La crisis económica y social provocada por el coronavirus ha llevado a Cruz Roja a cuadruplicar los servicios que venía prestando habitualmente para poder atender las necesidades básicas de las familias de la provincia. Hace un mes el número de personas que recibió ayuda alcanzó las 26.700 y ahora, a falta de cerrar el balance del segundo mes de la pandemia, las asistencias se han multiplicado. Una cifra que sigue creciendo aunque la incidencia no es homogénea en todas las comarcas alicantinas. La costa y las zonas donde impera la economía sumergida están siendo las más afectadas.
Las previsiones iniciales que manejaba Cruz Roja -ya de por sí elevadas ante lo que se avecinaba- se han desbordado y lo que más preocupa a los responsables de la entidad es la rapidez con la que ha ido aumentando las peticiones de ayuda. En el primer mes desde que se decretó el confinamiento del Covid-19 se atendió al mismo número de familias que en los cuatro primeros meses de la crisis económica de 2008-2012. Pero en este caso los efectos han sido inmediatos. La falta de ingresos en familias sin capacidad de ahorro y con recursos limitados las ha abocado a una situación crítica. Ni siquiera tienen dinero para adquirir alimentos, pagar la luz o hacer frente el alquiler o la hipoteca de la vivienda. Y en un alto porcentaje de casos se trata de personas que nunca han necesitado apoyo externo para salir adelante. El 58% son mayores de 65 años y el perfil mayoritario es el de una mujer con escasas redes familiares o sociales.
Habitualmente cuando hay una emergencia humanitaria ésta suele concentrarse en una zona concreta. Sin embargo, en este caso afecta a toda la población y a todo el territorio al mismo tiempo. Una contingencia sin precedentes que obliga a intensificar los esfuerzos de las Administraciones y las entidades benéficas para que nadie se quede atrás. De ahí la importancia que en estos duros días está teniendo el «Plan Cruz Roja Responde».
Cuando se cumplió el primer mes del decreto del estado de alarma, Cruz Roja registró en la provincia un aumento, en tan sólo una semana, de un 34% respecto al número de personas atendidas a través de los proyectos considerados como esenciales, entre los que figura la entrega de alimentación a familias vulnerables, las ayudas de emergencia social, la teleasistencia domiciliaria, atención a personas sin hogar y apoyo a mujeres víctimas de violencia de género entre otras actuaciones.
Pero la función de los voluntarios no se limita a la entrega de lotes de comida y productos de limpieza e higiene. También están realizando llamadas telefónicas diarias a mayores para comprobar que están bien, se desplazan a farmacias e incluso a hospitales a por medicinas y distribuyen material escolar y menús solidarios.
Atención psicológica
Una de las tareas que está cobrando mayor relevancia es la asistencia psicológica y apoyo emocional que Cruz Roja está prestando, de manera telemática, a los usuarios de los proyectos y personas intervinientes. El servicio ya ha atendido a más de 200 en la provincia de Alicante gracias a la implicación de un centenar de voluntarios psicólogos que atienden, directamente desde sus casas o desde las sedes de las asambleas locales, a las personas que sufren con angustia, incertidumbre y pesimismo esta situación excepcional nunca antes vivida. Para el desarrollo de este servicio la ONG cuenta con la valiosa colaboración de la UMH de Elche, que ha puesto a disposición de esta actividad a psicólogos que se están incorporando a las tareas de atención telefónica de personas necesitadas en toda la Comunidad.
Además, la masiva adhesión social al «Plan Cruz Roja Responde» por parte de socios, voluntarios, empresas, instituciones, prensa y particulares- ha garantizado que el proyecto cuente con los fondos necesarios y pueda completarse con plenas garantías. De este modo en las próximas semanas la organización seguirá haciendo hincapié en la fase de emergencia, que aún no ha terminado, y continuará amortiguando, como estaba previsto, los déficits sociales producidos por el confinamiento, la emergencia y las pérdidas de empleo y de capacidad adquisitiva.
