Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La Fundación Aquae y la UA estudian el impacto de los plásticos

La pandemia ha disparado el uso de este material, que se ha convertido en el gran factor contaminante de los océanos

Una investigadora analiza restos de microplásticos. informaCIÓN

La pandemia del covid-19 ha provocado un aumento significativo en el uso del plástico, tanto en hospitales como en los hogares, sobre todo de usar y tirar. Una situación que está generando en todo el mundo un mayor volumen de residuos plásticos, muchos de los cuales se convertirán con el tiempo en microplásticos. Un problema ambiental de escala planetaria cuyo estudio es el epicentro del Doctorado Industrial en Microplásticos que Fundación Aquae y la Universidad de Alicante, junto con las empresas Interlab y Labaqua, impulsan desde enero, con el objetivo de contribuir a la lucha contra el plástico, que cada año contamina nuestros océanos con 13 millones de toneladas.

Como consecuencia de las medidas higiénicas de estos meses, el plástico ha vuelto a utilizarse de forma masiva como superficie aislante, ya sea en pantallas faciales, en mamparas en las cajas de los supermercados o en productos desechables y envoltorios de alimentos. Un material que es responsable de gran parte de los residuos contaminantes que se acumulan en nuestro planeta. Solo en España su consumo anual supera los 3,5 millones de toneladas, de los que 2,5 millones se convierten en residuos.

Según explica Débora Sorolla, la doctoranda becada para realizar esta investigación, «la convivencia con el coronavirus ha hecho resurgir la elección de productos plásticos desechables por ser más higiénicos. Aún así, confío en que cuando pase esta crisis volveremos a utilizarlos menos, incluso, reduciremos su consumo porque una gran mayoría se ha dado cuenta de lo mucho que el ser humano contamina el planeta».

El 94% de los residuos plásticos que se acumulan en el medio ambiente, contaminándolo, son microplásticos. Por eso, el primer objetivo de este doctorado es validar científicamente una metodología analítica que permita recoger y analizar datos sobre estos microresiduos de forma estandarizada, una reivindicación de la comunidad científica al no existir hasta la fecha ningún método estándar para su muestreo, extracción, identificación o purificación.

Este doctorado, que lleva seis meses desarrollándose, ha tenido que centrarse exclusivamente en la parte teórica de su investigación durante el confinamiento. Desde hace tres semanas ha podido retomar la parte práctica. Actualmente se están comparando diferentes técnicas analíticas para encontrar cuál es la ideal a la hora de detectar y caracterizar estos residuos inferiores a cinco milímetros, utilizando polímeros (moléculas) modelo de microplásticos que abundan en el medio ambiente. «En esta primera fase estamos analizando polímeros sintéticos puros, adquiridos comercialmente, antes de analizar muestras reales de microplásticos que pueden encontrarse en la naturaleza.Los microplásticos que hallamos en el medio ambiente suelen estar formados por mezclas de polímeros y posibles aditivos u otras sustancias. Por eso, usando polímeros modelo simplificamos el problema».

Compartir el artículo

stats