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La baja incidencia del covid-19 en zonas rurales atrae nuevos vecinos a los pueblos pequeños

Familias con segundas residencias en estas localidades optan por pasar allí la desescalada por la «sensación de seguridad». Aumentan los empadronamientos y la matrícula en los colegios

Dos personas ante una casa en venta en Alcoleja, localidad cuyo Ayuntamiento ha solicitado la reapertura de la escuela cerrada en 2008. JUANI RUZ

La baja incidencia del covid-19 en las zonas rurales de la provincia está atrayendo nuevos residentes a los municipios de pequeño tamaño. La sensación de mayor seguridad frente a la pandemia en los espacios menos urbanizados y el hecho de que los niños no tengan clases presenciales está favoreciendo que bastantes familias se estén trasladando allí, tal y como explican representantes municipales y vecinos. Se observa más movimiento de personas en calles, bares y comercios, e interés por alargar la estancia lo máximo posible.

La mayoría de estos nuevos habitantes, al margen de que sean temporales o definitivos, contaban ya con una vivienda en estas localidades, a las que están vinculados familiarmente. Las estancias hasta ahora se habían limitado por lo general a los fines de semana y la época estival, pero las circunstancias derivadas de la pandemia de coronavirus y la posibilidad de realizar teletrabajo ha cambiado por completo la perspectiva. Algunas familias han optado por establecerse allí de manera definitiva, como ponen de manifiesto empadronamientos y matriculaciones en los colegios.

En este sentido, la escuela de la Torre de les MaçanesTorre de les Maçanes, con apenas una veintena de alumnos este curso, ha recibido cuatro solicitudes de matrícula de niños. La directora del centro, Llúcia Torregrosa, que hace unas semanas explicaba a este periódico que el seguimiento del alumnado estaba siendo relativamente fácil en estos meses, se felicita de que la escuela rural resulte mucho más atractiva en estas circunstancias. Por el reducido número de escolares y la amplitud de aulas y espacios abiertos como el patio, explica, «es evidente que no tendremos masificaciones y podremos gestionar mejor la situación». El covid-19 podría así, paradójicamente, contribuir a la supervivencia de colegios como el de la Torre, o incluso a la reapertura de alguno ya cerrado. Cabe recordar, al respecto, la petición del Ayuntamiento de Alcoleja para volver a poner en marcha la escuela de esta localidad, cerrada en 2008, atendiendo al contexto de la nueva normalidad surgida de la pandemia.

También en Fageca se nota estas semanas la presencia de más residentes. Tres familias con niños, que al menos en un caso, tras haber asumido la gestión de un negocio, se van a sumar a los 100 empadronados actuales. El alcalde, Ismael Vidal, explica que la ausencia de clases presenciales y la posibilidad de teletrabajar de los padres lo han favorecido. «Ojalá viniera más gente así, cumpliendo todas las normas sanitarias, porque el pueblo tiene vida». A su juicio, el confinamiento «ha hecho que se cambie el chip» respecto de lo que implica vivir en un municipio de pocos habitantes. «Se está viendo que, si hay recursos laborales, la gente decide estar en un pueblo». Y el teletrabajo, añade, es un factor decisivo.

Cerca de allí, en Castell de Castells, también es evidente la presencia de más personas. La localidad está «como si fueran fiestas» en cuanto a residentes, resume el alcalde, Vicente Tomás. Son familias que habitualmente residen en Dénia o en otras poblaciones de la Marina Alta, pero que han optado por pasar allí la desescalada. «Se está viendo que vivir en un pueblo puede ser atractivo» por su calidad de vida, comenta, y que el teletrabajo o los desplazamientos diarios a la costa pueden ser una alternativa.

El fenómeno también se está produciendo en localidades algo más grandes como Biar, con 3.700 habitantes. Ha habido nuevos empadronamientos y mucho interés por alquilar casas, tanto en el casco urbano como en zonas de campo. La alcaldesa, Magdalena Martínez, cuenta que son sobre todo «familias que buscan tranquilidad» y confía además en que esta situación, «siempre con la máxima precaución, sea una forma de potenciar el turismo de interior», y de que el sector pueda remontar después de tres meses de inactividad. También Joan Lluís Escoda, edil de la oposición, afirma en este sentido que «la gente está escogiendo la montaña como una cierta garantía de tener un mejor ambiente», y espera que sea un ciclo duradero.

Los grandes municipios concentran los nuevos contagios en las últimas semanas

Tan solo uno de los 33 casos registrados desde finales de mayo ha sido en un municipio de menos de 5.000 vecinos

Los entornos rurales se mantienen al margen casi por completo de la pandemia de coronavirus. La inmensa mayoría de los casos detectados en las dos últimas semanas, desde que la Conselleria de Sanidad Universal y Salud Pública comenzara a ofrecer datos desagregados por municipios, se han localizado en grandes núcleos urbanos. Cabe matizar, además, que los nuevos contagios que se han producido en estos últimos 14 días y que se han detectado a través de pruebas PCR han sido escasos, 33 en toda la provincia, una cifra que está a años luz de las que se registraban en las peores semanas de la pandemia.

Alicante, con seis casos, es el municipio donde más nuevos contagios se han producido, aunque las tasas en relación a la población son más altas en Alcoy, Benidorm y Torrevieja, ciudades en donde se han registrado cuatro enfermos. También en Elche se han contabilizado cuatro, mientras que en Petrer y Novelda ha habido dos, y uno en Orihuela, la Vila Joiosa, Crevillent y Sant Joan d'Alacant. Tan solo tres han tenido lugar en localidades con menos de 10.000 habitantes, y únicamente ha habido un caso en un municipio con una población inferior a los 5.000 vecinos. En concreto, estos últimos contagios se han registrado en Dolores, Callosa d'en Sarrià y Beneixama.

Tal y como publicó este periódico la semana pasada, los municipios más pequeños han esquivado bastante la pandemia de covid-19. En 39 de las 52 localidades de la provincia con menos de 1.000 habitantes no se ha producido ningún caso de la enfermedad, y ninguna de las 13 restantes ha registrado más de dos contagios. En todos estos municipios se ha producido un solo fallecimiento desde el comienzo de la crisis.

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