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Escuela próxima en la distancia

El bajo número de alumnos y el mayor contacto con las familias en los colegios de zonas rurales facilitan el seguimiento académico y compensan carencias como las malas conexiones a internet. Los centros ceden material informático a quienes lo necesitan

Aula vacía en el colegio de la Torre de les Maçanes, que cuenta con apenas una veintena de alumnos. LLÚCIA TORREGROSA

La suspensión de las clases presenciales por la pandemia de covid-19 ha obligado a toda la comunidad educativa, y a los docentes en particular, a realizar un gran esfuerzo para que los escolares puedan continuar con su aprendizaje. El número de alumnos a los que hacer un seguimiento online de su evolución y la dificultad de algunos de ellos para acceder a internet han sido solo algunos de los contratiempos a los que se han tenido que enfrentar en este curso tan atípico. Por ello, los centros más pequeños han visto cómo su tamaño suponía una ventaja en estas circunstancias.

La enseñanza casi personalizada de la que hacen gala los colegios de zonas rurales en su día ha cobrado más importancia con el confinamiento, ya que el reducido número de alumnos y el estrecho contacto que hay con ellos y sus familias ha facilitado ese seguimiento. Tal y como destacan responsables de algunos de centros de la provincia de estas características, el hecho de ser pocos ha permitido a los maestros estar muy al tanto de la situación y las necesidades de cada alumno, y no sólo las de tipo meramente lectivo sino incluso materiales. Fernando Martínez, director del colegio rural agrupado (CRA) Azahar, en La Matanza (Orihuela) y Callosilla (Callosa de Segura), explica por ejemplo que «el profesorado se ha portado» llevando libros a casa de los alumnos que lo necesitaban.

No obstante, uno de los mayores apoyos que se ha prestado en este sentido ha sido tecnológico, ya que hay centros que han cedido parte de su material informático a alumnos que no tenían en sus casas dispositivos adecuados. La directora del colegio de la Torre de les Maçanes, Llúcia Torregrosa, comenta que se decidió optar por esta fórmula para garantizar a los escolares su derecho al aprendizaje, al igual que en Salinas, donde el secretario del centro escolar, Gabriel Jover, señala que «priorizamos a las familias más desfavorecidas, o que por vivir en diseminados no tenían conexión a internet». Eso ha permitido «trabajar con el 100% del alumnado».

Un trabajo, que, con todo, ha habido que adaptar a la situación. «Tenemos que fiarnos de los alumnos, de si hacen bien el trabajo», cuenta el director del CRA Azahar. Los escolares han dado muestra de ello, incluso «fotografiando lo que hacían y enviándolo por el móvil» si no tenían otra opción. Eso sí, Fernando Martínez recalca que «insistí mucho en que no se encargara a los alumnos más trabajo del que harían en circunstancias normales». «Les hemos dicho que lean, que escriban, que hagan manualidades... Pero que en cualquier caso no se apuren», apunta por su parte Llúcia Torregrosa. También Gabriel Jover se muestra «orgulloso de los maestros y las familias», por el trabajo que se ha hecho. «Estamos en permanente contacto con los alumnos, nos envían las tareas que hacen y nosotros hacemos videoconferencias con ellos».

Combatiendo la soledad

Si la escuela ya es de por sí un espacio de socialización para los niños, en los centros rurales esto cobra aún más sentido, especialmente en los que tienen varios aularios como el CRA Azahar. Se da la circunstancia añadida de que en La Matanza y Callosilla buena parte las viviendas se encuentran diseminadas. «Hay 36 barrios, está todo muy disperso y para muchos niños la escuela es el único sitio donde se ven; los amigos a lo mejor viven a 5 kilómetros», explica el director. Por ello, no poder salir del domicilio ha supuesto un gran impacto. «Al menos han podido salir a jugar a la puerta de su casa», al vivir en el campo, añade.

Martínez lamenta que la situación haya obligado a suspender todas las actividades de convivencia entre los aularios que se programan cada curso, entre las que destaca un musical en el Teatro Circo de Orihuela. «Echamos de menos el contacto, que es uno de los rasgos fundamentales de la escuela rural». Una preocupación que comparte Torregrosa. «Hay niños que viven en el campo o que no tienen hermanos, y que en la escuela hacen vida social; esto ha sido muy largo y para algunos ha resultado muy triste», aunque por otra parte recalca que «han estado mucho mejor en este entorno rural que en una ciudad».

Los centros, eso sí, han tenido que enfrentarse a la precariedad de las conexiones a internet. «Ha sido un impedimento, sobre todo en el diseminado», recalca la directora del colegio de la Torre de les Maçanes. Algunos «han tenido que contratar más megas para poder estar conectados». También en La Matanza «la brecha digital está ahí; había gente que no tenía más que un móvil», apunta el director del CRA. En Salinas, en cambio el problema ha sido otro: «No hay copistería». Por ello, el centro ha facilitado todo el material necesario, repartiéndolo con la ayuda del alguacil municipal.

Facilidad para adaptar los centros por su alumnado

Facilidad para adaptar los centros por su alumnadoLos docentes confían en que la crisis sanitaria no tenga impacto sobre su actividad a largo plazo, e incluso creen que les será más fácil adaptarse a las pautas de distancia social que haya que seguir por su bajo alumnado. «Aquí hay muy pocos, pueden estar adecuadamente separados, y por lo demás incidiremos en la higiene», señala Llúcia Torregrosa. Fernando Martínez también apunta que «pueden estar uno a dos metros de otro; la única complicación que vemos es en Infantil, por sus características».

Las claves

Las clavesCercanía

Conocimiento directo del alumnado y sus familias

- El trato directo entre los docentes y los escolares hace más fácil el seguimiento de su aprendizaje online.

Relajación

No exigir a los escolares más de lo habitual

- Los maestros apuestan por no encargar más trabajo que en circunstancias normales.

Material

Dotación de medios a quienes lo necesitan

- Los centros han facilitado material informático y otros medios a los alumnos que han necesitado esta ayuda.

Falta de contacto social

Mayor soledad al no poder hacer actividades juntos

- La imposibilidad de hacer actividades de socialización ha supuesto un problema.

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