Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Los pueblos cierran el paso al virus

En los municipios con menos de 1.000 habitantes solo se ha producido una muerte por covid-19 y en la gran mayoría de estas localidades no ha habido ningún enfermo

Los pueblos cierran el paso al virus

Los datos que al fin ha publicado esta semana la Conselleria de Sanidad Universal y Salud Pública sobre la incidencia de la pandemia de covid-19 por municipios han corroborado lo que hasta ahora era una impresión generalizada: que el virus había atacado con mayor dureza los entornos urbanos. Los espacios rurales o con una menor densidad de población han aguantado mucho mejor la crisis sanitaria, al menos hasta la fecha. Tan solo un fallecimiento de entre el medio millar que se han producido en la provincia ha tenido lugar en un municipio de menos de 1.000 habitantes. Pero no solo eso, sino que en 39 de las 52 localidades alicantinas que no alcanzan esa población no se ha registrado ningún caso de coronavirus, y en las otras 13 ha habido uno o a lo sumo, dos.

Tal y como ha venido recogiendo este periódico, los vecinos de estos municipios se aplicaron a sí mismos el confinamiento a rajatabla desde el primer momento. Temían que, dada la avanzada edad de la mayoría de la población, un hipotético caso pudiera degenerar rápidamente en un brote capaz de diezmar un padrón ya de por sí escaso. Los datos muestran que ese celo a la hora de quedarse en casa ha resultado decisivo. Al mismo tiempo, la escasez demográfica y la falta de movilidad y de relación con personas ajenas al círculo más próximo han contribuido a mantener a raya el virus.

De hecho, José Vicente Fernández, alcalde de Daya Vieja, localidad donde la Conselleria señala que se ha producido ese único fallecimiento en un municipio de menos de 1.000 habitantes, asegura estar «perplejo» por ese dato, porque hasta esta semana no tenía constancia de que se hubiera producido ningún deceso por coronavirus en la localidad «ni nadie de Sanidad se ha puesto en contacto con nosotros para comunicarnos nada». Cuenta que los vecinos «han sido especialmente responsables; todo el mundo ha estado confinado» y no ha salido de casa más que para lo imprescindible, al tiempo que el Ayuntamiento «ha estado y está desinfectando a diario». Medidas de prevención que, al margen de ese fallecimiento, han tenido efecto: solo ha habido dos contagios en un pueblo de casi 700 habitantes.

Fernández lamenta que ese dato del fallecido por covid-19 pueda generar alarma social, porque reitera que «los vecinos han sido responsables», y destaca que el hecho de conformar una comunidad pequeña ha jugado a favor. Sin embargo, cree también que «sería provinciano pensar que somos una isla; antes o después habrá algún contagio, lo que hay que hacer es poner medidas para evitarlo», incidiendo en la higiene y la desinfección, así como en la distancia de seguridad. Una reflexión que en buena medida coincide con la de Matilde Torregrosa, teniente de alcalde de la Torre de les Maçanes, donde se registró uno de los primeros casos de covid-19 en la provincia que a la postre ha sido el único declarado allí. Pese a que la vecina afectada residía fuera del casco urbano y se aisló en su vivienda, entre la población se instaló un cierto pánico, que propició que se extremaran las precauciones.

«La gente ha seguido las normas», explica la edil, hasta el punto de que «hubo quien rechazó ayuda para las tareas básicas porque no quería tener en casa a nadie» por temor al contagio. Un miedo que, ahora que la movilidad deja de estar restringida, incluso se acentúa, en la misma línea que apuntaban hace unos días alcaldes y vecinos de la comarca de El Comtat. «Hay quien piensa que la gente que venga de fuera va a traer el virus», señala Torregrosa. En este sentido, ella cree que «no hay motivo para relajarse en cuanto a precauciones» y comprende ese miedo, pero a la vez recuerda que «también los de aquí podemos contagiarnos al ir a comprar fuera y traerlo», por lo que insiste en llamar a la calma.

La misma inquietud se vive en Sella, donde el contagio de un vecino «sirvió para que la gente se mantuviera un poco más en alarma y no se relajara», explica Pablo Giménez, teniente de alcalde. «Hay miedo», señala, por el contacto con el resto de la comarca y al ser la localidad bastante visitada. En este sentido, no obstante, el problema han sido más «los moteros que han subido en tropel», más que los turistas en sí, «que han venido bien equipados».

Una mayor valoración de los espacios rurales tras la pandemia

Una mayor valoración de los espacios rurales tras la pandemiaFuentes de la Cátedra Avant contra la Despoblación de la Universidad de Alicante (UA) destacan que las zonas rurales han destacado en esta pandemia como «espacios de resiliencia» donde la crisis sanitaria se ha podido sobrellevar mejor que en los entornos urbanos. Así, consideran que «lo que la ciudad antes despreciaba se ha convertido en un activo», sobre todo en lo relativo a la calma, a la ausencia de contacto con muchas más personas y a los «circuitos de proximidad en la alimentación». Estas circunstancias, junto con el desarrollo del teletrabajo, «han incidido más en que se perciba el medio rural como una oportunidad vital», aunque al mismo tiempo han puesto de manifiesto «la necesidad de garantizar servicios como las telecomunicaciones». Eso sí, corroboran que el coronavirus ha contribuido a «asociar de manera simple la ciudad con el covid-19», pese a que una cosa no se corresponda automáticamente con la otra. Y eso ha derivado en un cierto «miedo al forastero, un recelo» que puede llegar a ser «difícilmente superable» si no se lleva a cabo la pedagogía necesaria desde todas las instancias oportunas, más aún teniendo en cuenta que la situación ha hecho «repensar» muchos juicios de valor sobre el medio rural, dándole una imagen más positiva.

Noticias destacadas sobre la desescalada y el coronavirus en Alicante:

El ingreso mínimo vital beneficiará a 43.000 hogares de la provincia con pocos recursos

Alicante controlará las playas con drones y parcelará la arena con balizas

Los pueblos de la provincia cierran el paso al virus

El Hospital de Sant Joan crea una consulta para detectar de forma precoz daños pulmonares por el Covid-19

OPINIÓN | En memoria de todos ellos, por Javier Moll

OPINIÓN | Con la gente o contra la gente, por Juan R. Gil

Generación Maldita: Más de la mitad de los parados por la crisis del covid-19 son jóvenes menores de 35 años

Compartir el artículo

stats