Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

AUTÓNOMOS EN CUARENTENA

"Abrir la terraza con una sola mesa es inviable, los bares tendríamos que reabrir al final y con garantías"

José María Falcón vaticina que no le será rentable volver a la actividad en hostelería hasta que le permitan cubrir la mitad del aforo de su cafetería

Fachada exterior de Falcons, en Florida-Babel (Alicante). PILAR CORTÉS

El bloqueo de actividad impuesto por la crisis del coronavirus está siendo aprovechado por hosteleros como José María Falcón para realizar pequeñas mejoras en su local. Quiere ofrecer a los clientes la mejor imagen cuando llegue, por fin, el ansiado momento de la reapertura. Casi dos meses de cierre y un desplome total de los ingresos es una mochila demasiado pesada a la espalda de cualquier autónomo. La implantación de la nueva normalidad y las medidas de desescalada permiten al gremio, en principio, volver al trabajo el 11 de mayo, pero las restricciones son tan férreas que la cafetería-pub Falcons, en Alicante, tendrá que seguir cerrada por ahora. «No se puede pretender que abramos solo la terraza con la mitad de ocupación y sacar a los trabajadores del ERTE. En mi caso tengo solo tres mesas en la calle y me quedaría con una. Es inviable, tengo que seguir esperando».

José María sabe bien de lo que habla cuando saca cuentas para que el negocio funcione. Su mayor aval es la experiencia de 40 años dedicado en exclusiva a la hostelería. «El que tenga un local con 100 mesas en el exterior pues quizá pueda abrir la semana que viene, pero yo veo muy complicada la reapertura si no se permite al menos el 50% del aforo completo del local», advierte. Aún así, reflexiona y admite que «con un 30% de aforo me lo pensaría, al menos sacaría dinero para cubrir gastos, aunque tampoco es rentable. Hay que empezar de alguna manera y ya es un mínimo. De todas formas no ha salido la normativa para ver el protocolo sobre cuánta gente se puede reunir o cuánto tiempo pueden permanecer en el local», indica.

Tiempo limitado

El propietario de Falcons vería positivo que, de alguna forma, se limite el tiempo máximo en que los clientes puedan estar en los bares y cafeterías, al menos al principio. «Si abro con una sola mesa y una persona se sienta a tomar un café y se queda dos horas, ¿qué hago? No se puede abrir así, nos quieren comparar con comercio y no lo somos. Está claro que tiene que haber una distancia y un protocolo, pero no tienen en cuenta la rentabilidad. Casi sería mejor retrasar la desescalada en hostelería, prefiero que me dejen para el final. Los bares deberíamos abrir al final y con más garantías», destaca.

El de José María es uno de esos bares que, básicamente, se nutre del trasiego vecinal del barrio y de su ubicación, frente al centro sanitario de Florida-Babel. Del café y la tostada por la mañana y de algo más desenfadado cuando cae la tarde. A su propietario no le asusta demasiado perder la campaña de verano porque al número ocho de la calle Vicente Chávarri no llegan hordas de turistas en busca de sangría. «Lo mío no es la temporada alta, casi al revés. En verano hay más gente que se va a las playas o les gusta estar en terrazas al lado del mar. El turismo no viene a los barrios, para mí, el verano es más bien temporada baja», añade.

5

Hosteleros aprovechan el bloqueo de actividad para hacer mejoras en sus locales

La parálisis social que ha derivado en crisis económica no afecta sólo a Falcón en su casa. Podría decirse que su local es el motor económico de su unidad familiar. Detrás de la barra trabaja él, pero también su mujer, una de sus hijas y, la otra, a temporadas, entre contrato y contrato temporal en otros sectores de actividad. «Éramos cinco personas empleadas y conmigo, seis. He tenido que hacer un ERTE», explica.

Falcón realizando tareas de mantenimiento en su bar. Pilar Cortés

Siguen los gastos

El gerente de Falcons asegura que está aguantando el chaparrón gracias a que no paga alquiler dado que el bar es de su propiedad y porque tiene algo de ahorros. La exigua ayuda de menos de 700 euros que perciben los autónomos no da para mucho y ha solicitado un crédito ICO «para poder seguir y no pillarme los dedos. «En realidad son facilidades, no ayudas, porque es dinero que luego tienes que devolver», puntualiza. Aunque la cafetera no esté en marcha y la puerta siga cerrada, «hay que seguir pagando facturas de luz, agua, seguros y proveedores, que la verdad es que están siendo generosos», añade. «Y no solo eso, porque también tengo que pagar gastos de casa y privados. Del negocio sale el dinero para poder vivir», prosigue.

Con un aforo de 99 personas repartidas entre las dos plantas del local y tres mesas en la terraza, José María vaticina que todavía pasará mucho tiempo hasta que pueda verlo de nuevo lleno. «La vuelta a la normalidad la veo muy difícil. Tardaremos mucho tiempo, la gente tiene ganas de ocio y de poder ir a un bar, pero creo que también tienen miedo de meterse en los locales. Lo que espero es que se encuentre pronto una vacuna o una medicación adecuada y podamos terminar con esta película de terror cuanto antes», concluye.

Compartir el artículo

stats