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Los socorristas de la provincia lanzan un SOS ante el covid-19

Los profesionales del salvamento piden un protocolo de protección contra el coronavirus para realizar este verano los servicios en las playas y piscinas alicantinas

Una socorrista observa la playa. INFORMACIÓN

¿Qué pasará con las playas en verano? Es una de las grandes incógnitas que buscan una respuesta cada vez con más urgencia. Está claro que este año no se verá la clásica imagen de la arena plagada de toallas y sombrillas ni las piscinas a rebosar de bañistas. El aforo deberá estar controlado. A medida que se acerca el momento las preguntas aumentan en los colectivos cuyo escenario de trabajo no es otro que las playas y las piscinas. Entre ellos los que velan por la seguridad de los usuarios, los socorristas, que todavía desconocen cómo serán sus vidas en los próximos meses al carecer de un protocolo del Gobierno contra el covid-19.

Una de las preocupaciones de los trabajadores alicantinos es cómo realizar los rescates en el agua a personas que desconocen si están infectadas con el virus. Aunque el coronavirus no se transmite en el agua según estudios recientes, sí que puede ser letal en un contacto tan próximo con las personas como el que se necesita para salvar a alguien en serio peligro. «Va a ser uno de los problemas que tengamos. Hay muchos socorristas que tienen miedo porque la víctima que necesite ayuda puede estar infectada y eso es algo que desconoceremos todos, por lo que tendremos que estar en máxima alerta durante todo el tiempo», relata Jorge, socorrista que habitualmente presta sus servicios en las playas de la Vega Baja.

«Estamos expuestos y lo que no podemos hacer es llevarnos al agua una mascarilla para realizar el rescate», señala. En verano las intervenciones de los socorristas se cuentan por centenares. Incidencias de todo índole que en estos momentos constituye un riesgo para los primeros que acuden en auxilio de los necesitados.

«Las picaduras de medusas o de peces araña, lipotimias, infartos.... todo ello supone estar en contacto con las personas, por lo que necesitamos un protocolo de actuación para minimizar el riesgo», afirma José Carlos, socorrista de Alicante que espera que en los próximos días circulen unas líneas de actuación de cara a la temporada de verano.

Pero no sólo el problema es el contacto con las personas para solucionar los problemas físicos que puedan tener, ahora se suma la obligatoriedad de la distancia de seguridad entre los usuarios. Todavía se desconoce cómo se realizará, pero lo que es evidente es que el aforo quedará reducido y no será tan fácil colocar la toalla sobre la arena ¿Cómo se gestionará? Es la gran incógnita. Los socorristas tienen claro que parte de esta labor recaerá sobre ellos aunque la dificultad ahora mismo se antoja mayúscula. «Imagino que junto con la Policía Local tendremos que vigilar que los usuarios cumplan el distanciamiento, pero la dificultad de controlar a la gente en un espacio tan grande es máxima. Además, ¿Cómo hacemos cuando la gente se meta en el agua?» señala José Carlos, que considera muy complicado llevar a cabo medidas de restricción de gente. Su máxima preocupación, no obstante, es atender las urgencias sin correr peligro de contagiarse. «Somos los primeros en atender a las víctimas hasta que vienen las asistencias sanitarias y en muchos casos puede suponer un riesgo importante, nosotros llevaremos mascarillas en el botiquín pero la gente que venga a la playa seguro que no, afirma el socorrista.

Ya hay puntos de España en los que ya ha comenzado el servicio de salvamento y socorrismo con medidas importantes, por ejemplo en Baleares donde los profesionales han recibido cursos de protección para realizar rescates, hacer la RCP y utilizar los desfibriladores. Las mascarillas y las pantallas protectoras ya forman parte de la indumentaria habitual de los socorristas. Se trata de evitar el contacto físico con los bañistas, y en caso de tener que realizar curas o traslados,se realizarán manteniendo la distancia de seguridad

Se trata de un escenario nuevo sin precedentes en la que los socorristas tendrán que extremar las precauciones en sus servicios.

Los cursillos de natación, más que nunca en el aire

Los cursillos de natación, más que nunca en el aireBuena parte de los clubes de natación ya dan por hecho que este verano salvo sorpresa no habrá cursillos para los más pequeños. La necesidad de mantener la distancia de seguridad entre las personas es una de las razones que hace muy difícil impartir este verano los cursillos de natación, dejando a muchos clubes sin buena parte de sus ingresos previstos. También se han restringido mucho los cursos de socorristas, limitando al mínimo las plazas por monitor y con medidas especiales de protección.

Más de 70 trabajadores siguen sin poder subrogarse a la UTE

El servicio de vigilancia debía de haber comenzado el pasado fin de semana, pero se retrasará hasta junio

Este pasado fin de semana era la fecha prevista para que comenzara el servicio de vigilancia de las playas alicantinas, pero el covid-19 lo ha retrasado todo. Tampoco existe una necesidad imperiosa al estar prohibido el baño y la franja horaria en la que los nadadores están en el agua no coincide con el horario habitual del servicio de vigilancia. Pese a todo, los más de 70 trabajadores que están pendientes de subrogar sus contratos a la UTE formada por Ebone y Embesur se encuentran pendientes de la esperada firma para comenzar a pensar en el nuevo escenario. El servicio debía entrar en funcionamiento el día antes del Domingo de Ramos (4 de abril), con motivo de la Semana Santa. La vigilancia de las playas se tenía que prolongar hasta el Lunes de Pascua. También estaba previsto servicio el día de Santa Faz y todos los fines de semana y festivos del mes de mayo. Sin embargo, ninguno de estos servicios se prestó al cerrarse todas las playas por el coronavirus. Todavía no hay fecha para permitir el baño. Está previsto en el contrato que el servicio diario se prolongue del 1 de junio a 15 de septiembre, y hasta mediados de octubre los fines de semana.

En cuanto a los lugares permitidos para realizar las actividades acuáticas, además de La Cantera, accediendo por la Playa de la Albufereta, y la Playa de San Juan, con acceso frente al antiguo Hotel Sidi, la modificación incluye a la Playa de Urbanova, accediendo a través del canal náutico con rampa de acceso público situado en frente de la desaladora, entre la zona de aparcamiento de la entrada norte y el acceso 14. Esta nueva zona será exclusiva para las embarcaciones permitidas.

La Policía Local es la encargada de supervisar temporalmente el desarrollo de estas actividades deportivas.

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