CORONAVIRUS

Reencuentro con la Santa Faz tras su doble confinamiento por el coronavirus

Fieles a la Reliquia aguardan desde primera hora la apertura del monasterio, tras dos meses cerrado, para ser los primeros en ver la imagen

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Santa Faz abre sus puertas

Había ganas de ver a la Santa Faz. No cabe ninguna duda. Tras más de dos meses doblemente confinada (en el camarín y en el monasterio), la Reliquia se reencontró ayer con sus fieles más fieles, que no dejaron pasar ni un solo minuto para romper un distanciamiento físico forzado por el covid-19.

A las 10 horas estaba anunciada la apertura de las puertas del templo, y antes de esa hora ya había gente haciendo tiempo a las puertas, en la plaza de Luis Foglietti. Entre ellos, Margarita, Javier y sus dos hijos (Javier y Gabriel). Estaban ansiosos, emocionados, y así lo transmitían sus ojos, a salvo de la mascarilla. «No se pudo venir el día de la romería de Santa Faz, porque se suspendió por el coronavirus, pero aquí estamos hoy. A primera hora», explicaba la madre de la familia, que no pudo reprimir las lágrimas mientras el acceso seguía cerrado. Su fidelidad a la Santa Faz es incuestionable, como la de buena parte de los alicantinos. «El día de la romería, siempre nos levantamos a las cuatro de la mañana y llegamos para la primera misa. Este año, nos tuvimos que conformar con ver la misa -que se celebró a puerta cerrada- por televisión», relata uno de los hijos, quien asiente al preguntarle si la Santa Faz es una «tradición familiar». También tiene claro que este 2020 harán la romería, aunque sea fuera del calendario oficial. Eso sí, esperarán a que se flexibilicen las franjas horarias para no incumplir ninguna normativa. «Hoy hemos venido en coche desde Alicante, pero ya vendremos haciendo el camino», puntualiza la madre.

En el primer día de la fase 1 en la ciudad de Alicante, lo que supone en la práctica el permiso para la apertura de centro de culto al 30% de su capacidad, ya hubo fieles que completaron los kilómetros que separan la Concatedral de San Nicolás -que ayer también abrió- con el monasterio de la Santa Faz. Con todo, se espera que el primer gran flujo de romeros llegue este próximo fin de semana. Así lo confirmó el capellán de Santa Faz, José Luis Casanova, quien admitió que ayer, después de tantos años al frente del monasterio, fue un día muy especial. «Me he emocionado mucho al reabrir las puertas después de dos meses cerradas. Dos meses en los que han pasado muchas cosas, en los que se ha ido mucha gente, algunos de ellos muy cercanos a la Santa Faz, en los que aquí no se ha dejado de rezar por la gente, dos meses muy intensos para todos», explicó el sacerdote, mientras recordaba la figura de Juan Pablo II, al cumplirse ayer un siglo de su nacimiento. «Él dijo que había que abrir las puertas de la Iglesia de par en par. Por eso, he pensado en él al abrir las puertas (del monasterio). Ha sido muy emocionante».

Cuando lo hizo, al otro lado, una decena de personas aguardaban para ser los primeros en reencontrarse con la Santa Reliquia, que ayer observaba «cara a cara» a los fieles que se acercaron a visitarla. «Le hemos dado la vuelta porque hasta que no pasemos a la fase 2 no se va a poder visitar desde dentro [en la zona del camarín]», explicó el capellán, mientras mostraba la nueva «imagen» del templo.

Más distancia

Todo estaba más espaciado de lo habitual. Con menos bancos. Y muchos letreros con mensajes inéditos en una iglesia. «Dos personas por banco», por ejemplo, era uno de los que más se repetían dentro del templo. Otros indicaban la ubicación extraordinaria del confesionario en tiempos de coronavirus, habilitado en una sala de aspecto sobrio: con una mesita, dos sillas, un crucifijo y un par más de símbolos religiosos. En este nuevo escenario, tampoco faltaba el hidrogel, que deben echarse los fieles en las manos nada más entrar al monasterio, en una visita donde no puede faltar la mascarilla.

Por esta rutina de higiene pasaron los fieles que acudieron ayer a la primera misa en Santa Faz tras la irrupción del coronavirus. En ella, el capellán puso la mirada en los afectados por la pandemia, tanto en los fallecidos y en sus familias, en los enfermos, como en aquellos que sufrirán las consecuencias de la crisis socioeconómica que ya asoma. «Van a estar muy presentes todos estos días. A ver si entre todos conseguimos mantener la solidaridad y la humanidad que ha aflorado estas semanas. Pediremos para seguir avanzando», añadió el sacerdote, que celebrará misa diaria en la desescalada: de lunes a jueves (18.30 horas), los viernes (11.30 y 18.30 horas), los sábados (19 horas) y los domingos (8, 10 y 12 horas).

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