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El bipartito prevé abrir la Oficina de Turismo a mediados de julio

El Consell entregará la obra al Ayuntamiento en una semana, tras ejecutarla en 16 meses, frente a los cuatro previstos inicialmente

La Oficina de Turismo ya está visible, tras retirarse el vallado alto y la lona en torno a la instalación. pilar cortés

La Oficina de Turismo en el Puerto de Alicante parece ver la luz tras año y medio de controversia. El Patronato de Turismo del Ayuntamiento prevé abrir las puertas de la instalación a mediados del mes de julio, según confirmaron ayer fuentes municipales. Previamente, la Generalitat Valenciana, que ya ha recepcionado una obra cuya ejecución ha cuadruplicado plazos, tiene que amueblar la instalación. Los cálculos de Turisme pasan por dotar la oficina durante estos días, para dejarla en manos del Ayuntamiento la próxima semana. «La obra ya está recepcionada, por eso han retirado las vallas de la obra. Ahora falta acabar de instalar el mobiliario y audiovisuales. Intentaremos que esté acabada esta semana», señaló una fuente autorizada del departamento que dirige el socialista Francesc Colomer.

A la espera está el Patronato que encabeza la vicealcaldesa, Mari Carmen Sánchez (Cs), que tiene previsto abrir las instalación en cuanto llegue a manos municipales. El personal corre a cargo del Ayuntamiento, que tiene el servicio ya externalizado en el resto de oficinas de la ciudad. Nada se sabe de la idea del alcalde, Luis Barcala (PP), de trasladar la construcción a otra ubicación. Ese cambio podría costar unos 700.000 euros, según informes existentes en la Concejalía de Urbanismo, lo que supondría que la construcción alcanzaría cifras similares al traslado del que no se ha vuelto a hablar, y menos desde que estalló la crisis económica derivada del covid-19.

La Oficina de Turismo, cuyo proyecto se promovió en la etapa del tripartito de izquierdas al frente del Ayuntamiento de Alicante, se adjudicó a mediados de 2018. A principios del siguiente año comenzaron unas obras que tenían un plazo de ejecución de apenas cuatro meses. Sin embargo, problemas entre la Generalitat y la empresa, que llegó a reclamar más dinero para no bloquear la actuación, dilataron un proyecto que finaliza ahora, año y medio después de que arrancase, lo que supone que se han cuadruplicado los plazos marcados en el contrato.

Durante este tiempo, la ubicación ha sido centro de la polémica. Cuando se eligió espacio, por el gobierno liderado por Echávarri, ningún grupo puso reparos. Sin embargo, con las obras empezó la polémica por el impacto visual. Barcala, ya como alcalde, llegó a anunciar que la oficina, una vez finalizada la construcción, se trasladaría a otro lugar. Contraria a gastar dinero público en el traslado se ha mostrado la vicealcaldesa.

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