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«Antes sería impensable que una situación así se hubiera propagado tan rápidamente»

Un enfermero de Pinoso explica cómo ha cambiado la manera de atender a los pacientes desde la perspectiva de la medicina rural

Antonio Mira. INFORMACIÓN

Mucho ha cambiado la atención primaria en España desde hace más de 30 años. De aquellos consultorios en los que médico y enfermero, mano a mano, atendían a toda la población a los equipos de atención primaria actuales en los que un grupo profesional multidisciplinar aborda la salud desde la perspectiva biopsicosocial.

Pero si hay un denominador común en las pequeñas poblaciones, es la cercanía entre paciente y sanitario. El coronavirus ha revolucionado la forma de atender hasta en este tipo de centros. De aquellos antiguos APD (Asistencia Pública Domiciliaria), a las «consultas y seguimientos telefónicos» a los pacientes, que ha impuesto el estado de alarma sociosanitario.

Sobre esta novedosa forma de pasar consulta explica su experiencia Antonio Mira Cantó, enfermero de toda la vida de Pinoso, quien ha vivido la evolución de la atención primaria. «Antes sería impensable que una situación así se hubiera propagado tan rápidamente. No se viajaba tanto ni había tanta actividad social, la vida era de otra manera, más familiar».

Así, el coordinador de enfermería de la población admite que «no se pueden comparar ambas situaciones. El médico era una autoridad, se cumplía a rajatabla el diagnóstico y el tratamiento». Entonces, las visitas a los domicilios eran habituales, tanto del médico como del practicante, pocos inyectables se ponían en el consultorio. Además, añade «no había esas masificaciones a las puertas de la consulta».

Mira recuerda con cariño y admiración la figura del doctor José Pérez Ochoa, «Pepe, el 'metge' todoterreno», cuando diagnosticaban varias enfermedades infecciosas como el sarampión, gripe o la tuberculosis, que también obligaban a guardar aislamiento y confinamiento del resto de la familia. Eso sí, recalca que «el médico seguía realizando las visitas rutinarias en los domicilios para comprobar el estado de salud aunque sin EPIs ni mascarillas». E insiste «eran otros tiempos, tanto a nivel social como económico y las nuevas tecnologías en la medicina no tienen paragón».

Ante esta situación y habituado a dar consejos, una constante en su ADN de enfermero, recomienda un exhaustivo lavado de manos con agua y jabón, cumplir con los protocolos de Salud Pública y tener conciencia como sociedad de que esto «entre todos lo superamos».

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