Que la fase 2 permita abrir piscinas no significa que mucha gente vaya a poder disfrutar del baño tras la larga cuarentena. Los gastos de apertura y mantenimiento, sumados a las normas de acceso, control del aforo y desinfección que recoge la orden ministerial 414/2020, reguladora de este nivel de desescalada, van a conducir a muchos propietarios a aplazar varias semanas la apertura y en muchos otros casos al cierre durante todo el verano. No habrá dinero para llenarlas con garantías de seguridad.

El Consejo General de Colegios de Adminstradores de Fincas ha comunicado a través de diario El País que prevé un repunte del 50% de los impagos de las cuotas en las comunidades de propietarios de todo el país. Desde Alicante, el presidente del colegio territorial, Augusto Soler, matiza que se trata de una aproximación basada en los resultados de pagos mensuales, una modalidad poco habitual en Alicante y por tanto poco representativa. "La gran mayoría de las comunidades cobra las cuotas por trimestre. Las dos primeras semanas de confinamiento han dejado una huella inapreciable entre enero y marzo, pero prevemos que en julio la crisis tendrá un efecto brutal", explica el representante del Colegio.

La consecuencia de que "propietarios de bares y comercios", colectivos que pueden representar "gran parte de los vecinos de las comunidades de la provincia", hayan perdido ingresos durante estos meses es que los administradores tendrán problemas para contratar empresas de mantenimiento de piscinas y socorristas, en función del tamaño de la propiedad. Soler no se atreve a calcular el alcance de los impagos, pero tiene como referencia "el 25% de morosidad que se registró en el pico de la anterior crisis". Entonces, uno de cada cuatro vecinos no podía contribuir con los gastos comunes.

El paso a fase 2 de desescalada, iniciado el lunes, permite abrir las piscinas para uso recreativo bajo determinadas condiciones de higiene y de control de acceso, que generan un gasto extra a los propietarios. La orden exige reducir la entrada de personas al 30% aforo, limitar aún más el acceso si no se garantiza la separación de dos metros, instalar cartelería con las nuevas reglas, organizar turnos y horarios de permanencia en la instalación y desinfectar con frecuencia y utilizar determinados biocidas en las zonas comunes. Aplicar estos requisitos se traduce en que "aumentan los gastos de limpieza y de personal de vigilancia". En opinión de Soler, "va a ser muy difícil contratar a un controlador de aforo y esa tarea podría recaer en el socorrista". La suma de todos los requisitos y condiciones es, para el presidente de los administradores de fincas, "que este verano van a abrir muchas menos piscinas".

Existen apps con vocación de solucionar el problema del aforo. Algunas son simples registros de reserva de horario y otras buscan un control más directo mediante códigos QR de acceso cuya validez controla el socorrista o algún responsable de la comunidad. "Muchas urbanizaciones usan apps y funcionan bien, pero no todas pueden permitirse comprar software y hacer una derrama para 500 euros. Además, las personas mayores quedan excluidas del uso", cuenta Soler.

Por todo ello, el presidente de los administradores de fincas prevé que muchas urbanizaciones esperen a que se publiquen nuevas indicaciones para poner en marcha las piscinas. "Confío en que se flexibilicen a partir de las siguientes fases, esto va semana a semana. Cuando las autonomías tomen el control todo puede variar mucho y quizá se decida que las piscinas se autorregulen, como pasa en los parques", apunta. En su opinión, muchos vecinos esperarán hasta julio para abrir. "El problema es que la orden adapta a las piscinas comunitarias las normas de las piscinas municipales, que sí tienen personal y recursos para cumplir con todo", añade.

Municipales: Sin duchas ni taquillas y por turnos

La piscina municipal Monte Tossal de Alicante funciona desde el lunes en modo "nueva normalidad". El nadador es recibido con un termómetro digital de temperatura antes de pasar a los vestuarios. Allí puede cambiarse pero no guardar sus pertenencias. Es en las gradas de las tres piscinas del complejo, todas funcionando, donde debe depositarlas. El personal procura que haya un solo usuario por carril y limitan el tiempo de permanencia a 50 minutos, que se disfruta tras haberse inscrito en un turno. Aunque no hay limitaciones de edad, los mayores de 60 años tienen un horario específico. "Las duchas sólo pueden usarse rápido para quitarse el cloro, nada más", aclara el recepcionista del complejo.

Piscinas "sumergidas"

Las dificultades para disfrutar legalmente de un baño pueden conducir a algunos propietarios a "sumergir" su mantenimiento, con consecuencias que podrían ser graves para la salud. La comercial de una empresa del sector en la zona de la Vega Baja advierte de que "ya en la anterior crisis nos encontramos con comunidades que no podían pagar la puesta a punto de las piscinas y las encargaban a un vecino". "Hay comunidades que no quieren gastarse el dinero y lo hacen ellos, porque una psicina se ha convertido en un artículo de lujo. Es grave porque no saben hacer el lavado de filtros, las cloraciones ni regular el PH", afirma otro empresario que prefiere no identificarse.