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«Con el estado de alarma es muy complicado ofrecer al difunto el adiós que merecería»

La flexibilización del confinamiento en parte de la provincia permite ya organizar pequeños funerales. Juan Ramón Planelles, de Grupo ASV Servicios Funerarios, explica que los velatorios son ahora de tres horas y para diez personas

Juan Ramón Planelles delante de una muestra de ataúdes del tanatorio La Siempreviva, en Alicante. Foto de Rafa Arjones

El profundo dolor que se experimenta con la muerte de un ser querido es, probablemente, más amargo cuando se impone una privación de abrazos de consuelo entre aquellos que le querían. Enfrentarse al duelo de un fallecimiento arropado por familiares y amigos y compartir un espacio donde expresar sentimientos y ofrecer apoyo es una tradición cultural que, como tantas otras, se ha visto alterada por las medidas de contención y distanciamiento del coronavirus. Tanatorios y empresas funerarias han readaptado sus rutinas para seguir directrices que han trastocado la liturgia de estas solemnes ceremonias.

«Nuestra labor es apoyar y acompañar a las familias y poder cumplir sus deseos para la despedida de su ser querido. Ahora, por el estado de alarma en el que estamos inmersos, es muy complicado ofrecer al difunto el adiós que merecería. Pero dentro de las limitaciones impuestas, estamos haciendo todo lo posible para cuidar esa faceta», sostiene el coordinador de la zona de Levante del Grupo ASV Servicios Funerarios, Juan Ramón Planelles.

La provincia de Alicante se encuentra en estos momentos dividida entre las demarcaciones que continúan en la fase cero del plan de desescalada y las que ya han dado el salto a la fase uno. En las primeras, sigue vigente la prohibición de organizar velatorios y sólo tres personas pueden acompañar al féretro en el momento del entierro o en el crematorio. Es el caso de las áreas de salud de Alicante y Elche. En el resto del territorio y desde el pasado lunes, sí se pueden oficiar reuniones con hasta 10 personas en lugares cerrados y 15 al aire libre. Con ello, ese último adiós puede ser muy diferente, por ejemplo, en Crevillent o en Orihuela.

Para adaptarse a esta doble realidad, la empresa en la que trabaja Planelles está aplicando ya un nuevo protocolo donde se han relajado las prohibiciones. «En vez de velatorios tan largos como antes los estamos organizando de hasta tres horas y hemos retirado parte del mobiliario para ajustarlo al número de personas permitido», explica. Siempre, eso sí, respetando las directrices de distanciamiento e higiene y con una férrea rutina de desinfección de espacios públicos que en los tanatorios se repite varias veces al día. Por descontado, el uso de geles desinfectantes y mascarillas se ha generalizado entre trabajadores y usuarios.

Juan Ramon Planelles Moll en el tanatorio La Siempreviva, en Alicante. Rafa Arjones

«Es de agradecer la comprensión mostrada por parte de las familias a todas las restricciones a las que se han visto sometidas. Ha sido y continúa siendo difícil explicarles que no se puede velar a su difunto o que no se puede realizar una ceremonia de despedida o una misa en la capilla o en la iglesia de su población», describe .

La situación llega a veces a ser tan complicada que, incluso él mismo, confiesa haber pedido disculpas. «La pasada semana, a las puertas del cementerio, estuve tratando la cuestión con un amigo cuya madre había fallecido. Le pedía disculpas por las restricciones. Es evidente que tenemos que cumplir con la normativa, pero debemos empatizar siempre con las personas en momentos tan delicados y más en estas circunstancias. Él forma parte de una familia amplia y muy unida y solo tres de ellos podían asistir a la inhumación», explica. «En nuestra experiencia durante estos días se ha repetido la misma pauta en todas las familias: adaptarse a las limitaciones impuestas por la normativa con responsabilidad pese a lo doloroso de la circunstancia».

Proteger a la plantilla

Los cambios en las empresas funerarias y tanatorios van más allá de las ceremonias. También han variado las normas de trabajo para proteger a una plantilla que se enfrenta al contacto con el covid-19. Solo en la provincia de Alicante se registraban hasta ayer 479 defunciones por causa de coronavirus.

Juan Ramón Planelles sostiene que desde que se decretó el estado de alarma, «he percibido la incertidumbre y la lógica preocupación en mis compañeros por la posibilidad de contagio que podía existir para ellos mismos y sus familias en el desarrollo de nuestra labor. Nadie quiere llevarse el virus a casa. No todos lo recuerdan, pero los trabajadores y trabajadoras de los servicios funerarios, como otros profesionales de sectores sensibles, se están enfrentando cada día a situaciones delicadas para poder cumplir con su deber y en estos momentos, su labor es especialmente difícil», valora. En ese sentido tiene claro que «el esfuerzo y dedicación» de los trabajadores han sido «ejemplares».

«Desde el inicio de esta crisis se activaron todos los medios posibles para protegerlos tanto a ellos como a las familias a las que atendíamos. Nuestro servicio de prevención también se volcó para modificar turnos, adaptar jornadas y tomar las medidas oportunas para minimizar los riesgos de forma personalizada», asegura

Menos restricciones

Y aunque en el sector, poco a poco, se va permitiendo recuperar cierta normalidad, Planelles tiene claro que «esto no acaba aquí, no puedes bajar la guardia. Ahora tenemos que regresar a una fase menos restrictiva y tan importantes son las medidas aplicadas hasta ahora, como las que tenemos que continuar tomando para mantener el nivel de servicio y seguridad que hemos ofrecido hasta ahora».

«Vamos a continuar trabajando coordinados con los hospitales, geriátricos, ayuntamientos, cementerios, registros civiles y de paz y el resto de organismos que nos permiten desarrollar nuestra labor, en las zonas donde tenemos presencia, para poder continuar ofreciendo nuestro soporte y ayuda a las familias que han perdido a un ser querido en estos momentos tan complicados», concluye.

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