Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

CORONAVIRUS

Cereceda: «Vivo con terror pensando en que lleguen turistas antes de tiempo»

«Desde finales de febrero pedimos cancelar el Imserso porque iba a ser un foco de contagio tremendo», relata

Cereceda: «Vivo con terror pensando en que lleguen turistas antes de tiempo»

Licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad de Alicante en 1983, a esta especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública le ha tocado dirigir una de las áreas más azotadas por la pandemia del covid-19, con cerca de 800 contagios confirmados y más de un centenar de muertos. Como muchos sanitarios del departamento, Rosa Louis Cereceda también se contagió de coronavirus, así que sabe bien lo que supone sufrir esta enfermedad y el desgaste que genera en el paciente. Ahora, ya recuperada y cuando la crisis sanitaria parece que se empieza a estabilizar, hace un llamamiento a la prudencia: «No podemos relajarnos porque estamos ante un virus muy peligroso».

P ¿Cómo se ha vivido esta pandemia desde dentro en una zona tan castigada por el coronavirus como la Marina Baixa?

R Ha sido muy duro. Los primeros días estábamos todos expectantes, pero desde finales de febrero comprobamos que podía darse una situación muy grave. Al principio empezamos a buscar casos sospechosos y hacerles el PCR. Se pensaba que no había transmisión comunitaria, que sólo era gente que había tenido un contacto con China o con Italia. Las alarmas saltaron cuando comprobamos que sí existía esa transmisión comunitaria.

P Y a partir de ahí, ¿qué?

R Los primeros casos se pudieron rastrear muy bien, pero de un día para otro empezaron a haber muchos, muchísimos contagios seguidos, y entonces ya pierdes el control. Eso es lo que tenemos que evitar que vuelva a pasar.

P ¿Cómo se ha abordado la atención a los pacientes?

R Lo único positivo es que no se ha dejado a nadie sin atender. A diferencia de lo que ha pasado en otros sitios, aquí todo el mundo ha tenido la atención sanitaria que requería en cada momento. Sin embargo, estamos en una situación muy triste y es que todavía no hay un tratamiento efectivo sobre el que tengamos seguridad de que estamos haciéndolo bien. Nosotros no estamos acostumbrados a trabajar así, viendo que ha entrado una persona que estaba bien, a las dos horas se pone fatal y a los dos días se ha muerto. Y eso todos los días, varias veces al día; la gente se ha muerto sola. Como médico siempre piensas que tú quieres curar a todos, pero es que ves que no puedes. Es algo demoledor, que te rompe el alma.

P Con el desgaste que eso supone, tanto mental como físico.

R Los trabajadores sanitarios están agotados, al límite. De hecho, al personal todavía no le hemos dado permisos. Ahora, en este momento de valle, van a empezar a descansar porque no sabemos lo que se nos puede volver a venir encima.

P Con tal avalancha de pacientes, ¿reconoce que el Hospital de La Vila se ha quedado pequeño?

R ¡Claro que se ha quedado pequeño! En poco menos de un mes, desde mediados de marzo a mediados de abril, tuvimos 515 casos -el doble de la capacidad de camas que tiene el hospital-, todos de golpe. Tuvimos que diseñar dos circuitos, habilitar otra zona de Urgencias, mover la Oncología a la Clínica Benidorm, crear camas de UCI en otras zonas del hospital,... Desde el primer momento también llamamos a las dos clínicas privadas que hay en Benidorm y hemos tenido una colaboración enorme de ambas. Les hemos derivado muchos pacientes. Si no fuera así, no habríamos podido. Y también hemos sido los expansores (de pacientes) de covid-19 en UCIs de hospitales de toda la provincia, desde Dénia a Orihuela.

P ¿Saben quién fue el paciente cero en esta comarca?

R El primer caso que detectamos acudió a una clínica privada. Era un señor mayor, de otra comunidad autónoma, que solía ir a bailar a salas de baile en Benidorm. Los dos siguientes casos fueron dos amigos de este señor. A partir de ahí, todo lo que vino detrás.

P ¿Por que la Marina Baixa ha sido una de las zonas con mayor número de contagios?

R Porque hay mucha población mayor y porque la gran mayoría de casos han sido importados. A finales de febrero, nosotros empezamos a estar espantados con el Imserso, empezamos a pedir que por favor se cancelaran los viajes, entendiendo que era una medida política terrible. Aquí había que valorar la economía y la salud. Pero el Imserso sabíamos que podía ser un foco de contagio tremendo. También a mediados de marzo, cuando se debía haber cerrado Madrid, vino muchísima gente que trajo el virus y propagó los contagios. Aquello fue una explosión.

P Estamos en plena desescalada y con muchos sectores reclamando que haya más apertura y que sea más rápida.

R Por eso nosotros estamos tan preocupados. Si ahora mismo empieza a venir otra vez gente de todas partes, puede ser un horror. El estado de alarma ahora mismo es absolutamente necesario. En cuanto se levante, aquí se nos viene otra vez España entera. Y en el momento en que eso suceda, y si empiezan también a llegar aviones y turistas de todas partes antes de tiempo, vamos a estar en una situación muy, muy comprometida. Vivo con terror pensando en ese día. El agotamiento de los profesionales y del sistema sanitario harían que ahora mismo no pudiéramos soportar un brote igual de fuerte que el de marzo.

P ¿Y qué hay de la economía?

R La economía es muy importante, pero no nos sirve de nada si estamos todos muertos. Hay que hacerlo poco a poco. Con la fase 1, determinados sectores ya empiezan a despertar y, para el resto, se tendrán que dar ayudas a empresas, apoyo económico a la gente... Estamos ante una enfermedad muy peligrosa. Hemos tenido 25.000 muertos, pero sin confinamiento hubiese habido medio millón, cada uno con su nombre y apellidos.

P ¿Cómo ha de ser entonces el desconfinamiento a su juicio?

R Yo apuesto por que se vaya abriendo la mano muy poco a poco, con muchísima cautela, prudencia, y estudiando mucho qué pasa en cada fase. No hay que ver el confinamiento como un castigo, sino como un salvavidas.

Compartir el artículo

stats