Por conocido y entrañable, Jaime Córdoba era un elemento más del paisaje de Alicante. Su vida profesional se encuadra, como las emblemáticas palmeras, de un extremo a otro de la Explanada: primero al frente de la oficina de Viajes Ecuador, en los bajos de la Casa Alberola; después, como alma mater de Viajes Hispania, frente al quiosco de Peret, en los bajos de la Casa Carbonell. Pisando tesela en el paseo marítimo alicantino, Córdoba desplegó su natural encanto gestionando los viajes de miles de alicantinos (acabaríamos antes nombrando a los que no se dejaron aconsejar por él que a los que pasaron por su agencia) desde que a mediados de los años setenta entró a trabajar en Viajes Ecuador, primero en la oficina de la calle Gerona, después en la de la avenida Ramón y Cajal, al lado de la Escuela de Comercio, hoy sede de la Universidad de Alicante Tras muchos años en esta última agencia, Jaime Córdoba dio el salto a Viajes Hispania, donde llegó como copropietario tras entrar en el accionariado. Allí centró su tarea, sobre todo, en la organización de congresos, sector en el que fue un consumado especialista. Tras una vida profesional intensa, vendió su participación de Hispania al grupo Barceló en 2018.

De padre catalán y madre vasca, Jaime entró muy joven en contacto con la sociedad alicantina a través del restaurante de sus progenitores, un local de excelente comida vasca llamado el Barrenetxea, apellido de su madre, en la calle Vázquez de Mella (local que ahora ocupa el restaurante Riquelme, en la falda del castillo Santa Bárbara).

Casado con Cecilia Giner y padre de dos hijos, Jaime Córdoba falleció ayer a los 71 años en la clínica Quirón de Madrid, donde estaba siendo tratado de un cáncer de pulmón.

Sus restos mortales serán trasladados hoy a las 17 horas al tanatorio del Vial de los Cipreses y el miércoles recibirá sepultura en el cementerio de Aigües.