El repunte de atenciones por picaduras en los centros médicos revela la importante eclosión del mosquito tigre en la provincia de Alicante pese a que las empresas de control de plagas han mantenido durante la cuarentena, e incluso intensificado, los tratamientos de los imbornales, que es donde proliferan en las ciudades, y las fumigaciones con productos biológicos en saladares, lagunas y sierras para eliminar este insecto que puede transmitir enfermedades como el dengue, el zika o el chikungunya. Según estas compañías especializadas, el 80% de los focos de mosquito tigre se localizan en viviendas privadas a las que no pueden acceder. Casas de campo y segundas residencias donde las lluvias de primavera dejaron charcos en los que el insecto completó su ciclo biológico al no haber sido frecuentadas por el confinamiento.
Las consultas de los médicos de familia atienden este año más picaduras de mosquito tigre. María Ángeles Medina, médico de familia en Elche y presidenta de la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar, señala que desde hace diez días están atendiendo a un creciente número de pacientes por picaduras que dan más guerra que otros años. «Se infectan con frecuencia supuran, se hacen abcesos...», apunta. A estos pacientes se les suele recetar antihistamínicos «porque son lesiones que pican bastante y cremas de corticoides». Cuando aparece infección, el médico debe prescribir un antibiótico tópico para atajarla. En puntos de atención sanitaria de Alicante también han detectado un incremento de pacientes con reacciones alérgicas a picaduras.
El litoral mediterráneo es una de las zonas de mayor riesgo de expansión de este insecto por el calor y las lluvias más abundantes de los últimos meses, condiciones propicias para la reproducción de esta especie. La empresa de control de plagas Lokímica, que trabaja con numerosos ayuntamientos de la provincia y trata zonas de Teulada, Moraira, Dénia, Villajoyosa, las mancomunidades de l'Alacantí y el Vinalopó, Santa pola, Benferri, Benejúzar, Novelda, Alcoy, y l'Alfàs del Pi, realiza tratamientos terrestres o con drones y helicópteros para llegar a lugares inaccesibles. Se emplean larvicidas y biocidas para ejemplares adultos de mosquito tigre y común.
«No se han dejado de realizar tratamientos durante la cuarentena pero los focos de mosquito tigre se dan sobre todo en viviendas. Casas de campo y segundas residencias», afirma la bióloga Lidia Nájar, que señala que la clave no es usar insecticidas sino eliminar las acumulaciones de agua. «Debe evitarse el agua estancada en los bebederos de los perros, en los platos de las macetas, en cualquier cubo, bidón de riego...si lo dejamos más de dos o tres días el mosquito puede completar allí su ciclo biológico». En cuanto a las piscinas, si se mantienen cloradas y con un grado de recirculación del agua cada tiempo, señala que los mosquitos no crían allí.
En la misma línea, la concejala de Sanidad de Elche, Mariola Rocamora, afirma que se han hecho grandes campañas de fumigación en los últimos meses,y que el mayor problema está en fincas y zonas privadas. «Los temporales de lluvia provocaron estancamientos de agua, especialmente en las zonas de campo y playas. Debido al confinamiento la gente no podía desplazarse a segundas viviendas para retirar estos estancamientos, limpiar y fumigar». Actualmente, existe un plan de fumigación para brotes concretos y larvas. Todos los días la empresa de control de plagas realiza tratamientos, según un calendario en el que se ha dividido por zonas el municipio para mayor efectividad.
También el Ayuntamiento de Villena ha duplicado las actuaciones con larvicidas y adulticidas, que se han iniciado un mes antes de lo habitual, para el control de mosquitos debido a las abundantes precipitaciones que han multiplicado los insectos. En Novelda se tratan jardines y el cauce del río Vinalopó contra el insecto con un adelanto de 15 días por las altas temperaturas. Pinoso y Aspe han intensificado las fumigaciones, y combaten todo tipo de mosquitos, incluido el tigre.
