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El futuro de los sectores económicos

El mármol fía su supervivencia a la obra pública y a los mercados exteriores

Las empresas alicantinas trabajan durante el estado de alarma al 50% de su capacidad, sirviendo algunos pedidos internacionales y con parte de sus plantillas en ERTEs

Trabajadores de Marcotsa, en la cantera de Monte Coto. áxel álvarez

El sector del mármol se encaminaba a principios de año a encarar un ejercicio que pintaba bien, según los empresarios, por la buena respuesta de los mercados internacionales, lo que veían como una oportunidad para poder resarcirse de la grave crisis exportadora de los últimos años que ha provocado un goteo de cierres de industrias y de concursos de acreedores. De hecho, la cincuentena de empresas asociadas hoy a la patronal sectorial son la mitad de las que operaban antes de 2008.

Una reducción del tejido empresarial que ha supuesto la pérdida de puestos de trabajo y continuas regulaciones de empleo. Sin ir más lejos, Levantina, el gigante del sector con sede en Novelda, ha aplicado dos ERE entre 2019 y 2020, que han afectado a casi 300 trabajadores en conjunto. Y, debido a la crisis del coronavirus, en abril también presentó un ERTE para más de 600 empleados, con reincorporaciones en turnos rotatorios, según los sindicatos.

Así, la irrupción del covid-19 a nivel global ha venido a truncar todas las buenas expectativas de comienzos de año, según el análisis más franco que realiza Luis Horcajuelo, CEO de las firmas Visemar y Marcotsa, que fundamentalmente se dedican a la extracción (Monte Coto), aunque también elaboran producto y comercializan.

Más rápido

Sin embargo, expertos como el catedrático Martín Sevilla, del departamento de Análisis Económico Aplicado de la Universidad de Alicante, creen que la recuperación del mármol puede ser más rápida que la de otros sectores, porque su operatividad en estos meses de estado de alarma no se ha visto tan afectada como la de actividades que han tenido que cerrar. «Han podido servir pedidos de exportación y la construcción, también, ha estado funcionando, aunque no de forma intensa», argumenta el catedrático. Además, Sevilla prevé que cuando la exportación se mueva, el sector empezará a reactivarse. «Se pueden retrasar encargos, pero no perderlos como quien no ha tenido actividad». Tradicionalmente, el comercio exterior ha sido el pilar principal de la industria de la piedra natural y a él vuelve a fiar su futuro, según los propios empresarios.

Otra baza que Sevilla apunta como vía para sustentar la salida de esta crisis, al margen de las ayudas de apoyo a sectores y familias, es la de la obra pública. Una alternativa en la que coincide con David Beltrá, presidente de la Asociación Mármol de Alicante, quien reclama «medidas para reactivar las infraestructuras, la rehabilitación de espacios públicos, las reformas o la obra nueva y que se elijan productos nacionales, como el mármol», destaca. Es decir, la exportación y el impulso de las infraestructuras son dos de los factores a los que se aferran las empresas del mármol para mantenerse en el mercado.

Desde enero

El presidente de la patronal es más optimista que otros industriales a la hora de pronosticar la vuelta a lo que ahora se denomina la nueva normalidad. «Vamos a salir más rápido que en anteriores crisis, que duraron más años, ya que en esta hay una causa clara y conocida. Es un problema mundial que ha puesto a todos los países a intentar dar una solución al problema sanitario», argumenta. Esta industria del Corredor del Vinalopó empezó a notar los efectos de la crisis del coronavirus en enero, dado que muchas firmas que se dedican a la extracción tienen a China como destino principal de gran parte de los bloques en bruto que comercializan. Y fue en el gigante asiático donde primero se detectó el virus. «En marzo, ya se extendió por otros países, pero aún se pudo trabajar algo. Ahora, los mercados están cerrados», insiste Luis Horcajuelo, que cuenta con cerca de 40 trabajadores entre sus empresas. Los últimos datos de comercio exterior reflejan que las exportaciones provinciales de las manufacturas de mármol cayeron un 12% en marzo respecto al mismo mes de 2019 y las de material en bruto, un 18%, según el ICEX.

En estos meses, la actividad se ha reducido al 50%, aproximadamente. Muchas mercantiles están trabajando con menos empleados al haber recurrido a un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) para ajustarse a la demanda, procedente del área del Golfo Pérsico, que en marzo adelantó sus operaciones por la inminencia del Ramadán, además de Asia, EE UU, Rusia o Italia. «Pero eso fue en los primeros momentos de la crisis. Después, los mercados se paralizaron conforme se extendía la pandemia por el mundo», explica David Beltrá. «Y siguen cerrados», certifica Francisco Castelló, director de Bateig Piedra Natural, empresa de Novelda que explota sus propias canteras y dispone de fábrica con maquinaria de nueva generación, donde trabajan unos 60 operarios.

Si la industria de la piedra natural, uno de los motores económicos del Medio Vinalopó, opera ahora a medio gas, cuando las empresas echan cuentas se encuentran con que la facturación puede haber caído más de un 50%, según los casos, afirman empresarios del sector.

