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CORONAVIRUS

Dieciocho segundos de palmera como símbolo de las Hogueras en la pandemia

Los fuegos artificiales que lanzó Pirotecnia Ferrández dibujaron en la noche alicantina un paraguas de lágrimas por las fiestas no celebradas

La Palmera ilumina Alicante

La Palmera ilumina Alicante

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La Palmera ilumina Alicante J. Hernández

Las Hogueras de 2020 ya son historia sin celebrarse. Pasarán a la posteridad como las fiestas que tuvieron que suspenderse por la pandemia mundial del coronavirus. Pese a lo atípico de la situación, sin Plantà de monumentos ni Cremà, los alicantinos pudieron disfrutar de la palmera que tradicionalmente marca el inicio de la Nit del Foc. La primera palmera se lanzó en 1932.

El Ayuntamiento quiso mantener este disparo pirotécnico desde la cumbre del Benacantil que marca cada año el comienzo de una noche mágica, con un coste de 4.800 euros. Fue obra de pirotecnia Ferrández tras casi 150 horas de trabajo «artesanal y manual», según explicó su gerente Manuel Ferrández. Iluminó a medianoche el cielo de Alicante durante 18 segundos, dibujando un paraguas gigante de lágrimas, como si de un lamento por las fiestas no celebradas se tratase.

Más de 850 cohetones se lanzaron desde lo más alto del Castillo de Santa Bárbara abriéndose en un diámetro de 300 metros. En la parte final de la palmera se distinguió «un lagrimeo», que dejó «un rastro de gran intensidad», como prometió el pirotécnico. El color, fue el de siempre: blanco perla.

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Palmera de las Hogueras 2020

Pirotecnia Ferrández, con sede en Redován, tenía previsto participar en el concurso de mascletaes de este año en Luceros y no disparaba la palmera de la noche de San Juan desde 2009. Este hecho y la suspensión de las Hogueras 2020 le suponen al pirotécnico una sensación agridulce: «el pesar por disparar en Alicante en un año en el que no hay Hogueras y por contra volver protagonizar la noche de San Juan después de once años», dijo Ferrández.

El Ayuntamiento preparó un operativo de seguridad formado por 102 efectivos de Policía Local, bomberos, voluntarios de Protección Civil, sanitarios y 35 operarios de jardines, que se distribuyeron por los caminos y accesos al Castillo provistos de material portátil de extinción como batefuegos, mochilas extintoras y mangas para evitar conatos de incendio en el monte, que en los últimos días se ha estado regando con este mismo fin ante el peligro de que los objetos de artificio pudieran provocar las llamas.

Unidades policiales vigilaron que en la playa del Postiguet se mantuvieran las distancias de seguridad. La estancia no se prohibió, como sí ocurrió la noche anterior con las hogueras de la playa, pero la Concejalía de Seguridad aconsejó no acudir.

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