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Una llamada frente a la incertidumbre

112 voluntarios de Cruz Roja y la UMH intentan canalizar el estrés, la ansiedad y el miedo de las personas que han perdido el trabajo o están solas

La pandemia y sus consecuencias generan estrés, ansiedad y depresión. información

Ansiedad, estrés, tristeza, miedo e incertidumbre. Estas emociones generadas por los problemas socioeconómicos que ha traído consigo la pandemia de coronavirus son las que se encuentran cada día al otro lado del teléfono los voluntarios de Cruz Roja y de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH).

«Cuando surgió la idea de ayudar de forma voluntaria pensamos en personas mayores que se podían sentir solas en el confinamiento, pero la realidad nos ha derivado a atender a gente de todas las edades que lo está pasando mal porque han perdido el trabajo o han visto desaparecer sus ingresos y tienen dificultades para cubrir sus necesidades básicas», explica el coordinador del programa conjunto con Cruz Roja #LaUMHteAcompaña, el catedrático de Psicología, José Joaquín Mira.

«Nos encontramos con personas a las que se les han acumulado los problemas. La pandemia ha roto muchas vidas. No ven salida a la situación en la que se encuentran y pensar en el futuro les genera ansiedad. Además, muchas de ellas conviven con un grado de ansiedad diario y sostenido, latente pero continuo, lo que es peligroso, por si todo esto se reactiva y volvemos a la crisis sanitaria del principio. Es un miedo que está ahí», indica Darío Gómez, uno de los voluntarios que atiende llamadas todos los lunes.

Como Gómez, un total de 112 voluntarios de la ONG y de la universidad, se unieron a la iniciativa que, a juzgar por sus cifras, ha resultado todo un éxito. En apenas dos semanas ya llevaban más de 200 atenciones realizadas y a fecha de hoy, una semana después, alcanzan las 465.

«En apenas tres días recibimos una avalancha de peticiones para unirse a la iniciativa como voluntarios entre alumnos, ex alumnos y profesores», destaca Mira. Los participantes provienen del ámbito sociosanitario, Psicología, Terapia Ocupacional, Fisioterapia, Farmacia o Medicina y de los máster de estas áreas del conocimiento.

El perfil de la persona que llama en busca de ayuda es variado, señala el voluntario de Cruz Roja Jesús Ballester. Desde personas muy mayores que se sienten solas -algunas contaban con asistencia presencial de Cruz Roja que ahora no pueden disfrutar para salir a la calle a hacer la compra o dar un paseo- otras que ya padecían trastornos depresivos que se han agravado por esta situación, personas que se ven sin trabajo y sin recursos por primera vez y no saben como gestionarlo y otras que simplemente tienen la necesidad de compartir sus miedos y preocupaciones porque aunque vivan acompañadas se sienten solas, resume este licenciado en psicología que hasta la llegada del coronavirus colaboraba con Cruz Roja en temas de formación.

«Hay personas que ven que su situación económica ha empeorado, están en un Erte o se han quedado sin trabajo y ven que el futuro es muy incierto porque su empresa está mal, pero miran alrededor y ven que las demás también», añade Jesús Ballester.

La forma de ayudar no es exactamente la de una terapia psicológica al uso al ser una atención telefónica. Consiste sobre todo en ofrecer una escucha activa, hacer ver a los usuarios sus propios recursos y reforzar los positivos y canalizar sus emociones. También activar los recursos sociales necesarios a través de Cruz Roja en cuanto a pago de facturas, de alimentos y productos de primera necesidad. O bien activar otro tipo de recursos si se detecta, como ha ocurrido ya, alguna situación de maltrato en casa.

Para ello se ha dividido la asistencia en dos niveles, apunta Mira. Cuando una persona llama a la centralita de Cruz Roja hacen un cribado para ver si necesita que la atienda el grupo de voluntarios que prestan un servicio de acompañamiento y conversación o al grupo del nivel dos, porque requiere una asistencia psicosocial. La duración de las llamadas también varía. Algunas son de diez minutos y otras de una hora en función de las necesidades. Cuando termina la conversación la persona puede solicitar volver a llamar en unos días o ser el voluntario el que se lo proponga y normalmente se produce una segunda y una tercera llamada. En ocasiones la atención puede ser más continuada, aunque un mismo voluntario no habla más de tres veces con el mismo usuario para evitar que la relación traspase lo profesional. Ante la situación, la UMH ha decidido prolongarla tres meses más de lo que dure el estado de alarma.

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