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CORONAVIRUS

50.000 personas comen en la provincia gracias al Banco de Alimentos

En solo tres meses de covid-19 se ha retrocedido al momento más duro de la anterior crisis: el año 2012

50.000 personas comen en la provincia gracias al Banco de Alimentos

Todavía sentían los coletazos de la crisis de 2008 cuando la pandemia de coronavirus ha vuelto, como un huracán, a arrasar con la precaria economía de las personas más pobres en Alicante. En tan sólo tres meses se ha retrocedido a los años más duros de la anterior crisis económica. Así está ocurriendo en el Banco de Alimentos de Alicante, donde el número de personas a las que están ayudando estos días se ha disparado a niveles de 2012 ó 2013, pasando de 30.000 personas a las que repartían alimentos de primera necesidad a comienzos de año a 50.000 durante estos días.

«La situación es de un verdadero drama. Tenemos colas todos los días de gente que nos pide ayuda. Nos llaman desesperadas las familias, asociaciones e incluso ayuntamientos», lamenta impotente Juan Vicente Peral, director del Banco de Alimentos, que tiene su sede en Mercalicante. Aunque la estampa se repite en otros Bancos de Alimentos de España, Peral cree que en Alicante la situación es todavía peor debido a las características de su economía. «Tenemos mucha economía sumergida y toda esa gente ahora se ha quedado con una mano delante y otra detrás porque no figuran en ningún sitio». Además, la dependencia del turismo y el peso que el sector hostelero «también está pasando factura, ya que son los más perjudicados por esta pandemia».

El Banco de Alimentos recibe cada año excedentes procedentes de la Unión Europea en forma de alimentos de primera necesidad que se reparten a familias en situación de pobreza. La comida llega a las familias a través de asociaciones, como Cáritas, que son quienes la hacen llegar a estas familias. Durante estos meses de pandemia, cada día son más las asociaciones que acuden a solicitar alimentos a esta institución. «Hay asociaciones que ya habían dejado de actuar al mejorar la situación económica y otras vecinales o culturales que se han tenido que reconvertir para poder ayudar a la gente que peor lo está pasando. Estamos viviendo una situación insólita en toda nuestra historia», señala Juan Vicente Peral.

En estos días, el Banco de Alimentos está recibiendo uno de los tres envíos que anualmente hace la Unión Europea. 650.000 kilos de comida que serán repartidos a través de las distintas entidades benéficas a lo largo de los próximos meses, hasta que en octubre vuelva a llegar una nueva remesa de comida. Se trata de productos no perecederos, como leche, aceite, arroz, pasta o legumbres. Pero afortunadamente, el Banco de Alimentos está contando estos días con otro tipo de aportaciones que le permiten cubrir de una manera idónea las necesidades de tantas bocas que alimentar.

Los bares, restaurantes y hoteles que permanecen cerrados debido a la pandemia están haciendo llegar al Banco de Alimentos todo tipo de productos que tenían almacenados y a los que no han podido dar salida. «Gracias a estas aportaciones estamos pudiendo repartir productos frescos, como carne o platos preparados, que habitualmente no tenemos».

La crisis del coronavirus ha desbordado la situación de precariedad en la que vivían miles de familias en la ciudad de Alicante. Sólo en la zona norte, las asociaciones vecinales calculan que hay 400 familias en una situación de pobreza extrema. Durante estos meses, las asociaciones de vecinos se han organizado para poder repartir alimentos a la familias más necesitadas. También en la ciudad de Alicante, Cruz Roja ha realizado el mayor despliegue de su historia para dar asistencia a personas en situación vulnerable.

En dos meses la organización ha podido atender ya a cerca de 26.000 personas en la ciudad de Alicante. Durante este tiempo, los voluntarios de Cruz Roja han llevado lotes de comida y medicamentos a los domicilios y ha entregados bolsas de comida y cena a las personas sin hogar de la ciudad.

