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El parón turístico provocado por el covid rescata el tradicional alquiler de temporada

Particulares y empresas recuperan el arrendamiento «de veraneo» ante la falta de actividad en plataformas online y las exigencias del contrato para vivienda habitual

La oferta de alquiler de temporada prolifera en la costa, como en la playa del Cura de Torrevieja. tony sevilla

Viejas relaciones económicas para nuevos tiempos. La vuelta al alquiler de temporada, el de veraneo de toda la vida, es un hecho. La crisis sanitaria ha obligado a propietarios e inmobiliarias en las zonas costeras de la provincia a apresurarse a optar por esta modalidad de arrendamiento.

La enorme incertidumbre que presenta el sector del apartamento turístico reglado y la falta de rentabilidad por la disminución de la demanda en zonas turísticas de playa junto al recelo por los arrendamientos destinados a vivienda habitual -que además puede «atar» a los propietarios en el compromiso de cinco años -, ha vuelto todas las miradas al tradicional «alquiler de temporada» como solución intermedia. «Algunos asociados nos están pidiendo asesoramiento para saber cómo se hace», reconoce Karen Manzanas, portavoz de MLS- Asivega, una asociación profesional que agrupa a casi 60 inmobiliarias del sur de la provincia. Las fianzas, los contratos y las condiciones por las que se puede poner en alquiler de temporada una vivienda son muy distintas a las que permite la ley para alquiler de vivienda habitual o apartamentos turísticos reglados.

La necesidad de adaptar antiguos usos a los nuevos tiempos es evidente. Un ejemplo: entre particulares la relación se puede concretar con compromisos verbales (como antaño) y sin necesidad de pagar IVA. Pero el control de Hacienda está ahí.

«Está claro que se está desarrollando una actividad económica y hay que declararla», advierte Manzanas. La participación de los gastos del inmueble es otro aspecto a solventar. «Nos preguntan, por ejemplo, sobre cómo calcular los gastos de luz y de agua si el consumo es elevado y no asumible por el propietario, o por las fianzas», apunta.

Precios

Los precios se mantienen o bajan para intentar animar la demanda porque «el parón» del confinamiento fue muy pronunciado. Los carteles de «se alquila» con la muletilla de «temporada asoman en balcones situados en primera línea de playa en los municipios costeros alicantinos, desde Pilar de la Horadada a Ondara, pasando por Orihuela Costa, Guardamar, Santa Pola, El Campello, Calp o Xàbia. En los años 90 y hasta la crisis inmobiliaria de 2008 el alquiler de temporada seguía siendo un clásico del negocio inmobiliario en la costa de la provincia.

«Luego los periodos de alquiler fueron acortándose y casi desapareció», indica Manzanas. La aparición de las plataformas online con la máxima rentabilidad que ofrecen a los propietarios, redujo el alquiler tradicional a un tipo de relación económica entre particulares de carácter minoritario. Lo que siempre se ha visto como sector «intruso» para el hotelero, dio paso a la explosión de plataformas y apartamentos turísticos reglados, con rentabilidades mucho más altas ,«por día de ocupación», y con posibilidad de reservarse para uso propio la vivienda en cualquier momento. Los particulares que en los últimos años adquirieron una vivienda como inversión para obtener una rentabilidad inmediata son los que más se están planteando esta alternativa de alquiler: muchos deben afrontar hipotecas.

Manzanas, que representa a un colectivo que suma el 20% del mercado de segunda vivienda para compra o alquiler en Torrevieja señala que para las empresas el control fiscal es similar al que se produce en el caso de los apartamentos turísticos -el cien por cien tributa- sin poder acogerse a las bonificaciones que impulsa y fomenta desde la administración el alquiler para vivienda habitual. El 60% del rendimiento que genera para tipo de alquiler no tributa. «Madrileños, vascos, manchegos, y murcianos y alicantinos de ciudades del interior de la provincia como Elche, Elda o Alcoy van a volver a confiar en su alquiler de toda la vida. Aunque muchos preguntan por mediados de julio. Son reacios a hacerlo ya», según señalan desde el sector de los agentes de la propiedad inmobiliaria.

«Es un mercado mucho menos rentable pero más seguro, van manteniendo su compromiso año en año», en una relación muy estrecha entre el propietario y el «veraneante», según las mismas fuentes. La «seguridad» ante el covid que ofrece una vivienda que se alquila menos veces por periodos más largos puede ser un factor de interés para los potenciales clientes que están retrasando su compromiso a agosto e incluso derivando sus vacaciones a buena parte de septiembre.

También se ha apreciado un repunte de demanda para el que no había oferta hasta ahora: ciudadanos de toda Europa que no cuentan con segunda vivienda en propiedad y buscan alquileres de varios meses para el otoño de este año o el invierno de 2021. El arrendamiento a largo plazo les impide disponer de la vivienda si la situación económica mejora porque la legislación garantiza los derechos de quien arrienda para contar con una vivienda habitual y la oferta como apartamento turístico reglado está llena de incertidumbres, incógnitas y -ahora- reservas de última hora en un sector que estaba habituado a programar las ocupaciones a 6 meses vista.

Las piscinas

La crisis también ha provocado situaciones muy anómalas en el mercado aunque puntuales. Por ejemplo, las comunidades en municipios costeros que han forzado a propietarios a retirar su oferta de alquiler para evitar la llegada de visitantes foráneos o que viviendas dispuestas en el mercado de lujo y que apenas contaban con una ocupación media del 30% estén ahora reservadas hasta finales de septiembre por sus condiciones especiales: chalés unifamiliares con piscina. Algo que se extiende a zonas con viviendas aisladas en la huerta o el campo relativamente cercanas al mar. Y la pregunta del millón por parte de la demanda sigue siendo desde hace meses: «¿Podremos utilizar la piscina?». Se produce indistintamente tanto para el alquiler de temporada como en el caso de apartamentos turísticos.

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