Instalar una piscina hinchable o tubular en la terraza de un piso es un pequeño y refrescante lujo, que puede poner en riesgo la estructura de un edificio.
Como ya publicó este diario, las limitaciones para el uso de piscinas comunitarias establecidas a raíz del estado de alarma en el que nos encontramos inmersos ha disparado la venta de estanques portátiles para el baño. No obstante, esta moda ha despertado la preocupación de algunos expertos en estructuras.
El catedrático de Estructuras del Departamento de Ingeniería Civil de la Universidad de Alicante, Salvador Ivorra, define como «insensatos» a quienes optan por montar estos depósitos de agua en sus terrazas o balcones. Ivorra profundiza y explica que dependiendo del tipo de terraza, del año de construcción del edificio y las normas aplicadas, «se podría estar en el límite de la sobrecarga admisible para el forjado» de esa estructura».
El catedrático explica que cuando una piscina de estas características se llena hasta una altura de 50 centímetros, lo que supone que cubra solo hasta las rodillas, la superficie sobre la que se encuentra instalada tiene que soportar en torno a 500 kilogramos por metro cuadrado, una magnitud que considera «desorbitada para la capacidad resistente de la mayor parte de los forjados de edificación.
Uno de los arquitectos municipales de Benidorm, Rafael Landete, coincide en que el montaje de este tipo de elementos en estructuras que no estaban preparadas desde su concepción para esa carga, es sumamente riesgoso. Además, señala que ese tipo de piscinas pueden llegar a sufrir fugas, lo que derivaría en filtraciones.
Landete, señala que lo más recomendable es no instalar este tipo de piscinas, bajo las condiciones antes mencionadas. No obstante, subraya que si se tiene intención de hacerlo, por lo menos deberían hacerse las comprobaciones pertinentes para cerciorarse de que la estructura está preparada para soportar la carga y hace especial hincapié en el caso de estructuras antiguas.
Prudencia
Este arquitecto indica que no existe una normativa específica, por lo menos en la ciudad de Benidorm, que regule la instalación de esos estanques, por lo que cualquier situación que pudiera ser provocada por su uso, estaría dentro del ámbito particular.
A pesar de eso, tanto él, como el catedrático universitario llaman a la ciudadanía a la prudencia. Ivorra, recuerda que cuando llega el verano es recurrente que haya colapsos de terrazas, porches o balcones debido a que se supera la carga máxima de ese forjado.
Incluso, los propios fabricantes de los estanques portátiles hacen esa misma recomendación. Salvador Ivorra hace hincapié en que «aunque no se suele leer con detalle el manual de instrucciones de estas piscinas», se suele indicar la advertencia: «No montar la piscina en un altillo, terraza o plataforma, que puede hundirse debido al peso de la piscina cuando esté llena».
También ambos expertos coinciden en que si la terraza ha estado proyectada y calculada para albergar una piscina, la estructura no debería tener problemas para soportarla y las dimensiones de la misma deberían ser las adecuadas y no supondría un riesgo.
Por otro lado, en el caso de aquellas personas que quieran montarlas en su vivienda de forma «improvisada», por lo menos se recomienda que se realice una comprobación para garantizar que la superficie está capacitada para soportar el peso y que no se colapsará.
Limitaciones que dan pie a una moda peligrosa
Limitaciones que dan pie a una moda peligrosaLas limitaciones de aforo en las piscinas comunitarias y las playas que permanecen cerradas, ha generado la fiebre en la provincia por las piscinas portátiles de todo tipo, cuya demanda se ha cuadriplicado en una semana, agotándose en muchas tiendas físicas y online.
Ahora, a punto de que la provincia pase a la fase 2 y con las temperaturas ascendiendo, el volumen de venta de estos productos, podría dispararse aún más.
