El pequeño comercio de la provincia ha registrado una caída de las ventas de hasta el 70% desde su reapertura, en relación a las mismas fechas del año pasado. El sector confía en que la reanudación de la actividad en los centros comerciales pueda convertirse en un revulsivo. Asimismo, la posibilidad de utilizar los interiores, aunque sólo a un 40% de su capacidad, propició que bares y restaurantes que no tienen terraza o que habían esperado hasta este momento para lograr una mínima rentabilidad levantasen sus persianas.
El pequeño comercio alicantino volvió ayer a subir las persianas con la esperanza de que la apertura del gran comercio pueda ser un revulsivo para sus ventas. Y es que las dos semanas de la fase 1 en Alicante no han sido nada esperanzadoras para el comercio tradicional tras el frenazo en seco que supuso el confinamiento: las ventas han bajado más de un 70% respecto a las mismas fechas de 2019, según reconoció ayer el presidente del Colectivo Corazón de Alicante, Vicente Armengol, quien admite que sus asociados esperan que la vuelta del gran comercio sea un «punto de inflexión». También ansían que los alicantinos regresen a sus puestos de trabajo, ya que el teletrabajo tampoco ayuda a un pequeño comercio que ya está en su práctica totalidad con las puertas abiertas. «Con el cambio de fase, los pocos que habían esperado, en torno a un 10%, ya han abierto».
El cambio de fase en la desescalada, de la 1 a la 2, apenas ha traído cambios sobre el pequeño comercio: pasando del 30 al 40% del aforo. «Las medidas de higiene siguen igual, tanto el acudir con mascarilla, echarse hidrogel y la distancia de seguridad, como el protocolo de las prendas tras ser probadas por un cliente», explicó Armengol, quien tiene la vista puesta en el cambio de fase que permita la movilidad entre provincias, lo que dará pie a la llegada de turistas.
En Benidorm, precisamente, el 60% de los establecimientos comerciales están dedicados a los turistas, por lo que su facturación depende de la llegada de visitantes. Pero es que incluso el resto de tiendas dependen de esa clientela, el 30% de sus ventas están estrechamente vinculadas a la actividad turística. El secretario general de la Asociación Independiente de Comerciantes de Benidorm (Aico), Juan José Camarasa, señala que «el verano está perdido, nuestra intención es salvar los muebles». A día de hoy, se estima que entre un 10% y un 15% de los comercios de la ciudad no resistirán esta crisis y se verán obligados a cerrar, esto significa que unos 250 comerciantes bajarán la persiana para siempre.
En Elche, hay un poco de todo. Antonio Bernabéu, de la Asociación de Comerciantes de la avenida de Novelda, quien habla por la experiencia que está teniendo en su negocio de moda, indica que la semana pasada abrieron tímidamente, a ver qué pasaba, y al final de la semana recuperaron a todo su personal que estaba en el ERTE. Bernabéu señala que estos días la respuesta de la clientela está siendo buena. «La gente tiene ganas de cambiar y volver a la normalidad».
El presidente de los comerciantes en Alcoy, Rafael Pérez, señala que la caída de las ventas con respecto a las mismas fechas del año pasado ronda el 40%. «Se trata -señala- de un fuerte descenso, aunque menor del que esperábamos, que estaba cifrado alrededor del 75%. Por ello tenemos que darle las gracias a los compradores». Respecto a la reapertura del centro comercial Alzamora, Pérez señala que «más que competencia es un complemento para nosotros».
En lo que respecta a la hostelería, la posibilidad de utilizar ya los interiores de los establecimientos a un 40% de la capacidad propició la reapertura de restaurantes sin terraza, aunque aún los hay que esperarán a la siguiente fase.
