Las residencias de mayores han retomado las visitas de familiares dos meses y medio después de la declaración del estado de alarma, y lo han hecho entre estrictas medidas para prevenir contagios. Las entrevistas se están desarrollando con cita previa, con un máximo de dos personas por residente y cumpliendo a rajatabla la normativa en materia de higiene y prevención. Pese a todos estos requisitos, los reencuentros están generando emotivas imágenes entre los mayores y sus seres queridos, después de tanto tiempo sin haber tenido la oportunidad de verse y conversar en persona.
Coincidiendo con la fase dos de la desescalada, la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas ha permitido que los centros geriátricos recuperen las visitas de familiares, aunque marcando una serie de normas para prevenir que se puedan producir contagios, teniendo en cuenta que el de las personas mayores es uno de los colectivos de mayor riesgo frente al coronavirus.
Una de las residencias que ya está permitiendo las visitas es la de Pintor Sala en Alcoy, donde su director, Vicente Ordiñana, explica que a lo largo de todo este tiempo han estado haciendo lo posible para que la enfermedad no penetrara en el centro, cosa que han conseguido. «Ya a mediados del mes de febrero, cuando vimos lo que estaba pasando en Italia, nos empezamos a preparar. Con la declaración del estado de alarma decidimos mantener aislados en sus habitaciones a los residentes, dotarlos de mascarillas e implantar estrictas medidas higiénicas. Todo ello, en cualquier caso, manteniendo actividades».
Pese a todo, los residentes han echado mucho de menos durante este tiempo el poder ver a sus familiares, cosa que por fin han empezado a hacer esta semana. Para realizar las visitas se deben cumplir normas muy estrictas: tienen que ser con cita previa, y de hasta dos familiares o personas allegadas por residente que además deben entrar de forma individual, excepto si son convivientes. Los visitantes tienen que rellenar un cuestionario que evite la entrada de personas con sintomatología compatible con covid-19, tomarse la temperatura antes de acceder al centro y observar las medidas de distanciamiento, la higiene de las manos y el uso de mascarilla. Además, la residencia tiene que adecuar espacios adecuados y regular las visitas por tramos para evitar aglomeraciones.
Los reencuentros están generando imágenes muy emotivas entre los residentes y sus seres queridos, pese a la prudencia que deben mantener para evitar los abrazos y la barrera física que suponen las mascarillas. A la misma residencia alcoyana acudían ayer Vianela Oliva y Juan Pérez para visitar al padre de éste, Amando Pérez, de 87 años. La hija de la pareja se tuvo que conformar con ver a su abuelo a través de un cristal, habida cuenta que no pueden acceder dentro del centro más de dos familiares por residente. «Ha sido muy emocionante -señalaban Vianela y Juan-, porque nosotros, por seguridad, decidimos dejar de venir antes de que se declarara el estado de alarma para evitar contagios. Y eso que nos tenemos que reprimir, porque no podemos tocarlo. Pero ha sido muy reconfortante verlo y saber que se encuentra bien».
