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Libros por comida contra el virus

Los niños de la calle Avellaneda de Alicante intercambian obras por alimentos no perecederos para los más necesitados en su «feria del libro»

Los niños de la calle Avellaneda de Alicante delante de su particular «feria del libro» para recoger alimentos para los más necesitados. ROBERTO MILAN

Libros por comida. La plaza de la calle Avellaneda, en el barrio de Rabasa, se llenó este fin de semana de libros, para que los niños que allí residen pudieran tener «su particular feria del libro

La iniciativa la llevó a cabo Mayka Jiménez, bibliotecaria de Ciudad de Asís. Consciente de la situación, cuenta «que llevo varios años recogiendo ropa y muchas veces también me dan libros». Así, al coincidir que el pasado jueves se celebró el Día del Libro, «se me encendió la bombilla y pensé que sería bueno para los niños, que son los campeones y los valientes. Ellos se lo merecen todo», cuenta Mayka.

Con el lema «un kilo, un libro», los volúmenes se expusieron en los bancos de la plaza, ya que como comenta la bibliotecaria «ayer domingo, al ser el primer día que los menores podían salir a las calles, sería una muy buena idea que pudieran contribuir con las personas que viven en el barrio y están más necesitados».

Así, los niños llevaron un kilo de comida «como legumbres o arroz, algo no perecedero» y se hizo la permuta, «el que pueda, el que no se lleva su libro gratis», comenta otro vecino. «De esta manera se les hace partícipes de la situación actual que se está viviendo con la pandemia del Covid-19. También pueden distraerse, tener actividad y sentir que están colaborando", añaden ambos.

«En las bibliotecas el Día del Libro suele durar una semana y solemos sacar una mesa a la calle donde se regalan algunos libros que ya están repetidos y muchos niños acuden allí», alude Mayka haciendo una comparación.

Además, agradece a los vecinos que voluntariamente donaron ejemplares, para que este fin de semana se pudiera llevar a cabo esta iniciativa de «sacar la biblioteca a la calle», como lo han apodado. El proyecto comenzó con los libros que tenía la bibliotecaria por casa y poco a poco fue creciendo con la ayuda de otros residentes de la zona. Ella lo tiene claro, «aunque sea un granito de arena tras otro, al final estamos ayudando a mucha gente».

Lo que empezó como una pequeña idea que esta archivera tuvo «cuando sacaba a pasear a los perros», termina siendo una actividad solidaria. Los kilos de comida recolectados se llevarán a la asociación de vecinos y de ahí a Acción Social, que cuenta con la ayuda de varias asociaciones vecinales.

Esta apasionada de la lectura indica que otro de los objetivos es que los niños se entretuvieran y que, a través de los ejemplares, conectaran con sus emociones, recordando que una biblioteca «no es solo un almacén de libros».

Una manera original de estimular y fomentar un hábito como es la lectura.

Solidaridad y altruismo

Otra iniciativa que se llevó a cabo por algunos vecinos de la calle Avellaneda el pasado viernes fue la recogida solidaria de comida. Muchos son conscientes, como comenta uno de los residentes, que «la gente del barrio nos necesita más que nunca».

Así, animaron a dejar bolsas de comida no perecedera en los portales de los edificios a las 8 de la tarde, con la premisa de que «cada uno colabore con lo que pueda».

Con esta acción, ayudaron a la asociación de vecinos del barrio de Rabasa a recolectar alimentos.

Varios de los que allí residen explican que con la situación provocada por el coronavirus «se ha agravado la necesidad de muchas familias y, por supuesto, «toda ayuda es buena».

La idea tuvo una gran acogida y en la calle Avellaneda de Alicante están contentos por ello. Muchas fueron las personas que se prestaron voluntarias para recoger la comida y trasladarla a los más necesitados.

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