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Muñoz: «Todo ha cambiado en los vuelos, viajes de 12 horas con la mascarilla puesta, no dar nunca la mano...»

Azafata alicantina de Lufthansa y jurista

La alicantina Sophíe Muñoz, antes de un vuelo con Lufthansa. información

La llegada progresiva de la nueva normalidad viene con exceso de equipaje: despidos, reducciones, rescates, deudas y mucha incertidumbre. La hispano-alemana Sophíe Muñoz, de 30 años, es azafata de la compañía aérea bávara Lufthansa, la más potente de Europa pero que ha tenido que ser rescatada por su Gobierno tras unos meses de bloqueo total por la pandemia del coronavirus. Muñoz explica desde dentro la situación y trata de encontrar una vía de escape ante el panorama que se le viene encima a la aviación.

P Tienen solución, Lufthansa vuelve a tener fondos.

R Sí, el Gobierno alemán ha activado un plan de rescate de un paquete de 9.000 millones de euros y los accionistas de la compañía lo han aprobado tras semanas de negociación.

P ¿Tan mala pinta tenía el asunto?

R Sí, estábamos sin fondos. Imagínese una flota tan grande parada, era un agujero infinito y hemos sobrevivido gracias a las reservas que había porque los dos últimos años habían sido los de mayor ganancia de la historia.

P Y en tres meses, consumidos.

R Claro, somos la empresa más grande de Europa con 140.000 trabajadores, eso mes a mes...

P Con el rescate, el Estado alemán también se asegura cierto control de la compañía.

R Creo que desde 1997 Lufthansa era privada y ahora vuelve a tener parte, en torno a un 20%, aunque quería algo más. Al menos no van a despedir a miles de puestos que había colgando de un hilo.

P Aunque todos deben apretarse el cinturón...

R Sí, los sindicatos han negociado que no haya despidos en la empresa en los próximos cuatro años, aunque sí vamos a tener que reducirnos horas de vuelo y, por tanto, el sueldo. Además, cada año ganábamos gradualmente un poco más y esa subida también se ha congelado.

P Los efectos de un gigante atado de pies y manos los pagan todos.

R Sí, la lucha de la empresa empieza ahora para tener que devolver el crédito, calculan que se debe ahorrar un millón y medio anual y eso se hará reduciendo en parte al personal, claro. De los 300 aviones que hay se van a quitar 100 porque hasta 2023 no se va a volver al mismo flujo de vuelos.

P ¿Qué servicios ha dado Lufthansa durante el confinamiento?

R Se ha volado un 5% de lo que se volaba antes; en realidad sólo un 1% porque el 4% eran vuelos de mercancías.

P ¿Cómo se organizaron? ¿Le tocó trabajar?

R Tenemos dos bases: una en Múnich y una en Frankfurt, que es la principal. Pero muchos vivimos en el extranjero (yo en España) y se pidieron voluntarios para trabajar, los que estuvieran más cerca. Fueron sobre todo vuelos de repatriación.

P ¿Dónde le pilló a usted todo?

R Mi último vuelo fue a Belgrado el 16 de marzo y en España ya había estado de alarma. Llegamos al hotel y lo único que había abierto era el servicio de habitaciones y de muchas cosas ya no tenían. La ciudad estaba desierta. Al regresar le pedí a mi jefa regresar a España por si cerraban el espacio aéreo.

P Y le dijo que sí.

R Sí, la verdad es que no pusieron ningún problema, en ese sentido Lufthansa es muy social y pelean por nosotros en todo momento.

P ¿Sabe ya cuál va a ser su próximo vuelo?

R Ahora tenemos incertidumbre porque sabemos poco. Antes teníamos previstos nuestros viajes con mucha antelación, ahora está todo en el aire, nunca mejor dicho. Si no sabían si iban a aceptar el rescate, como para saber nuestros horarios.

P ¿Tiene miedo?

R Hombre, yo hablo con compañeros que ya están trabajando y es raro, no hay regulación que obligue a dejar huecos entre asientos y viajar con una mascarilla 12 horas va a ser muy incómodo, aunque la tengamos ya integrada en nuestro día a día.

P ¿Se han hecho las pruebas?

R No, no nos las hacen. Sí que se nos ha pedido responsabilidad, que no vayamos a trabajar si notamos síntomas. Y que no nos demos la mano, que mantengamos la distancia...

P Algo complicado en un habitáculo tan pequeño.

R Sí, va a ser imposible a veces, en muchas ocasiones tienes que acercarte al viajero para escucharle o entenderle bien...

P ¿Cómo cree que va a ser el turismo que viene?

R Es difícil preverlo, Lufthansa tiene la suerte de que tiene un cliente fiel porque es sobre todo una compañía de negocios, aunque va a abrirse a otros destinos como Tenerife para recuperarse, claro.

P Reciclarse, sí o sí.

R Es que el nivel que se volaba antes tardará mucho en regresar. Será diferente, la gente igual se lo piensa dos veces antes de ir a sitios muy exóticos, el modelo va a cambiar pero no sabemos bien qué va a pasar. Ha sido un punto de inflexión para la aviación, pero de todas formas ya tuvimos un cambio grande en los últimos diez años con el boom de las compañías «low cost» (bajo coste) y el hecho de tener que pagar por todo para viajar.

P Lleva cinco años volando, ¿se ve viajando otros tantos?

R Pues esta reducción laboral que se avecina me hace pensar si compensa, aunque una parte de mí no lo quiere dejar, quiere seguir conociendo países. Me gustaría seguir con esto, como hizo mi madre, pero compaginarlo con otra cosa, soy jurista de titulación pero lo que de verdad me gusta es trabajar con las personas, siempre descubriendo culturas nuevas y con idiomas diferentes por medio.

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