otoñal (septiembre, octubre y noviembre) fue muy cálido y seco. En relación a fenómenos meteorológicos adversos ocurridos, el informe los cuantifica a partir de los avisos emitidos por la Agencia Estatal de Meteorología: han sido más de 17.000, un 14% menos que en el año 2018, y de éstos, 199 han sido de nivel rojo (el 1.2% del total), un nivel que se emplea para avisar cuando la excepcional intensidad del fenómeno previsto u observado supone un riesgo extremo para la población.

El calentamiento es más significativo en verano que en el resto de estaciones y es ligeramente superior al detectado para el conjunto de los continentes en el período 1850-2012. El año 2019 fue el sexto más cálido en España desde el comienzo de la serie en 1965. Ocho de los diez años más cálidos se han producido este siglo y cinco de los seis con temperaturas más altas se han registrado en esta última década. 2019 fue el segundo año más cálido en el mundo y el más cálido en Europa. El último quinquenio, 2015-2019, y el último decenio, 2010-2019, han sido los más cálidos en la Tierra desde que hay registros. Además, desde los años 80, cada década es más siempre más cálida que la anterior.

La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), adscrita al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, ha presentado su primer informe anual sobre el estado del clima en España en 2019 con una conclusión clara: el calentamiento no solo no cesa sino que se está acelerando. El incremento de temperatura ha sido de alrededor de 0.3ºC por década desde los años 60. El calentamiento resulta más importante en verano que en el resto de estaciones y es ligeramente superior al detectado para el conjunto de los continentes en el período 1850-2012.

En esta línea, 2019 fue muy cálido en España, con una temperatura media de 15.9º, 0.8º por encima del valor medio anual del periodo de referencia 1981-2010. Se trató del sexto año más cálido tanto desde el comienzo de la serie en 1965, como de este siglo. Ocho de los diez años más cálidos desde 1965 se han producido en este siglo y cinco de los seis años más cálidos se han producido en esta última década.

En 2019 se registraron tres olas de calor de las que destaca, por su gran intensidad, la que tuvo lugar entre el 26 de junio y 1 de julio. En ella se superaron los 43º en puntos del nordeste peninsular y se batieron numerosos récords absolutos de temperatura máxima anual. Este hecho tiene pocos precedentes, pues la mayoría de las efemérides de temperatura máxima en España se habían producido hasta entonces en los meses de julio y agosto.

El pasado año fue normal en cuanto a precipitaciones en el conjunto de España. La media anual estimada fue de 628 mm, valor inferior en un 3% al promedio del periodo de referencia 1981-2010. Hubo notables diferencias geográficas en la distribución de las precipitaciones: mientras que el año fue húmedo o muy húmedo en el extremo norte y en el sureste peninsular, fue muy seco en Canarias, en áreas del nordeste y en el suroeste peninsular, llegando a ser extremadamente seco en algunas áreas de esta región geográfica.

Hubo varios episodios de lluvias intensas y persistentes, destacando el que tuvo lugar entre los días 10 y 15 de septiembre en el sureste peninsular con precipitaciones acumuladas que superaron los 200 mm, una extensión afectada por fuertes precipitaciones estimada en más de 300 km2 e inundaciones en amplias zonas de las provincias de Alicante y Murcia.