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El Consell recibe una oleada de peticiones de «ayuda urgente» para hacer frente al pago del alquiler

La demanda para optar a una subvención de la Generalitat por no poder abonar el arrendamiento se dispara durante la pandemia. Más de 11.000 alicantinos solicitan esta prestación para el presente año

Una persona ubicada entre dos bloques de edificios en un céntrico barrio de Alicante con viviendas de alquiler social. raja arjones

La pandemia del covid-19 sigue causando estragos a nivel económico y social. La crisis que ha provocado la propagación del coronavirus también ha afectado de forma directa al acceso a la vivienda, así como al pago del alquiler por parte de miles de personas. Al menos esa es la hipótesis que apoyan los expertos. En el caso de la Comunidad Valenciana, ya son 16.500 solicitudes, con una previsión de alcanzar las 18.000, las que ha registrado la Conselleria de Vivienda para acceder a una «ayuda urgente» para el pago del alquiler a causa de la crisis sanitaria.

Tal y como explica el director general de Emergencia Habitacional de la Generalitat, David Vegara, se trata de una retribución creada con un presupuesto de 7,5 millones de euros​ y que tiene como objetivo «minimizar el impacto económico de la pandemia en aquellas personas que se encuentren en una situación de vulnerabilidad a raíz de esta situación». Vegara señala que el plazo finaliza mañana, 30 de junio, por lo que la previsión que baraja su departamento es que se cuantifiquen las 18.000 inscripciones. La cuantía de esta ayuda oscila entre el 40% y el 100% de la renta del alquiler con un importe máximo de 650 euros al mes. «Estamos haciendo un gran esfuerzo para evitar la exclusión habitacional de los ciudadanos», apunta Vegara, quien informa que la previsión de la Generalitat es la de destinar 40 millones de euros en tres ayudas.

La Conselleria también ha abierto durante este año otra convocatoria de subvenciones para los arrendamientos generales y alquileres para jóvenes. Una partida que también ha experimentado 8.000 solicitudes más que el año pasado. La línea de ayudas se ha cerrado con 38.295 peticiones frente a las 30.562 de 2019. Del total registrado, unas 11.300 provienen de ciudadanos de la provincia de Alicante. Además que más de mil jóvenes más se han sumado a esta retribución en 2020 respecto a 2019. Emergencia Habitacional muestra su cautela y prefiere aguardar a un «estudio más íntegro de los datos» para relacionar directamente el aumento de peticiones con la pandemia.

Sin embargo, expertos de la Universidad de Alicante y de otras áreas de la Generalitat sí sostienen la hipótesis de un escenario que ya no solo deja a los jóvenes como principales afectados, sino que abre el abanico de damnificados a más sectores de la sociedad. «El colectivo de los jóvenes es uno de los más desfavorecidos, pero también hemos priorizado en personas mayores, mujeres víctimas de violencia de género o personas con diversidad funcional que se han podido ver afectadas», añade el director general, quien sostiene que el incremento de las peticiones ha podido verse afectado también por el plazo de solicitud«más amplio» que han tenido las ayudas.

Negro panorama

El Consell Valencià de la Joventut insiste en el preocupante escenario que ha abierto esta nueva crisis en los jóvenes. «Los datos ya eran malos y ahora están peor: uno de cada cinco jóvenes no podía emanciparse antes d e los 30 años y ahora, debido al covid-19, una sexta parte de entre 18 y 25 años ha perdido su puesto de trabajo», expone Pilar Blasco, presidenta del órgano autonómico. «Con estas condiciones y debido a los altos precios del alquiler, cada vez más personas tienen que acudir a las ayudas públicas», señala Blasco. Además, la presidenta pone el foco también en el apartado psicológico, puesto que muchos de estos jóvenes han visto como su proyecto personal «se ha visto frustrado». «Mientras no se regularicen los precios del alquiler y los sueldos, esta situación ocurrirá año a año», concluye.

Liberto Carratalá, profesor e investigador de Sociología de la Universidad de Alicante, expone que la crisis sanitaria del coronavirus ha terminado de empeorar un escenario tan nebuloso como el pago de los alquileres y el acceso a la vivienda. «El fenómeno de la precariedad ya no es solo cosa de los jóvenes, el covid-19 ha castigado aún más a los sectores cuyos salarios eran precarios, y eso influye directamente en la capacidad de poder mantener un alquiler», argumenta. Carratalá afirma que cada vez más adultos no pueden pagar las mensualidades y señala también a la preparación profesional como otro factor «muy influyente».

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