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Análisis

Mismas propuestas, ¿idéntica voluntad?

La Comisión para la Recuperación de Alicante encara su recta final sin cosechar grandes sorpresas: las medidas son ya reivindicaciones históricas

El alcalde de Alicante, Luis Barcala, en la constitución de la Comisión para la Recuperación, hace un mes. pilar cortés

En el tiempo de añadido, sobre la bocina, la vicealcaldesa, Mari Carmen Sánchez (Ciudadanos), tomó la palabra para saltarse las normas pactadas de manera asamblearia y colar, por la puerta de atrás, una nueva propuesta para la reconstrucción de Alicante tras la crisis del covid-19. No dijo nada nuevo. Al revés. Puso sobre la mesa un proyecto que, ya en el pasado siglo, abanderó Luis Díaz Alperi (esta semana, protagonista de la actualidad alicantina junto a Sonia Castedo, por el inicio del juicio por el presunto amaño del PGOU). Sánchez pidió a los miembros de la subcomisión para la recuperación del sector turístico y comercial introducir la petición de construir un Centro de Congresos en Alicante. Hasta ese instante, en la cuarta y última sesión del órgano, nada se había dicho de una iniciativa que se comprometió a impulsar el bipartito en el Debate sobre el Estado de la Ciudad del pasado mes de diciembre. De hecho, ya ha habido negociaciones en busca de una ubicación para la instalación.

El sector, sorprendido por las formas, aceptó que el dictamen incluyera una nueva medida. Lógico. Que Alicante cuente con un Centro de Congresos es una reivindicación histórica de hoteleros, hosteleros y comerciantes. Nada nuevo. Como tampoco llaman la atención, por disruptivas, la mayoría de propuestas que dan forma al dictamen de la subcomisión presidida por Sánchez, como impulsar rutas turísticas por la ciudad de Alicante, poner en valor el Mercado Central y el Castillo de Santa Bárbara o recuperar La Británica como un atractivo turístico. Lo dicho, nada es nuevo. Todas esas iniciativas llevan años, incluso décadas, sobre la mesa del alcalde de turno. El problema, el drama de esta ciudad, es que los proyectos raras veces se convierten en realidad.

Durante el último mes de trabajo, en las subcomisiones derivadas de la Comisión para la Recuperación de Alicante, se han evidenciado las numerosas reivindicaciones históricas que arrastra la capital alicantina. Da igual que se abordara la recuperación desde un prisma del turismo, de emergencia social, económico o de movilidad. En todas esas reuniones, una veintena en total, la sociedad ha vuelto a poner sobre la mesa iniciativas que llevan años reclamando. Desde la subcomisión económica, por ejemplo, se reivindica más suelo industrial y potenciar el eje estratégico Alicante-Elche; en la subcomisión de movilidad se pide impulsar, de forma decidida, la peatonalización del centro de la ciudad, el avance sin freno de la recuperación del frente litoral, el incremento de carriles bici y la revisión de planes sobre los que debe pivotar el futuro de Alicante (desde el PGOU a estrategias concretas sobre tráfico); en la subcomisión sobre la emergencia social se requiere más personal para reducir las eternas esperas (de meses y meses) para conseguir una primera cita para ser atendido por los servicios sociales municipales o la construcción de más viviendas intergeneracionales (tras el éxito del edificio de Plaza América), más participación ciudadana y más recursos para sacar a tanta gente de las calles. En resumen, lo de siempre.

Conocido ya el centenar de propuestas que integrarán el dictamen definitivo (que no vinculante) que se debe ultimar esta próxima semana antes de someterlo a la votación del Pleno el 16 de julio, falta por saber si ese documento servirá para que una mesa de Alcaldía no cojee (como ha pasado hasta que alcanza la vista con estas mismas reivindicaciones) o si, de una vez por todas, Alicante se va a tomar en serio la tarea de saldar deudas históricas. Ante las propuestas de siempre, ¿cómo será la voluntad política? ¿Idéntica? ¿O en esta ocasión, el bipartito, con Luis Barcala al frente, aprovechará el contexto para armar un proyecto de ciudad, inexistente hasta ahora? Alicante merece ser algo más que una ciudad de oportunidades perdidas.

El bipartito cambia de voz... o eso aparenta

El Ayuntamiento de Alicante, la nueva normalidad pasa también por no sorprenderse cuando la vicealcaldesa y -sobre el papel- portavoz del bipartito, Mari Carmen Sánchez (Ciudadanos), no aparece por la rueda de prensa posterior a la Junta de Gobierno de los martes. Cuesta recordar su última comparecencia. La penúltima, directamente, resulta un ejercicio ímprobo de memoria.

A su «rescate», sin fallo, siempre acude el portavoz adjunto, Manuel Villar (PP), que se ha convertido, en la práctica, en el encargado de dar cuenta de los acuerdos adoptados por el ejecutivo local en la cita semanal.

Ante la ausencia de la titular también esta semana, Villar argumentó que Sánchez tenía otro compromiso: el Consejo de la Autoridad Portuaria. En otras ocasiones, las excusas son más peregrinas. Coartadas al margen, la realidad es que la portavoz del bipartito ya no ejerce de portavoz del bipartito desde hace demasiados meses. Mucho antes, incluso, de que le diera por grabarse, móvil en mano en plena pandemia, reconociendo que se aburría. No fue un traspié propio del encierro, fue una confesión.

Sus continuadas ausencias sorprenden incluso en el seno del bipartito, donde no se explican a ciencia cierta a qué dedica Sánchez su tiempo. La vicealcaldesa, que en raras ocasiones sustituye en un acto público al alcalde, Luis Barcala (PP), que no se pierde una, sólo tiene delegada una competencia (Turismo), cuya gestión tampoco parece que vaya a pasar a los anales de la historia, mientras que Villar está al frente de tres áreas de peso (Limpieza, Transporte y Contratación). Así que, si por gestión no es y por un exceso de competencias tampoco, sólo queda una respuesta válida.

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