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Veinte mil temporeros garantizan la recolección en el regadío de la provincia

Inmigrantes magrebíes, sudamericanos y subsaharianos afincados desde hace tres décadas a pie de bancal, sobre todo en la Vega Baja, realizan la cosecha de cítricos

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20.000 temporeros inmigrantes arraigados en la Vega Baja garantizan la recogida de cosechas

La falta de temporeros por el cierre de fronteras para la recolección de la producción agrícola en la provincia de Alicante que afecta tendrá un menor impacto el sector en la provincia. Mientras que el Alcoià o en la Marina Alta podrían atravesar dificultades para la recogida de la cereza -en un ejercicio además con la producción mermada por un ciclo de lluvias continuado desde hace meses- en el sur, la Vega Baja o el campo de Elche, donde se concentra la producción agrícola de regadío provincial existe una mano de obra estable, según Asaja.

¿Quien recoge las cosechas de cítricos de la Vega Baja? Quien viene haciéndolo desde hace casi tres décadas. La comarca cuenta con un auténtico ejército de temporeros con experiencia y que vive casi a pie de bancal, según los sindicatos agrarios. Más de 20.000 hombres y mujeres que llegaron a España a buscarse la vida, casi invisibles para el resto del tejido productivo, pero que sostienen una de las principales actividades económicas de la Vega Baja. Los empresarios agrícolas -los de medianas y grandes explotaciones- dudan que vayan a tener que recurrir a la bolsa de empleo puesta en marcha por el Gobierno especial engrosada por miles de parados en otros sectores, como la hostelería-.

Los temporeros hacían y siguen haciendo una faena que la mayoría no quiere hacer. Inmigrantes magrebíes, sudamericanos y subsaharianos en la Vega Baja y trabajan en el campo. La mayor parte lleva décadas arraigado en la comarca. Con toda la familia, sobre todo en el caso de vecinos de origen norteafricano y sudamericano, y menor medida, los subsaharianos. Y sus hijos escolarizados.

Han alquilado o comprado las casas de planta baja que en hileras jalonan los bancales, sendas y caminos rurales de la huerta y pedanías diseminadas a lo largo y ancho de toda la comarca. Y también los pisos del centro de muchas de las pequeñas localidades del Bajo Segura. No es un trabajo fácil. Por eso lo han hecho quienes no tenían alternativa. Ni bien pagado -para la exigencia del mercado antes de la crisis sanitaria- aunque las condiciones laborales han mejorado algo en los últimos años.

La temporada de recogida de cítricos, naranjas en sus distintas variedades y limón da trabajo durante casi todo el año. De septiembre hasta mayo. Y en estas fechas están trabajando además más que nunca, sobre todo en el limón. Antes de la crisis sanitaria la campaña ya estaba siendo muy estable en precios, una buena campaña. Con 0,40 euros el kilo en primera venta para las naranjas. Con el azote de la pandemia últimas variedades han alcanzado hasta los 0,70. La demanda se ha disparado. De la triste imagen de las naranjas y los limones «por los suelos en los bancales», tan recurrente al final de muchas campañas, porque no compensaba el coste de la recolección «se han ido por las nubes», por la demanda interna y de exportación a Europa, según explica José Vicente Andreu, agricultor y delegado de Asaja en la comarca. El único sobrecoste que ha generado la situación de crisis sanitaria es el del transporte. Los trabajadores agrarios utilizan el doble de vehículos para su traslado y poder cumplir la normativa de distanciamiento. La mayor parte de esos sobrecostes los está asumiendo el exportador, que además tiene fletar camiones para la exportación que, al contrario que en una situación comercial normalizada, vuelven de vacío a España. Todavía así les compensa.

Contrarreloj en la montaña y alivio en el níspero

Contrarreloj en la montaña y alivio en el nísperoLa recolección del níspero en la Marina Baja se ha «salvado» por su cercanía a poblaciones del litoral como Benidorm o La Vila con empleados del sector turístico que se han «enrolado» en el campo y al tiempo no pierden sus prestaciones por desempleo. Para la cosecha de cereza en los valles del interior de la Marina Alta y las comarcas del Comtat, l'Alcoià y la Foia, la situación es distinta. Este año no podrán venir trabajadores que otros años llegaban de fuera de España. La bolsa de empleo especial va a ser difícil de activar. La legislación de emergencia prioriza recurrir a parados del mismo municipio o aledaños con muy poca población. Los parados lo son en el sector de la hostelería y servicios. Residen lejos del interior de la provincia. El desplazamiento casi no compensa. Además la temporada de cereza se solapa ya con el comienzo del resto de la fruta de hueso, como la nectarina y el melocotón en Murcia.

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