Los ingresos caen y los pacientes que llegan a los hospitales tienen menos cuadros graves derivados del coronavirus. Es la percepción que desde hace unas semanas tienen los médicos que están en primera línea de la pandemia. Como todo en esta nueva enfermedad, aún no hay estudios clínicos que confirmen esta positiva evolución, pero hay datos que apuntan en esa dirección.
En el Hospital General de Elche, por ejemplo, no hay ingresos hospitalarios desde hace 15 días, situación que se repite en el Hospital de Sant Joan, donde no hay hospitalizaciones por covid-19 desde el 12 de mayo.
El responsable de Enfermedades Infecciosas de este último centro sanitario,Francisco Jover, cree que una de las posibles causas es que, tras la cuarentena, los casos positivos se concentran ahora en pacientes más jóvenes y por tanto con menos riesgo de sufrir complicaciones. «Estamos viendo los efectos de las medidas de confinamiento. Las residencias geriátricas han estado cerradas a cal y canto y los ancianos muy controlados. La mayor movilidad se ha dado entre los trabajadores y la población más joven».
También el hecho de que cada vez se vaya sabiendo más sobre los síntomas y tratamientos de esta enfermedad juega a favor de que esté habiendo menos complicaciones, cree Félix Gutiérrez, responsable del servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital General de Elche.
«Hace unos meses los pacientes que estaban pasando la enfermedad en sus casas llegaban más tarde a los hospitales y con un estado de salud más deteriorado, que incluso obligaba a ingresarlos directamente en la UCI. Los servicios clínicos estamos ahora más experimentados e intervenimos antes de que lleguen estas complicaciones». Gutiérrez también cree que la experiencia que se está adquiriendo con los tratamientos farmacológicos está contribuyendo a esta mejora.
Respecto a la posibilidad de que con el calor el virus pierda fuerza, ambos especialistas creen que aún es pronto para sacar conclusiones. «El calor es enemigo de los virus y hay estudios muy preliminares que dicen que con la radiación ultravioleta es difícil que sobreviva en superficies, pero aún no hay nada concluyente», sostiene Félix Gutiérrez. Por su parte, Francisco Jover recuerda que en países como Brasil, donde las temperaturas son muy elevadas, el virus está teniendo una importante incidencia.
Para el responsable de Enfermedades Infecciosas del Hospital de Sant Joan el calor sí que puede estar contribuyendo a bajar los contagios «por el hecho de que estamos más tiempo en espacios exteriores, donde la posibilidad de contagio es menor que en sitios cerrados».
En consonancia con esta tendencia el Instituto de Neurociencias se ha visto obligado a parar a mitad un ensayo clínico que llevaba a cabo al quedarse sin pacientes. El ensayo se puso en marcha para tratar de evitar que los pacientes graves empeoraran y entraran en el temido distrés respiratorio. Para ello estaban probando la eficacia de un medicamento, el defibrótide, que ya se usa en trasplantes de médula ósea. El ensayo reclutó a 120 enfermos ingresados en nueve hospitales y está coordinado por el doctor José María Moraleda, jefe de Hematología del Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia.
El director del Instituto de Neurociencias, Salvador Martínez, explicó que se está realizando un seguimiento a los participantes en el ensayo clínico pero que aún no han abierto los resultados. Pese a haber llegado a la mitad del proceso, Martínez considera que «los resultados serán muy valiosos para el futuro». «Tenemos que estar preparados en caso de que se produzcan rebrotes», avisa.
El científico tiene muchas esperanzas en este estudio, cuyo objetivo es « objetivo es que el enfermo no muera por insuficiencia respiratoria y darle tiempo a su sistema inmune para que elimine al virus y funcione el tratamiento con los antivirales».
Reactivación de la ciencia
El Instituto de Neurociencias y las universidades de la provincia ya han comenzado su particular desescalada para reactivar la investigación. El confinamiento decretado por la pandemia provocó que una de cada cinco investigaciones se vieran paralizadas y que la situación afectara a la mitad de todas ellas. Los investigadores continuaron trabajando desde casa en artículos, resultados y preparación de proyectos fundamentalmente, pero la entrada al laboratorio estaba vetada.
Poco a poco y desde hace un par se semanas la situación ha cambiado. Con todas las medidas y protocolos de seguridad los científicos se han reencontrado con su lugar de trabajo habitual. En Neurociencias cerca del 70% de los investigadores principales acuden a las instalaciones con un control estricto del número de personas y de las horas que las utilizan y en las próximas semanas esperan alcanzar el 100% del trabajo experimental.
El vicerrector de Investigación de la Universidad de Alicante, Rafael Muñoz, calcula que el flujo al campus es de unas 500 personas diarias, el 90% de ellos investigadores. Ninguna de las 600 investigaciones que tenían en marcha está ya parada y el ritmo va en aumento. Con el pase a la fase dos se amplió el horario de los laboratorios a mañana y tarde lo que facilita su uso por turnos y también que los experimentos que necesitan más tiempo puedan llevarse a cabo. En función del tamaño del laboratorio accede un número de personas guardando los 12,5 metros de espacio establecido.Ahora se adaptan pero a futuro si no se reducen los metros podría complicarse la situación.
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