La selectividad de este curso será totalmente atípica. La pandemia mundial de Covid-19 ha provocado que la fecha de celebración de los exámenes que dan acceso a la universidad se retrase un mes según lo previsto a inicio de curso, y se haya fijado entre el 7 y el 9 de julio para la primera convocatoria, como se anunció el lunes. Ahora, además, también podría variar su ubicación, pues la Conselleria de Universidades estudiará el caso de cada sede en concreto. El objetivo es garantizar las medidas sanitarias necesarias tanto para el alumnado como para el profesorado que deberá supervisar las Pruebas de Acceso a la Universidad (PAU), en el nuevo contexto que ha generado la pandemia.

La Conselleria de Universidades confirma que se va a estudiar con cada universidad cuáles son las instalaciones que habitualmente se usan para estas pruebas y ver si éstas podrían continuar siendo válidas según las nuevas medidas que recomiende Sanidad. A falta de saber más detalles, lo que parece claro es que los estudiantes deberán estar aún más separados que de costumbre, una distancia de seguridad que podría implicar la necesidad de contar con más aulas o espacios mucho más grandes de lo habitual y, esto, a su vez, conllevaría más profesorado y personal.

Desde la conselleria que dirige Carolina Pascual explican que es una de las cuestiones que están encima de la mesa sobre la selectividad y que en los próximos días se definirán, junto a la nueva modalidad de las pruebas, que tendrán algún modificación para que el alumnado no se vea perjudicado por la crisis sanitaria, que ha cambiado las clases presenciales por la formación a distancia.

La salud e igualdad, prioridades

La consellera explicó ayer que su departamento, Educación y las universidades trabajan con «dos criterios fundamentales: la protección de la salud y el acceso a la universidad en condiciones de igualdad», siempre en coordinación con el Gobierno. Así, las pruebas se realizarán con la aprobación y directrices de la Conselleria de Sanidad y el consenso de las universidades, que «son las que soportan el peso de la organización de las PAU y a las que quiero felicitar por su trabajo, disposición y entrega», detalló Pascual.

Sobre la idoneidad de las instalaciones para realizar los exámenes, la consellera comentó que «hay que ver de forma personalizada con qué espacios cuentan los campus para que haya distancia de seguridad y las condiciones de salud necesarias». «A partir de ahí, y siempre en colaboración con la Conselleria de Educación y con las universidades, en el caso de que sea necesario habilitar otros espacios, se hará», añadió; una medida que ya se estudia en Madrid, donde la evaluación podría ser en Ifema.

«Esta situación genera incertidumbre pero muchas personas trabajan para que las pruebas se realicen y para que las y los estudiantes puedan hacerlas con tranquilidad. La situación es extraordinaria y todos somos conscientes de que las soluciones tienen que adaptarsesituación», insistió Pascual, un el mensaje que el Consell ha repetido las últimas semanas.