Despensa Solidaria «alimenta» a 120 familias a la semana

Fundada hace 11 años, la ong Despensa Solidaria no había vivido una situación igual. La treintena de familias a las que solían ayudar por semana, derivadas por las trabajadoras sociales de los centros de salud y los centros sociales, se han multiplicado a raíz de la emergencia derivada de la pandemia y ahora atienden a unas 120. Las colas que se forman ante su local de la calle Ceres, en el barrio de los Ángeles, en Alicante, son interminables. Como ejemplo, cada semana entregan 1.200 litros de leche. El coste semanal en alimentos es de 3.000 euros, de ahí que hagan un llamamiento a la colaboración ciudadana. Necesitan más fondos para seguir ayudando a más personas, como explica la presidenta de la entidad, María José Solbes. «Estamos desbordados pese a que hicimos una campaña de recogida de dinero. Es una barbaridad cómo se ha disparado el número de personas que vienen desde el covid-19». Lo reflejan los datos: desde enero han atendido a 1.169 familias, de ellas 854 desde el inicio de la pandemia. En personas 3.736 en lo que va de año, y 2.744 desde que estalló la enfermedad. Quien quiera colaborar puede encontrar el número de cuenta en su página web www.despensasolidaria.org.

Medio millar de voluntarios cocinan y reparten 108.000 menús a familias pobres

Alicante Gastronómica Solidaria distribuye la comida por toda la provincia a través de 15 asociaciones benéficas

Lo suyo es la cocina, a las duras y a las maduras. Por eso cuando la pandemia de coronavirus obligó a suspender la feria Alicante Gastronómica, prevista el mes de marzo en IFA, sus organizadores no se lo pensaron dos veces. Del evento fallido nació la asociación sin ánimo de lucro Alicante Gastronómica Solidaria para cocinar menús completos y repartirlos, a través de las asociaciones benéficas, a los más golpeados por la crisis económica que ha derivado de esta emergencia sanitaria.

El proyecto ha logrado involucrar a 500 voluntarios, 150 empresas y numerosas instituciones. Cada día, los voluntarios cocinan 3.000 menús en los CDT de Alicante, Benidorm y Torrevieja, así como en la Escuela Municipal de Hostelería de Elche. Ya han distribuido a lo largo de esta crisis sanitaria 108.000 menús para familias de toda la provincia de Alicante.

«Las empresas nos hacen llegar todo tipo de género y con lo que tenemos pensamos qué menú cocinar, siempre teniendo en cuenta que sea completo y equilibrado», explica Antonio Llorens, director y coordinador de los cuatro centro en los que trabajan los voluntarios.

Cada menú tiene un primer plato, un segundo, una pieza de fruta y pan. «Tratamos de aportarles un aspecto más humano, para que no sea sólo comida», señala Llorens. Así, suelen incluir en las bolsas juguetes para los niños o bombones donados por empresas colaboradoras. Cada día las ONG les hacen llegar los listados de personas a las que necesitan atender. «Comprobamos sos listados para ver que no haya duplicidades porque, de ser así, quedarían alimentos por recoger». Tras elaborar los platos, estos se envasan y se introducen en bolsas individuales que se entregan a las ONG. Un trabajo voluntario y desinteresado que arranca a las 7.30 de la mañana y no termina hasta las 15 horas.

Carlos Baño, presidente de Alicante Gastronómica Solidaria, pone un diez a las empresas del sector que se han involucrado con este proyecto que se puso en marcha en tiempo récord. «La respuesta ha sido brutal. Cada una está colaborando con lo que puede, con género, con dinero...». Las asociaciones con las que colabora Alicante Gastronómica Solidaria son 15, así como 27 ayuntamientos de toda la provincia de Alicante. La asociación ya ha solicitado a la Generalitat que les ceda las cocinas de Ciudad de la Luz, ya que en breve está previsto que los CDT retornen a su actividad habitual, por lo que necesitarán de un nuevo espacio para poder seguir prestando su ayuda.

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