Un cambio

«Esta situación ha venido sin avisar y ha parado el mundo. La mezcla de la crisis del coronavirus con la económica es una bomba difícil de controlar a corto y medio plazo», prevé Francisco Castelló, quien incide en que la emergencia sanitaria también ha obligado a retrasar inversiones previstas y, sobre todo, «ha cambiado la perspectiva de futuro, que, ahora, es a muy corto plazo». «De semana a semana», apostilla el eldense Juan Antonio Santo, ejecutivo de varias firmas, entre ellas, Bemarsa, que suman cerca de 80 empleados.

Santo también tiene otra empresa en Marruecos, «que, igualmente, está parada», añade. Desde el cierre de los mercados, este empresario lanza unos 6.000 emails diarios a su base de datos de clientes, con fotografías de nuevos productos. «¿Y sabes cuántos me responden? Dos o tres. Eso da idea de la atonía que hay en todos los mercados», lamenta.

Este industrial, que también presidió la asociación sectorial, es uno de los más pesimistas sobre el futuro de esta industria en general, aunque reconoce su intención de resistir y de seguir reforzando su actitud emprendedora. Santo ve complicada una recuperación sin lastres. Para él, «todo depende del mercado exterior». Y piensa que «si no hay un cambio en la tendencia internacional, habrá empresas que sufrirán mucho». Castelló también prevé un «futuro complicado, porque es una crisis global y no tiene el mismo origen que las anteriores. Está provocada por la expansión de un virus». Aun así, no se deja vencer y dice que «de todas las crisis se sale con trabajo, esfuerzo, sacrificio y superación».

Por su parte, los sindicatos quieren ver el vaso medio lleno. Destacan que en la anterior recesión hubo muchos despidos. «En esta, ninguna empresa del sector ha cerrado y ninguna ha aplicado el ERTE para el 100% de la plantilla», subraya Miguel Ángel Mira, de CC OO. El representante sindical prevé que en agosto o a principios de septiembre pueda haber una recuperación paulatina de la actividad, porque ya están entrando pedidos.

Comprensible es que la percepción sobre la salida de esta crisis sea dispar entre los empresarios y bascule entre el pesimismo y la esperanza. Para ellos, llueve sobre mojado. «El sector ya estaba herido antes del covid-19», subraya Horcajuelo. «Muchas empresas venían haciendo ajustes sobre reajustes», insiste el presidente de la asociación, refiriéndose al impacto que supuso la última crisis, de la que aún no se ha recuperado el sector, y que provocó la desaparición de empresas y un aumento del paro.

Menguada

De hecho, desde la recesión de 2008, el tamaño de esta industria ha menguado bruscamente. De las más de 120 empresas que en 2006 estaban asociadas a la patronal, se ha pasado a poco más del medio centenar, y de las casi 8.000 personas que empleaba, se ha bajado a una cifra de entre 4.500 y 5.000. El mármol está acostumbrado a remontar, se repiten y animan los empresarios, pero también asumen que «llega muy castigado por la última recesión y por la crisis de China en 2014, que redujo significativamente su demanda», según Horcajuelo. Y Castelló también advierte de que, si la crisis del covid se alarga, «pequeños talleres y grandes empresas lo pasarán mal».

Ante este túnel en el que se encuentran y en el que aún no vislumbran la luz, aunque puede abrirse paso cuando se reactiven los mercados internacionales, los marmoleros ven imprescindible el apoyo a la liquidez y una financiación con la que puedan acometer, incluso, proyectos bloqueados. Por eso, valoran los créditos ICO, aunque critican que no están llegando a todos.

Una salida a través del modelo cooperativo o la agrupación para ganar competitividad

El sector vuelve a reclamar a la Administración una adaptación de la norma sobre la industria extractiva

Tras las sucesivas crisis que ha ido encadenando la industria del mármol provincial en los últimos años, el tamaño del sector se ha ido encogiendo, lo que se ha convertido en un hándicap. En estos momentos, las poco más de cincuenta empresas asociadas a la patronal suponen un grupo mayoritario de pymes y talleres, además de unas pocas empresas de gran tamaño. Una estructura que a las más pequeñas les impide salir al mercado con productos competitivos. «Y eso no depende del coronavirus», alerta el catedrático Martín Sevilla, del departamento de Análisis Económico Aplicado de la UA.

Nuevas fórmulas

El experto considera que los empresarios deben aprovechar estos momentos de cambios y plantearse fórmulas distintas, como las agrupaciones, «para no competir entre ellos y concentrar esfuerzos de cara a salir de la forma más rápida y mejor» de esta crisis. Por su parte, el empresario Luis Horcajuelo apuesta por «la fórmula de la cooperativa, similar a las del sector agrario, como una alternativa para ganar competitividad. Sería una medida de cara a la supervivencia», añade el industrial, quien, no obstante, asume que el planteamiento no encuentra aún excesivo eco en el sector, pero cree que en algún momento se debe entrar en este debate.

Y el otro hándicap que arrastra el sector durante largos años es el de las canteras. El presidente de la patronal Mármol de Alicante, David Beltrá, vuelve a reclamar a la Administración autonómica una «adaptación de la normativa sobre la industria extractiva. Asumimos que tiene que haber contrapartida por nuestra parte, pero lo cierto es que en la zona se necesita esa adaptación para dar seguridad», insiste David Beltrá.

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