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CORONAVIRUS

Compras sin prisas, hidrogel y desinfección constante

El cliente encuentra gel hidroalcohólico al entrar al complejo, en las tiendas y al probarte ropa

Compras sin prisas, hidrogel y desinfección constante

No habían dado aún las noticias de las 11 en la radio del coche, cuando bajaba con el automóvil la rampa hacia el aparcamiento de un centro comercial. «Anda si hay muchos coches», pienso. No había podido aparcar en una calle cercana por falta de espacio. Además, la cola de acceso al centro comercial que se veía desde el exterior acabó de convencerme para dirigirme al parking.

Una vez que entré al establecimiento, ya me encontré el primer dispensador de hidrogel, que era imprescindible utilizarlo. No así los guantes que se ofrecían. Ahora, lo más obligatorio de todo era la mascarilla en su sitio: ni debajo de la nariz ni en el cuello. Cuando después de media hora recorriendo el complejo me acerqué a la entrada principal, vi como un operario impedía entrar a un señor porque no llevaba una de protección. «Pues voy a por una», dijo el hombre, con mucha tranquilidad.

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Abren los centros comerciales de Alicante

En mi periplo por dos centros comerciales de Alicante, vi que en el interior, la zona de juegos infantiles y de descanso estaban precintadas; y que las tiendas abiertas tenían clientes mirando prendas y otros en caja pagando. En algunas de ropa, incluso, había cola. Un turno que la gente esperaba pacientemente con su mascarilla puesta. En la que estuve durante un tiempo, hablé con la señora que había delante. Le pregunté si sabía de alguna oferta que hubiera en el interior. Y acerté. Rosi, que así se llama la mujer, se había visto todo el catálogo de la tienda por internet y ya sabía las prendas de baño y los pantalones que se iba a comprar «porque están muy baratos. Y es la segunda vez que vengo hoy porque me he equivocado de talla», reconocía. Todo ello con nuestras mascarillas puestas, aunque, a veces, te pierdes parte de la conversación.

A decir verdad, yo no tuve paciencia para esperar en esa cola. Ahí me di cuenta de que la «nueva» normalidad no va estar exenta de turnos de espera. Por tanto, sería conveniente dejarse las prisas fuera, en la calle. Olvidarte de ellas. Aun así, pensé que lo interiorizaría para la próxima vez. Y me fui a otra tienda de ropa donde la cola estaba en la caja, por lo que no esperé para entrar. Pero sí tuve que pararme ante el dispensador de hidrogel que tienen en todos los locales. Allí había un chico para advertírmelo, al igual que a la salida me dijo que mi vía hacia el exterior era otra zona y no por donde yo pretendía hacerlo. Otro cambio a asumir. De pronto vi un conjunto de blusa y pantalón muy veraniego. Decidí probármelo. Antes de entrar al probador, me volví a mojar las manos con hidrogel. Yo ya estaba limpia y las prendas que me iba a probar, también. Porque las tiendas lo desinfectan todo antes de abrir. Incluso cerca del probador tienen una máquina de vapor que hace esta labor. «Y las que devuelven entran otra vez en el proceso de desinfección o tienen que cumplir una cuarentena», según me explicó la chica que me atendió. Al final, la blusa no me quedaba bien.

Prendas

También cuando fui a El Corte Inglés me explicaron el proceso. «Las prendas utilizadas en el probador y no vendidas son sometidas a una higienización mediante vapor, exposición a luz ultravioleta-C, u otras fórmulas válidas y acreditadas», me contaron fuentes del centro.

Además, en los probadores también se guarda la distancia social de dos metros y se limpian después de cada uso, al igual que en los baños, otro punto clave en la higienización. «El personal de limpieza está permanentemente en los aseos», coincidieron en señalar los responsables de los centros comerciales.

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